Cultura
Ver día anteriorMartes 27 de enero de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 

Hallan caja con las iniciales M.C.

Indicios apuntan a los restos de Cervantes

Expertos forenses que trabajan en el convento de las Trinitarias Descalzas piden cautela

Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 27 de enero de 2015, p. 8

Madrid.

Dos iniciales, M.C., halladas en una pequeña caja de madera derruida, muy deteriorada y que se asemeja a una osamenta de la época, podrían ser la clave para develar uno de los misterios más viejos en la historia de la literatura: encontrar los restos mortales de Miguel de Cervantes, el autor más celebrado y admirado en lengua española y creador de la novela El Quijote de La Mancha.

Los forenses y los peritos que trabajan desde hace días en el convento de las Trinitarias Descalzas, en pleno centro de Madrid, piden cautela, pero al mismo tiempo reconocen que podríamos estar frente a los restos mortales del manco de Lepanto, desaparecidos hace casi 400 años.

Deceso en un convento

Miguel de Cervantes murió a los 69 años, víctima de una enfermedad sin cura, la hidropesía, el 22 de abril de 1616. Vivía enclaustrado en el convento de las Trinitarias Descalzas, en el hoy conocido como el Barrio de las Letras de Madrid, en la actual calle Lope de Vega, que entonces era Cantarranas. Ahí murió y –se supone– ahí mismo fue velado y enterrado, pero sus restos desaparecieron y no se supo más.

Los cervantistas y los biógrafos del considerado padre de la novela conjeturaban que sus retos mortales se habían perdido entre las ruinas del convento, que sufrió varios derrumbes; incluso había teorías que apuntaban a que habían sido robados.

Sin embargo, 400 años después de su muerte un grupo de forenses encabezado por el máximo experto español en la materia, el vasco Francisco Etxeberria –uno de los más activos en la búsqueda y localización de fosas comunes de la Guerra Civil–, recibió la encomienda de buscar entre las paredes del convento.

Ahí, durante una excavación controlada, encontraron en uno de los nichos una pequeña caja de madera –similar a una osamenta de entonces– con las iniciales M.C. y todo apunta a que podría tratarse de los restos de Cervantes.

El hallazgo, que podría convertirse en un hito y tener gran valor para los biógrafos de Cervantes, ocurrió el sábado. Sin embargo, se informó hasta el domingo. La cajita se encontró en el nicho número uno, en la parte inferior de la cripta, la más afectada por la humedad. Dentro, según los forenses, había escombros, huesos y restos de madera muy deteriorados. Y las iniciales que soltaron la alarma de que se podría estar frente a los restos de Cervantes estaban tachonadas con clavos de cabeza redonda.

Aunque los indicios apuntan en esa dirección, los forenses insistieron en ser muy cautos, pues por la antigüedad y las remociones lo más probable es que dentro de la caja derruida se encuentra un cúmulo de restos óseos de distinta procedencia, incluso de enterramientos diferentes.

Treinta forenses y arqueólogos analizan los restos de esa caja e investigan en los otros nichos y tumbas para encontrar a Cervantes. Entre las claves para identificar los restos del escritor destacan las características físicas del novelista antes de morir. Es decir, buscan los restos de un hombre de 69 años, con sólo seis dientes, con una pronunciada desviación de columna, con la mano izquierda dañada y probablemente con residuos de plomo, debido a su participación en las guerras, sobre todo en la batalla de Lepanto.

La única condición que pusieron las monjas que salvaguardan el convento fue que las actividades se hicieran siempre dentro del recinto, y los expertos se comprometieron a no sacar un solo vestigio. Y, en caso de encontrar los restos de Cervantes, se quedarán ahí y nunca saldrán del convento, por decisión de las propias monjas y del arzobispado de Madrid.