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Corrupción y ausencia de estado de derecho generaron la descomposición, opina

Todos los actores políticos deben sumarse a combatir la crisis, afirma María Marván

Los poderes Ejecutivo y Legislativo, reacios a avanzar en transparencia, dice la investigadora

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Los partidos políticos están erosionados, expresa María Marván durante la entrevista en la UNAMFoto Luis Humberto González
 
Periódico La Jornada
Lunes 12 de enero de 2015, p. 11

En su trayectoria destaca haber presidido los dos máximos organismos autónomos: los institutos federales de Acceso a la Información y el Electoral. Actualmente es integrante del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Para María Marván, las dimensiones de la crisis que vive el país (por la corrupción y la ausencia del estado de derecho) deberían obligar a todos los actores políticos, no sólo al Presidente, a combatirla, dejando de lado el fuero del que gozan, para enfrentar realmente esta coyuntura.

La crisis que destapa Ayotzinapa, porque no la genera, no pudo ser motivada sólo por los 43 estudiantes desaparecidos. Es que hay una profunda descomposición y estamos llegando al límite. Lo que destapa es que no solamente hay una profunda crisis política, con una fuerte erosión de los partidos. Hay una descomposición no sólo política, social y económica, sino una combinación de los tres factores que la torna muy profunda.

Si frente a esta situación, subraya Marván, pensamos que simplemente es suficiente llorar a los muertos, decir que superemos el dolor y dar la vuelta a la página, nos vamos a equivocar. Lo que hace falta es una recomposición institucional, social y económica que realmente mire hacia el futuro.

La corrupción en todas sus vertientes refleja una preocupante ausencia del estado de derecho, frente a lo cual ¿qué vamos a hacer? ¿Más leyes para que no se cumplan, para que no pase nada cuando se incumplan?

Más de 10 años después de que se aprobó la primera legislación en materia de transparencia, subraya Marván, se puede corroborar que la lógica de que reduciría la corrupción no se ha cumplido y se puede ver que una cosa es mayor transparencia y otra poder acabar con la corrupción en México.

–En algún momento el presidente Enrique Peña Nieto habló de que la corrupción era un asunto cultural.

–Es la mejor manera de decir que, por tanto, no tiene remedio. Aceptar eso como explicación es como asumirlo como destino manifiesto. Por ello es positiva la propuesta de crear el sistema nacional anticorrupción (SNA), porque se parte de que es un fenómeno sistémico. Expresar eso es diferente a asumir que es cultural. Quiere decir que el conjunto de leyes y prácticas administrativas están diseñadas para permitir nichos y espacios de corrupción.

No obstante, señala los objetivos que debe fijarse el diseño de ese sistema: Preocuparse más por la prevención que por el castigo. Más que pretender tener las cárceles llenas de corruptos, lo que queremos es que no haya manera de ser corrupto en este país. Si hay un hecho de corrupción, debería tener un camino administrativo y penal para sancionarse, para que no haya impunidad.

Marván considera que ha habido resistencias de los poderes Ejecutivo y Legislativo para lograr mayores avances en materia de transparencia, a pesar de lo cual se ha logrado alcanzar una legislación de avanzada, comparativamente, a escala internacional.

–Sin estar asociada a esquemas contra la corrupción, ¿ha servido de algo, además de corroborar que hay muchos corruptos en el país?

–Algún día un colega suyo me dijo que la transparencia sin rendición de cuentas se llama cinismo. No quisiera repetir la frase sin acotarla. Hay que reconocer que es indispensable avanzar en el SNA, pero también admitir que ha habido avances importantes para no dejar la idea de que la transparencia y el acceso a la información no sirven de nada.

En esa lógica, Marván censura la respuesta presidencial a las investigaciones periodísticas que revelaron los alcances del conflicto de interés de la Presidencia con la casa blanca de su esposa, Angélica Rivera. “Aún aceptando la explicación que se ofreció, ello no resuelve lo que es el problema central: el conflicto de interés.

¿Por qué un empresario que fue beneficiado con obras, que estuvo a punto de ser beneficiado con el tren México-Querétaro, es dueño de la casa en que vive y presta dinero a la señora, por decir algo, en condiciones poco ortodoxas? En las explicaciones ofrecidas, nada se ha hablado de ese conflicto de interés. O no lo entienden o creen que ningún mexicano lo comprende. Eso es un problema grave, porque la corrupción en México comienza precisamente con los conflictos de interés.

En este contexto, para Marván parte medular de las reformas en materia de corrupción debería comenzar con la eliminación del fuero a funcionarios y legisladores, para evitar complicidades, porque no hay autoridad corrupta si no hay un empresario o ciudadano que lo corrompa, asegura.

La ex presidenta del Ifai cuestiona que en el decálogo presidencial no se atrevieron a tocar el fuero. Mientras eso no se haga, estamos apapachando la corrupción y el incumplimiento de la ley, lo cual impide que no se pueda destituir a un diputado. Eso nos lleva al absurdo de meter en la cajuela a una persona para que tenga el fuero de legislador.

Agrega: La Presidencia de la República (no Enrique Peña Nieto) es jurídicamente irresponsable, como también los diputados y senadores, en lo personal y lo colectivo. Si no cumplen con su trabajo, no pasa nada. A eso me refiero cuando digo irresponsables. Un ejemplo claro en el caso del Congreso es la falta de rendición de cuentas. Ahí no se necesitan facturas, basta con decir me lo gasté y punto. Y ello no es por falta de normas, porque hay un reglamento de transparencia que obliga a dar informes, pero si no los rinden no pasa nada.