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Jazz

El jazz en el Palacio de Bellas Artes

E

ntre la incertidumbre de siempre y la obstinación de todos los días, 2014 cerró a tambor batiente por todos lados. En la ciudad de México se presentó el libro El jazz en el Palacio de Bellas Artes (1962-2011), una edición de lujo en la que Susana Ostolaza –catedrática de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán– y Alberto Zuckermann –pianista de excepción y crítico musical– dan fe de todos los conciertos de jazz que se han celebrado en este recinto. O de casi todos.

“Te puedo asegurar que aquí está al menos el… 95 por ciento de todos los conciertos –comenta el maestro Zuckermann–. Pudiera haber 5 por ciento que no hayamos encontrado, porque nosotros investigamos al máximo, pero en los archivos del Palacio había muy poco material. Yo esperaba encontrar información más o menos nutrida de los años 60 y 70, pero había muy poco, casi nada. Fue algo decepcionante.

Entonces nos metimos a hemerotecas. Hubo mucho trabajo en la hemeroteca de la Ciudadela, en la de la Universidad Nacional Autónoma de México y en la de Hacienda, que está en el Centro. También fuimos al Cenidim (Centro Nacional de Investigación, Documentación y e Información Musical Carlos Chávez), donde esta chica Géraldine (Célérier) empezó a hacer un acervo, aunque ahí en el Cenidim faltaba orden; está muy desordenado ese acervo de jazz, pero sí encontré algunas cosas ahí.

A todo esto se sumó, por supuesto, el acervo documental del propio Alberto, pues gracias al trabajo periodístico que ha desempeñado a través de los años, y a la infalible melomanía de la vida entera, el maestro es propietario de una de las colecciones jazzísticas más importantes del país.

El libro es una minuciosa, detallada –y en más de un sentido admirable– secuencia de programas, fechas, intérpretes, repertorios, notas de prensa, comentarios de Zuckermann y textos tomados directamente de los programas de mano que han circulado en la Sala Manuel M. Ponce y en la Sala Principal de este palacio.

Gracias a este libro, pudimos puntualizar que el primer concierto de jazz en el Palacio de Bellas Artes se celebró el 26 de enero de 1962, en la Sala Principal (o Sala de Espectáculos), y que estuvo a cargo del célebre trompetista Chilo Morán, con un sexteto integrado por Pablito Jaimes (piano), Humberto Cané (contrabajo), Salvador Agüero (batería), Juan Ravelo (sax barítono), Jesús Aguirre (trombón) y el propio Chilo en la trompeta, los arreglos y la composición de tres de los 10 temas interpretados esa noche.

Cuatro músicos de este sexteto (Chilo, Agüero, Ravelo y Aguirre) volvieron a presentarse en la Sala Principal en octubre de ese mismo año, pero ahora como parte de la Orquesta de Chico O’Farrill, célebre trompetista y compositor habanero que radicó en nuestro país hasta que las presiones y la mala leche de Venus Rey (líder sindical de los músicos en aquellos tiempos) lo hicieron emigrar a Estados Unidos.

A fines de 1962, también tocaron en el palacio Bud Shank (octubre), Dizzy Gillespie (noviembre) y Oscar Peterson (diciembre), ofreciendo dos funciones cada uno de ellos. Aunque éste fue sólo el principio. Poco después, sólo en la década de los 60, llegarían a ese mismo escenario figuras nacionales como Tino Contreras y Chucho Zarzosa, e internacionales como Dave Brubeck (63, 67 y 68), Stan Getz con Astrud Gilberto, The Modern Jazz Quartet (65 y 69), Erroll Garner, Newport All Stars, Thelonious Monk, Dizzy Gillespie (62 y 67), Clare Fischer, Woody Herman, Herbie Mann, Cannonball Adderley, Jacques Louissier, Duke Ellington Willie Bobo, Walter Wanderley, Art Blakey, Bola Sete, Chico Hamilton, Eumir Deodato y Milton Nascimento.

Ya en 1968, las autoridades en turno decidieron que los conciertos de los jazzistas mexicanos se verían y escucharían mejor en la Sala Manuel M. Ponce, un pequeño foro al lado de la Sala Principal, costumbre ésta que se fue heredando de administración en administración hasta nuestros días. El último concierto de un jazzista mexicano en la Sala Principal se llevó a cabo el 26 de noviembre de 1978, cuando el Cuarteto de Juan José Calatayud presentó, junto con la Orquesta Sinfónica nacional, los Diálogos para combo de jazz y orquesta, de Howard Brubeck.

Este escenario no se volvió a abrir para los jazzistas nacionales hasta el 4 de octubre de 2005, cuando ante una Sala Principal totalmente llena, se rindió homenaje a los pioneros del jazz en México, con la participación de Iraida Noriega, Enrique Nery, Héctor Infanzón, Eugenio Toussaint, Verónica Ituarte, Diego Maroto, Cráneo de Jade y la Big Band de Pepe Mata. En 2011 se autorizó una segunda edición de este homenaje a los pioneros; las localidades volvieron a agotarse y entonces intervinieron Olivia Revueltas, Héctor Infanzón, Enrique Nery, Francisco Téllez, Iraida Noriega y Yekina Pavón.

En 2014 se propuso una tercera y última edición de estos reconocimientos para los grandes maestros del jazz mexicano, pero las autoridades en turno consideraron que esto no vale la pena. Salud.