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Reporte Económico

México 2015: Ojalá que nos vaya bonito

L

os mexicanos hemos vivido en el último ciclo generacional una triste y a veces trágica experiencia de degradación múltiple, que paso a paso nos ha hundido en un foso de miserias cada vez más numerosas, más profundas y más exasperantes.

Hoy, expresiones como corrupción, impunidad, injusticia, criminalidad, militarización, desi-gualdad, desempleo, marginación, agravio, cinismo, ineptitud, abuso, despojo, ira, exasperación,… han cobrado un nuevo sentido y entrado al ánimo social como palabras mayores, como términos lacerantemente descriptivos de una realidad y de un hartazgo generalizado que ahora sí percibe y perfila una amenaza de derrumbe y convulsión si las cosas no cambian.

Por ello 2015 es importante, casi crucial, pues es quizá la úl-tima posibilidad de iniciar un cambio pacífico y ordenado por la vía electoral. El próximo 7 de junio habrá elecciones parciales y se elegirán nueve gobernadores, más de mil presidentes municipales (y delegados en el DF), 700 diputados locales y 500 diputados federales; todos los puestos son importantes para el equilibrio (o desequilibrio) político del país, pero lograr una mayoría progresista en la Cámara de Diputados es vital como contrapeso federal para frenar el desmoronamiento de la Nación e iniciar desde el po-der legislativo su recuperación.

A la derecha, los partidos del neoliberalismo regresivo: PRI, PAN, Verde y Panal, están en ruta de ofensiva, con y sin coali-ciones, en toda la línea.

En la izquierda, los partidos no neoliberales y más o menos progresistas: Morena, PRD, PT y Movimiento Ciudadano, constituyen con todos sus desvaríos, fallas y errores, la frágil esperanza.

Ojalá que estos últimos estén a la altura de lo que la ciudadanía espera de ellos como último asidero para una transición ordenada y pacífica.

Sabido es que Morena está impedido por ley (es su primera elección) para formar coaliciones y que las discrepancias e intereses entre los partidos dificultan la unidad, pero esto, con el debido respeto, a los ciudadanos nos parece ridículo, evasivo, infantil e inaceptable ante la situación del país y ante su responsabilidad de ser la única vía para la expresión ciudadana en las urnas. Pulverizar los votos de la izquierda sería, además, un suicidio político para ustedes y una desgracia para el país.

Ante las circunstancias, les pedimos, les exigimos, un esfuerzo sin excusas para presentar un solo candidato(a) a cada puesto de elección, empezando por las diputaciones federales, en una especie de coalición virtual progresista que focalice y potencie el voto ciudadano. Las y los candidatos únicos a cada puesto serían presentados formalmente por el partido que los postule y los demás partidos no presentarían candidatos pero inducirían sus votos a quien se elija como candidato único (y de todos). Este deberá ser, sobra decirlo, intachable, honesto, capaz, aceptado por todos y comprometido con el ideario de izquierda.

Es fundamental también que este ideario-compromiso de go-bierno sea diseñado y transmitido como un mensaje claro y conciso de lo que propone la izquierda en contraste a las políticas actuales en lo general y al modelo económico en lo particular. Esto es esencial para contrarrestar la estrategia de falsedades, rumores y desinformación que sin duda aplicará la derecha y sus medios para espantar a los ciudadanos menos informados y desalentar el voto progresista.

Ojalá que en este esquema los partidos de centro izquierda logren articular una propuesta y un mensaje comprensivo y concreto en aspectos primordiales para la sociedad: recuperar la seguridad y serenar los ánimos en todo el país; un nuevo enfoque contra la criminalidad; combate real a la corrupción y la impunidad; reconfiguración del sistema de justicia; impulso decisivo a la ecología, la protección de los recursos naturales y el cambio tecnológico a fuentes limpias de energía; compromiso absoluto con las libertades, los derechos humanos y la integración social con especial énfasis en los niños y jóvenes (educación y protección integral), adultos mayores, mujeres y otros grupos vulnerables; avance decisivo hacia la salud y la seguridad social universales.

Ojalá que en materia económica –el eje del conflicto– la plataforma de la izquierda exponga con claridad su propuesta para reencauzar al país hacia un desarrollo inclusivo e integral. Al efecto y en ánimo propositivo enunciamos algunos elementos que consideramos básicos:

1) Reposicionar un estado democrático y a la política económica como los medios para encauzar un mercado sin abusos y distorsiones hacia un escenario de bien común y progreso colectivo. El Estado no puede seguir en un papel de observador pasivo de una economía que se trastoca y derrumba a su alrededor. No queremos un mercado depreda-dor ni tampoco un estatismo ob-soleto; sí queremos un Estado rector, ordenador y participante en lo esencial que garantice y potencie el encauzamiento de todas las fuerzas económicas bajo un modelo de Economía Social de Mercado.

2) Una economía con orden y disciplina monetaria y fiscal, equilibrada, superavitaria y enfo-cada a la producción intensiva y al aprovechamiento racional de todos los recursos humanos, naturales, tecnológicos, administrativos y financieros de que dispone el país.

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3) El desempleo y subempleo son una afrenta directa a la sociedad. Se propone generar empleo en gran escala, con remuneraciones crecientes; contención de precios de los bienes y servicios básicos para mejorar el poder adquisitivo; y un acceso universal a la seguridad social (salud, vivienda y pensiones esencialmente) como el camino para la inclusión, cohesión e integración social del país.

4) Esta generación de empleos y ocupaciones formales en las ciudades y el campo sólo es po-sible si damos viabilidad y trato diferencial y preferencial a las unidades productivas de tamaño menor y medio que son las que generan empleo, equilibrando su participación en el mercado in-terno con una participación aco-tada de las corporaciones mo-nopolistas y las importaciones nocivas. Aplicar criterios de alta productividad y competitividad es válido para el circuito de las empresas globalizadas pero debe relativizarse hacia adentro del país sin sacrificar, por supuesto, calidad y precios para el consu-midor. Dinamizar la agregación de valor y su arraigo en los pe-queños productores servirá como uno de los correctores a la desi-gual concentración del ingreso y la riqueza que ya alcanza en México niveles ofensivos.

5) Mejoras ordenadas, consistentes y sostenidas en los salarios y en los ingresos de los producto-res agropecuarios e independientes garantizan no sólo un mayor bienestar, sino una demanda en ascenso. Las desproporcionadas remuneraciones de la alta burocracia y el servicio público, por el contrario, habrán de disminuir.

6) La función pública debe tomar distancia de la privada y de los negocios; son mundos, ópticas y filosofías diferentes que deben convivir y equilibrarse, pero no entrar en simbiosis para desfalco del país, corrupción y desviación de objetivos.

7) Reorientar la política fiscal para subsanar las inequidades y los dislates de la vigente, llevar los ingresos públicos a niveles internacionales gravando progresivamente al capital, las utilidades y los altos ingresos, y can-celar con seriedad la elusión y la evasión fiscal. Ciertamente todos debemos contribuir al fisco, pero con equidad, exenciones necesarias y fórmulas simplificadas para pequeños contribuyentes de la ciudad y el campo, los mismos que hoy son asediados en forma tan invasiva y agresiva como torpe y arbitraria.

8) Para el campo se requiere una política integral con seguridad de mercado, precios remunerativos, financiamiento, seguros e infraestructura. Los alimentos producidos deben ser, en contra-partida, de óptima calidad, libres de tóxicos y adulterantes. Las siembras (e importaciones) de productos transgénicos serán canceladas y se les aplicará una moratoria indefinida en tanto haya dudas de sus efectos en la salud humana y animal, y en tanto el país no cuente con una estructura científica y tecnológica que permita el desarrollo de semillas propias.

9) El libre comercio internacional es positivo pero sólo si no obstaculiza el desarrollo del país. México habrá de utilizar todas las posibilidades de defensa ordenada de sus productores establecidas en los tratados de libre comercio, o avocarse a su renegociación o sustitución en caso extremo por otros acuerdos comerciales no lesivos. En paralelo, criterios similares de racionalidad habrán de aplicarse a la inversión extranjera tanto directa para impedir las conformaciones monopolísticas y la absorción de empresas nacionales, como de cartera que no podrá exceder ciertos límites potencialmente desestabilizadores para el país.

10) Se procederá a revertir la desnacionalización en curso del petróleo y la energía porque atenta contra la seguridad del país, sus intereses, integridad y sobranía. Se aplicará en su lugar una reestructuración, depuración y modernización de Pemex, CFE y otros organismos para garantizar la autosuficiencia y transición energética del país con eficiencia, tecnologías propias y transparencia; esto sin cancelar la posibilidad de contratación de servicios o equipos foráneos que sean necesarios o convenientes. Se establecerá una moratoria para la explotación de los yacimientos de petróleo y gas de lutitas (shale), conservándolos en reserva hasta que su explotación por Pemex alcance niveles de seguridad medioambiental.

11) Con el mundo buscaremos una interacción abierta e internacionalista para reconfigurar un nuevo orden global de equidad, respeto y paz.

Ojalá los partidos del cambio progresista se superen a sí mismos y nos ofrezcan una opción viable de poder real.

Ojalá la ciudadanía sepa responder, conciente de estar en la que tal vez sea la última llamada para lograr un cambio democrático vía las urnas.

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