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Secuencian el genoma de ejemplares rusos a partir de huesos de hace 16 mil a 43 mil años

La domesticación dio lugar a cambios genéticos en los caballos

Influyó en la formación muscular, miembros, articulaciones y desarrollo del aparato circulatorio

También ocasionó pérdida de la diversidad, y extinción de las especies salvajes

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Saúl Valverde, paciente de cuatro años, con su terapeuta llamado Andariego, un veterano ejemplar retirado de la charrería, que ahora trabaja con niños con capacidades especialesFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Jueves 18 de diciembre de 2014, p. 2

Washington.

La domesticación de los caballos dio lugar a cambios fisiológicos significativos en este animal, los cuales tuvieron lugar a raíz del uso que le dieron los humanos para satisfacer sus necesidades, reveló el lunes una investigación genética internacional.

Los científicos secuenciaron el genoma de antiguos caballos originarios de Rusia a partir de huesos fósiles de 16 mil a 43 mil años de antigüedad, una era muy anterior a la domesticación de estos equinos, que se remonta a hace unos 5 mil 500 años.

Luego compararon esos genomas antiguos con los de cinco especies modernas de ejemplares domesticados, así como con el genoma del caballo de Przewalski, la única raza salvaje que no se ha extinguido y que fue descubierta en Mongolia en 1879.

Estas comparaciones mostraron que los caballos domesticados comparten más similitudes genéticas con sus ancestros salvajes que con el Przewalski aún con vida.

Los autores de la investigación estiman que entre 13 y 60 por ciento del genoma de los caballos de hoy día proviene de especies extintas.

Esto quiere decir que las razas domesticadas descienden todas, al menos en parte, de antiguas poblaciones equinas desaparecidas, concluyeron los autores en el trabajo publicado en los anales de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.

Los científicos también identificaron el grupo de genes sobre los que tuvo más influencia la domesticación; en particular aquellos vinculados con la formación muscular, los miembros, las articulaciones y el desarrollo del aparato circulatorio.

Esto ilustra las adaptaciones fisiológicas que aparentemente fueron resultado del uso que dieron los humanos a los caballos en el curso de los siglos.

Los investigadores también constataron las mutaciones genéticas vinculadas al comportamiento social del caballo y su capacidad de aprendizaje, lo que también refleja el proceso de domado del animal.

Pero el genoma de los caballos modernos contiene, además, gran cantidad de mutaciones genéticas nefastas como resultado de la domesticación, que significaron una gran pérdida de la diversidad genética y la extinción de las especies salvajes.

Nosotros (los humanos) probablemente tuvimos influencia en los genes cuyas mutaciones permitieron convertir al caballo en un animal de transporte, dijo la profesora Beth Shapiro, jefa del laboratorio de paleogenética de la Universidad de California en Santa Cruz y coautora del estudio.

Pudimos identificar los genes que controlan el comportamiento del caballo y su respuesta al miedo, dijo, por su parte, Ludovic Orlando, profesor del Centro de Geogenética de la Universidad de Copenhague.

Estos genes bien podrían ser los que transformaron a los caballos de animales salvajes en ejemplares dóciles, como los conocemos hoy día, agregó.

Pero todo proceso de domesticación tiene un costo si conlleva una acumulación de mutaciones genéticas que atentan contra la diversidad.

Este fenómeno ya fue constatado en plantas cultivadas, como el arroz y en animales como los perros.

La domesticación del caballo permitió revolucionar la civilización y las sociedades humanas, al facilitar el transporte de personas y mercancías, así como la propagación de las ideas, las lenguas y las religiones.