Política
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¡Libres los presos, fin al bloqueo contra Cuba!
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o pasaron inadvertidos los editoriales del influyente periódico The New York Times en torno a Cuba, publicados durante este año que termina, que expresaron posiciones para cambiar la política de agresión de Estados Unidos en contra del gobierno socialista de la isla, que se mantuvo más de medio siglo. Esto explica, en parte, la decisión anunciada hace dos días de reanudar las relaciones diplomáticas entre ambos países y llevar a cabo un canje de presos que trajo finalmente a su patria a los tres agentes cubanos que permanecieron más de 16 años en las prisiones de la metrópoli imperialista hegemónica, a cambio del agente Alan Gross.

Precisamente en uno de esos editoriales, fechado el 2 de noviembre y titulado Canje de presos con Cuba, se reconocía que Gross, un subcontratista del gobierno estadunidense, realizó acciones encubiertas en Cuba, fingiendo ser turista, y transportó furtivamente equipos de comunicación durante múltiples viajes, hasta que fue detenido por la seguridad cubana y condenado en 2011 a 15 años de prisión por actos que atentan contra la integridad del Estado. El texto planteó que la idea del intercambio de agentes, que por cierto varias veces se realizó con la extinta Unión Soviética y con la actual Federación Rusa, provenía de funcionarios norteamericanos no identificados, pero que supongo trabajan en el Departamento de Estado, dada la oposición manifiesta de sectores ultraconservadores de otras secretarías a este tipo de negociaciones con países estigmatizados dentro del supuesto eje del mal. El editorial destacaba las críticas al gobierno de Obama que surgieron en mayo de este año, cuando Estados Unidos negoció la liberación de un soldado hecho prisionero en Afganistán a cambio de cinco líderes del movimiento talibán.

La decisión del canje de Gross por Gerardo Hernández, Ramón Labañino Salazar y Antonio Guerrero Rodríguez dependió directamente del presidente Obama, quien por acción ejecutiva suspendió el resto de las condenas a los reos. En el editorial se destacaba que el intercambio de agentes de inteligencia era justificable si se tiene en consideración el largo periodo que han estado presos, las críticas válidas que han surgido respecto de la integridad del proceso judicial que enfrentaron, y los posibles beneficios que un canje podría representar para lograr un acercamiento bilateral. Se asentaba que valía la pena hacerlo en el caso de Gross, dado que según la perspectiva de los editorialistas, su arresto fue consecuencia de una estrategia irresponsable por parte de su gobierno, el agente estadunidense se encontraba enfermo, había perdido 45 kilos de peso durante su detención y amenazaba con quitarse la vida si no recobraba su libertad. “Si Gross muere estando en custodia –concluía el texto–, la posibilidad de establecer una relación más saludable con Cuba desaparecerá por varios años”. Y añadía: Obama tiene que reconocer que esto es enteramente evitable, pero hay que actuar pronto, y así fue.

Muy destacables fueron las opiniones críticas con respecto al proceso jurídico de los cinco héroes, al admitir que se llevó al cabo con deficiencias de procedimiento y mencionar el hecho de que tres jueces del juzgado de apelaciones del distrito 11 habían revocado los fallos condenatorios, habiendo determinado que un conjunto de factores impidieron que los acusados tuvieran un proceso justo. Se hacía evidente para estos jueces la enorme hostilidad contra el gobierno cubano en Miami, lugar del juicio inicial, y la cobertura mediática que vilipendiaba a los agentes cubanos, lo que resultó en un jurado prejuiciado y parcializado en su veredicto. Sin embargo, en una revisión posterior del caso se dio revés a este fallo y se restituyeron los veredictos.

Este editorial, no obstante la sensatez de las propuestas que finalmente fueron aceptadas por Obama, no dejaba de estar sazonado de juicios en favor de la política imperialista, considerada como agenda prodemocrática de Washington, y a la vez, de satanización del gobierno cubano, calificado de Estado policial. Esto es lógico tomando en cuenta que es un medio de comunicación con autonomía relativa en cuestiones tácticas pero finalmente representante de los intereses estratégicos del imperio. También influyó en el paso dado un hecho destacado en el inicio de otro editorial, que con el significativo titulo de Tiempo de acabar el embargo de Cuba (11/10/14), señalaba que por primera vez en más de medio siglo, cambios en la opinión pública estadunidense y una serie de reformas en Cuba han hecho que sea políticamente viable reanudar relaciones diplomáticas y acabar con el embargo insensato. En esa misma línea, el diario cita una reciente encuesta que establecía que 52 por ciento de estadunidenses de origen cubano en Miami piensan que se debe terminar el embargo y una amplia mayoría quiere que los dos países reztablezcan relaciones diplomáticas, lo que por fin tendrá lugar.

En este mismo articulo editorial se volvía al caso del agente Alan Gross, indicando que la reanudación de relaciones diplomáticas ayudaría a resolver su situación de manera favorable, siempre y cuando, como ocurrió, se hiciera a partir del intercambio por los tres agentes cubanos que se encontraban todavía en prisión. Este paso por parte de Obama, para lo cual no requería respaldo del Congreso, va a permitir a Estados Unidos ampliar áreas de cooperación en las cuales las dos naciones ya trabajan conjuntamente. Éstas incluyen la regulación de flujos migratorios, operaciones marítimas e iniciativas de seguridad de infraestructura petrolera en el Caribe. Asimismo, los editorialistas consideraban que un cambio en la política de Estados Unidos con Cuba, que incentive el desbloqueo de una de las sociedades más educadas del hemisferio, ayudaría a mejorar sus relaciones con varios países de América Latina y a impulsar inciativas regionales dañadas por el antagonismo entre Washington y La Habana. ¡Bienvenidos a la patria!