Sociedad y Justicia
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Hay muchas razones para que la construcción del nuevo aeropuerto no tenga sentido

Imponen condiciones de ambiente difíciles de cumplir: especialistas

Las restricciones de resolutivo de la Semarnat implica costos adicionales

Los vasos lacustres de Texcoco son clave y su urbanización coloca en riesgo la futura vialbilidad del área metropolitana

 
Periódico La Jornada
Jueves 18 de diciembre de 2014, p. 43

Las condicionantes que la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) presentó al grupo aeroportuario para la construcción de la nueva terminal internacional de la ciudad de México son severas, lo que podría implicar costos adicionales para dicho proyecto. Además, existen muchas razones para que esta obra no tenga sentido, advirtieron especialistas en materia ambiental.

Para Gustavo Alanís Ortega, director del Centro Mexicano de Derechos Ambiental (Cemda)las restricciones que impone el resolutivo de manifestación de impacto ambiental (MIA) no serán fáciles de cumplir por el promovente, pues son amplias.

Además, dijo, no permiten que se inicie de inmediato la edificación de la nueva terminal, ya que en la mayoría de las condicionantes se establecen tres meses antes del inicio de las obras o actividades, y se tendrá que dar aviso y obtener el visto bueno de la Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental (Dgira) de la Semarnat.

En cuanto a la medidas que se deberán fijar para evitar o reducir la afectación al medio ambiente, mediante seguros, en caso de que las obras se realicen en lugares donde existan especies amenazadas, endémicas o en riesgo de extinción, refirió que no hay opción, tienen que cumplir, y la garantía tiene que ser suficiente y bien sustentada. Será labor de la Profepa y la Dgira asegurar que se cumpla en tiempo y forma.

Este miércoles La Jornada dio a conocer que la Semarnat autorizó la MIA para la construcción del proyecto aeroportuario. A esa noticia, Elena Burns, académica de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y coordinadora de la campaña Agua para Todos, señaló que los vasos lacustres de Texcoco realizan un papel fundamental para el manejo de lluvias extraordinarias en toda la cuenca, y que su urbanización pondrá en severo riesgo la futura viabilidad del área metropolitana, requiriendo por lo menos 120 kilómetros de nuevos túneles a plazo inmediato, lo cual aumentaría la dependencia en trasvases y acuíferos sobrexplotados.

Hay muchas razones para que este proyecto no tenga sentido. Uno es que estamos con un proceso de expansión urbana sin fin. En esa cuenca, que ya de por sí está resultando en la destrucción del patrimonio familiar de miles de familias y es visible en las grietas, inundaciones con aguas negras y afectación de la salud de niños que están tomando agua fósil.

Vicente Espinosa, del Colegio de postgraduados de Texcoco, reiteró que a pesar de darse a conocer el estudio de MIA “no hay información clara y precisa sobre el megaproyecto.

Las partes implicadas tendrán que realizar reuniones con la población con la finalidad de brindar la información en los ayuntamientos que regionalmente serán impactados”.

El problema del tipo de suelo en el que se construirá el aeropuerto, dijo, es que es fangoso. Cuando llueve mucho se estanca el agua y se vuelve pantano. Sin embargo, continuó, eso no está contemplado a detalle en la MIA.

Por el contrario, el biólogo Ricardo Juárez Palacios, de la Academia Mexicana de Impacto Ambiental, consideró que “la historia pluvial de la ciudad de México da la impresión de que los nueve cuerpos de agua propuestos en el proyecto para evitar la inundación del aeropuerto son suficientes.

El modelado de los volúmenes indica que se puede recibir una intensidad de lluvias máximas hasta de 24 horas continuas. Sin embargo, son modelos y deberá valorarse hasta dónde se ajustan a la realidad”.

El especialista subrayó también que las operaciones aéreas afectan la conducta de las aves y por ello es necesario una reubicación inducida, favoreciendo otros cuerpos de agua.