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Recomiendan mejorar la ingesta y hacer ejercicio

Advierten médicos sobre riesgos y razones de la panza chelera
 
Periódico La Jornada
Lunes 19 de enero de 2015, p. 35

Muy variadas son las cosas que se pueden encontrar en los bares y cantinas de la ciudad, pero una constante que se observa entre los parroquianos de estos espacios es que muchos de ellos tienen un voluminoso abdomen. La ingesta de grandes cantidades de alcohol ocasiona, entre otras cosas, una acumulación de líquido en el abdomen creciendo así la llamada panza chelera.

El proceso se presenta porque cuando hay un consumo desmedido de bebidas alcohólicas, el hígado trabaja a marchas forzadas a fin de desintoxicar el cuerpo, pero no alcanza a procesar el resto de los alimentos o bebidas que se ingieren en ese momento, explicó Alberto Lifshitz, secretario de enseñanza clínica de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Detalló que ese proceso se conoce como ascitis, que es la acumulación de líquidos en el espacio que existe entre el revestimiento del abdomen y los órganos abdominales.

“Cuando se consumen alimentos o bebidas, éstos se absorben en el intestino y a través de la vena porta llegan directamente al hígado para el proceso de desintoxicación. Pero cuando ese órgano está dañado, en este caso por la ingesta de alcohol, la presión dentro de la vena porta aumenta y disminuye la producción de albúmina –proteína que se encuentra en la sangre y se sintetiza en el hígado–, por lo que se retienen líquidos dentro de los vasos y esto genera la llamada panza chelera”, apuntó el académico universitario.

Además, el consumo de bebidas embriagantes generalmente es acompañado de la clásica botana cantinera o la tradicional visita al puesto de tacos para mitigar el hambre durante la borrachera, todo ello con altos niveles de grasa, que no serán procesados de manera adecuada por un hígado ocupado con el alcohol.

Lifshitz explicó que consumir cierta cantidad de grasa (nueces, cacahuates o algún otro alimento) antes de la ingesta de bebidas embriagantes limita un poco la absorción de alcohol en la sangre. Sin embargo, planteó que no debe ser excesivo.

El académico consideró que el consumo de bebidas no se reducirá, por ello recomendó mejorar la dieta y realizar actividad física constante. Además, señaló que mientras haya ingesta de alcohol, las comidas deben ser reducidas en grasa, y si entre cada cerveza se toma un vaso de agua, también se protege al hígado.

Recordó que después de los 35 años de edad el metabolismo se hace más lento y las grasas se digieren menos. En el caso de los hombres, ésta se acumula en el abdomen, mientras que en las mujeres sucede en la cadera.