Opinión
Ver día anteriorMartes 13 de enero de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Educación y ciencia en la relación México-EU
U

no de los aspectos en la reunión realizada la semana pasada entre los presidentes de México y Estados Unidos, que pese a su importancia ha recibido muy poca atención, es el que se refiere a las acciones que han emprendido los dos gobiernos para impulsar la educación, la ciencia y la tecnología. Se trata de un cambio sustancial en la relación bilateral, que no sólo podría beneficiar a las dos naciones en el corto plazo, sino, además, estaría abriendo un camino que anteriormente no era claramente transitable para México.

Nuestra vecindad con una de las mayores potencias científicas y tecnológicas del orbe (o quizá la mayor) no ha representado para México ningún beneficio en el desarrollo de sus propias capacidades en estas áreas. Por el contrario, la imagen resultante es la de una gran disparidad que puede documentarse fácilmente con cualquier indicador del desarrollo educativo o científico-técnico entre los dos países, por ejemplo: el gasto por alumno en el nivel terciario de educación (26 mil dólares en Estados Unidos contra 8 mil en México en 2011) o el número de investigadores por millón de habitantes (4 mil en Estados Unidos contra 386 en nuestro país, también en 2011) o el porcentaje del producto interno bruto destinado a investigación y desarrollo (2.8 por ciento de nuestros vecinos y 0.4 de nosotros en ese año), todos datos del Banco Mundial.

¿Cómo explicar este desequilibrio? La fórmula o respuesta fácil es invocar la ignorancia y las políticas equivocadas seguidas en el pasado por nuestras autoridades. Pero además, en mi opinión, se puede proponer la existencia de políticas deliberadas que han dado sustento a la dependencia. Como quiera que sea, a pesar de la disparidad, el desarrollo científico de nuestro país, aunque limitado, ha estado siempre relacionado con Estados Unidos, pues desde varias generaciones atrás, investigadores mexicanos se han formado en ese país, y a partir de los años 70 del siglo XX, con la creación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y su programa de becas, sigue siendo uno de los sitios preferentes de los estudiantes mexicanos para realizar un posgrado, pues en 2012 ocupó el primer lugar con casi mil 100 becarios que representaron 27 por ciento del total de becas al extranjero (le siguen países europeos como Reino Unido, España y Alemania). No obstante, se trata de acciones que podemos llamar inerciales y de poca cuantía.

Pero ahora algo está cambiando. En mayo de 2013, los presidentes Barack Obama y Enrique Peña Nieto anunciaron la creación del Foro Bilateral México-Estados Unidos sobre Educación Superior, Innovación e Investigación (Fobesii), cuyo lanzamiento oficial tuvo lugar un año después, durante la visita a México del secretario de Estado del país vecino, John Kerry. Este plan se complementa con dos programas muy interesantes impulsados por cada país: La Fuerza de 100 mil en las Américas, creada por el presidente Obama, que busca atraer a Estados Unidos a ese número de estudiantes del hemisferio occidental, y el programa Proyecta 100 mil, concebido por México, cuya finalidad es enviar a 100 mil estudiantes mexicanos a Estados Unidos y recibir a 50 mil jóvenes estadunidenses en nuestro país para 2018.

El Fobesii tiene como propósito, reunir a los gobiernos, la comunidad de educación superior, el sector privado y la sociedad civil, con el fin de promover la cooperación en los campos de la educación y la investigación en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas y expandir los intercambios de estudiantes, profesores y científicos, así como promover el desarrollo de la fuerza laboral.

En las reuniones celebradas a principios de la semana pasada por los presidentes y sus asesores, se realizó la evaluación de los logros alcanzados por este programa, que incluyó el movimiento de 27 mil estudiantes y profesores mexicanos a Estados Unidos en 2014, cifra que, de acuerdo con lo informado en una conferencia de prensa por el subsecretario para América del Norte de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), Sergio Alcocer, duplica el número de mexicanos que estudiaban previamente en ese país. También se lograron 23 nuevos acuerdos educativos el año pasado, derivados de las visitas de los alcaldes de Los Ángeles y Albuquerque y de los presidentes de las universidades de California, Harvard, Rice, Estatal de Arizona y el Instituto Tecnológico de Massachusetts, entre otros.

También en 2014, la Universidad Estatal de Arkansas inició la construcción en Querétaro del primer campus público de Estados Unidos en México; la Universidad Estatal de Colorado también edifica un centro de investigación sobre agricultura y agua en Baja California Sur, entre muchas otras acciones que incluyen el desarrollo de centros binacionales de investigación e innovación en las áreas de materiales, manufactura inteligente, astronomía y petróleo, por citar algunas.

¿Qué es lo que ha estimulado esta modificación en la relación bilateral, con la que se busca impulsar la educación y la ciencia? ¿Cuáles son los elementos objetivos en los que se sustenta este cambio? Una respuesta puede encontrarse en la declaración conjunta publicada por el Departamento de Estado de Estados Unidos y la SRE: Fobesii es un componente integral para avanzar (en) nuestra meta de crear la región más competitiva y dinámica en el mundo, y citando lo dicho en la cumbre de líderes de América del Norte de 2014, se señala: El éxito futuro y la competitividad de nuestra región dependen de nuestra capacidad para fomentar la innovación, brindar a nuestros ciudadanos acceso a oportunidades educativas de alta calidad y a la tecnología y promover una fuerza laboral con las habilidades necesarias para asegurar el éxito en la economía global del siglo XXI.