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Se exhibió Fuerza mayor, representante sueca como mejor filme extranjero de los Óscares

Feminismo y reacomodo de roles de género, constantes en Gotemburgo

El eje de la historia es una avalancha, una metáfora que crece; se expone el nuevo papel del hombre en el contexto familiar, explicó el director Ruben Östlund a La Jornada

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El punto más importante de la película es cuando sucede la avalancha, la cual provoca un detonante en las relación de pareja, señala el cineasta. Arriba, fotogramas de la cinta
 
Periódico La Jornada
Sábado 31 de enero de 2015, p. 8

Gotemburgo.

Fuerza mayor fue la película sueca más destacada del año: recorrió varios festivales, obtuvo muchos premios y fue la representante de ese país en la búsqueda del rubro como mejor cinta extranjera para los próximos premios Óscar. Se quedó al margen en el grupo de las cinco finalistas, pero aun así logró su distribución en varios países de los cinco continentes, incluso México, donde ayer comenzó su exhibición comercial con 23 copias, luego de su proyección en la pasada muestra de la Cineteca Nacional.

La Jornada charló con su realizador, Ruben Östlund, quien es oriundo y reside en Gotemburgo, ciudad que realiza la edición 38 de su festival de cine.

En Fuerza mayor, cuyo nombre original es Turist, una joven familia sueca vacaciona en los Alpes. Todo es utópico hasta que presencian una avalancha. Sin consecuencias aparentes, el fenómeno repercute en su vida emocional.

El punto central de la historia es una avalancha, que es como una metáfora que crece y crece. La idea fue exponer el nuevo papel del hombre en el contexto familiar, dice el realizador que se inició filmando cintas sobre el mundo del esquí, y quien también ha dirigido otros largometrajes como Involuntary y The guitar mongoloid.

El punto más importante de la película (distribuida en México por Cine Caníbal) es cuando se sucede el fenómeno, el cual provoca un detonante en las relación de pareja.

Östlund recuerda que fue a los nueve años cuando estuvo por vez primera en una montaña nevada: No había peligro, pero seguro desde ese tiempo ese lugar me dio algo que incluso ahora me ha hecho contextualizar una historia sobre relaciones humanas.

Comenta que la idea de la historia surgió cuando se encontraba en un restaurante, cerca de una montaña donde se puede esquiar.

Cuenta: Había un grupo de turistas observando una avalancha. En un inicio, todos exclamaba su sorpresa. Estaban felices. Pero luego, como el fenómeno se dirigía hacia ellos, comenzaron a ponerse nerviosos. Al final, cuando se acercaba, algunos entraron en pánico y otros corrieron. Posteriormente, un amigo y yo comentamos sobre lo qué ocurriría si un padre de familia, como algunos de los que estaban en el lugar, decidiera correr primero y abandonar a los suyos.

Una de las cosas que más han marcado su vida dentro del esquí es “cómo el ser humano insiste en controlar a la fuerza de la madre naturaleza. Es decir, construye resorts y hoteles en medio de la nada, donde prevalece la fuerza natural que, cuando empuja con todo su poder, no hay nada que pueda controlarla”.

Recuerda la belleza de algunas playas, la cual puede ser eclipsada cuando se dan fenómenos como tsunamis o tormentas.

En este filme estaba interesado en la supervivencia humana, afirma.

–Hoy día, ¿cuál es el papel del padre en la familia? –se le pregunta.

–Su papel ha ido cambiando a partir de las ideas feministas. La mujer ahora trabaja igual o más. Es el nuevo modelo de familia y los hombres tienen que aceptarlo, sin olvidar que también hay una confusión respecto de los nuevos papeles.

Comenta que el feminismo es bueno, porque contribuye a ofrecer las mismas posibilidades profesionales.

Relata: Cuando comencé el proyecto surgieron reacciones sobre si era verdad que un padre pudiera cumplir con su posición de protector. Poco a poco las nuevas generaciones han entendido ver a una mujer como líder de familia.

Dice que incluso sin él éxito que ha tenido el filme, éste le ha dejado un dejo absoluto de satisfacción por haber podido contar una historia que se desarrolla en la nada, pero que no olvida su universalidad.

En el encuentro se ha ofrecido un gran banquete de cine. Uno de los platillos más destacables es el reciente proyecto del noruego Hans Peter Moland.

In order of disappearance (En orden de desaparición) es el nombre de la historia de venganza de un padre, cuyo hijo ha sido asesinado por la mafia en un lugar de las montañas escandinavas. El hombre, caracterizado por uno de los mejores actores de Europa, el sueco Stellan Skarsgard, –también oriundo de esta ciudad– quien interpreta a una especie de Harry El Sucio, pero al estilo Tarantino o Takeshi Kitano, que le rompe la madre a cuanto mafioso obstaculice su necesidad de saber quién mató a su primogénito. Sangre en la nieve en una historia muy bien contada y con shots de cámara violentos, pero justificados.