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La pionera del lápiz en movimiento dio una clase magistral en el festival de Gotemburgo

Los hombres dominan el mundo de la animación: Michaela Pavlatova

En los años 70 y 80, la checa encabezó un movimiento feminista que confrontaba al status quo de la época con filmes creativos y liberadores, dijo uno de los programadores del encuentro

Se proyectó Blind, de Eskil Vogt, sobre el miedo que enceguece a las personas, explicó el realizador

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Con sus dibujos, Pavlatova plantea ideas de humor ácido, rica imaginería de retratos de desigualdad sexual y de matrimonios infelices
Enviado
Periódico La Jornada
Viernes 30 de enero de 2015, p. 9

Gotemburgo.

Durante los años 70 y 80, un movimiento feminista en el cine de animación germinó con la checa Michaela Pavlatova a la cabeza. Con sus dibujos, plantea ideas de humor ácido, rica imaginería de retratos de desigualdad sexual y de matrimonios infelices.

Sus películas han recibido numerosos premios, incluso una nominación al Óscar, en 1993, por su película Words, Words, Words. Con temas liberadores y creativos, Pavlatova lanza sus mensajes de emancipación e igualdad sexual. Asimismo, su sátira se ha convertido en misil contra el status quo, el machismo y las reglas de una sociedad conservadora.

Partidaria del feminismo desde su trinchera, Pavlatova ofreció una clase magistral, una probadita de sus trabajos a los presentes del bar-foro Pustervik, donde también se realizan conciertos por las noches en la gélida ciudad de Gotemburgo, donde desde hace unos días se realiza el la edición 38 de su festival internacional de ine.

En ésta, la segunda ciudad de Suecia, que por estos días transpira y respira cine, Pavlatova mostró algunas de sus piezas y las técnicas de dibujo que la llevaron a ser una pionera del lápiz en movimiento, junto con otras como Alison de Vere, Monique Renault, Ruth Lingford, quienes fueron puntales en los mensajes de emancipación y sexualidad al inconsciente, así como la ausencia de comunicación entre el hombre y la mujer.

No creo que haya pocas (mujeres en la animación), pero sí tienen menos oportunidades. Sin duda, es un mundo dominado por los hombres, dijo a La Jornada, luego de su clase magistral –en una sala plena de mujeres–, una de las muchas que se realizan en este encuentro, que proyecta trabajos de unos 80 países.

Sus filmes son creativos y liberadores; su mensaje va directo hacia una sociedad improductiva y avasallada del establecimiento conservador, dijo sobre su trabajo uno de los programadores del festival, Midhat Ajanovic.

En Gotemburgo, con sus gélidos vientos árticos inmovilizadores, sigue fluyendo el cine. Cintas de reciente manufactura en el ámbito global se siguen exhibiendo pese al frío bajo cero de este puerto.

Blind, película exitosa en encuentros como Sundance o la Berlinale, y que en México sólo se puede apreciar en el circuito de la filmografía pirata, fue mostrada por estos lares.

Eskil Vogt es el realizador y escritor de este filme, quien se encontró con La Jornada en uno de los sitios de recreación del festival, el Sky Bar, situado en el piso 12 de un hotel, desde donde se ve parte de esta ciudad.

En una charla informal, comentó que la ceguera no es el tema central de su historia, sino las relaciones humanas y la carencia de comunicación: la falta de conexión con otras personas.

Estar ciego sólo significa un nivel en esta incomunicación. Es una metáfora sobre las relaciones, asegura, por su parte, una de las protagonistas, la sueca Vera Vitali, quien también aparece en otra exitosa cinta sueca, Monica Z.

“Es sobre cómo puedes perderte dentro de ti mismo, de cómo los miedos inundan a las personas hasta dejarlos sin vista. Blind sin duda fue de un aprendizaje total para mí. La mayoría de la películas en las que me involucro me cambian definitivamente. Es un proceso que no se entiende hasta que se comienza a hacer otro proyecto”, consideró.

Para el realizador Vogt, también guionista del filme, es más duro escribir. Es difícil imaginar las imágenes, pero sólo se da uno cuenta al momento en que se comienza a dirigir. Es como los que actúan y luego desean dirigir; ellos se dan cuenta de que la realidad es distinta: conducir un proyecto que quizá podrás hacer más exitoso por la experiencia en las tablas o, definitivamente, se puede echar a perder... Por eso, nunca he pensado en escribir un drama en sus términos estructurales; siento que se automatizaría la historia si pensara en cumplir con los elementos definidos para ese género.

Por lo pronto, Gotemburgo seguirá siendo por estos días una ciudad de cine con decenas de funciones diarias y de interacción global en el ámbito del séptimo arte.