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La mirada del silencio
A

mbulante, gira de documentales 2015, inicia su recorrido por 12 entidades del país, del 29 de enero al 3 de mayo, con una programación sobresaliente. Entre las 10 secciones que la integran cabe destacar cinco favoritas (Reflector, Pulsos, Observatorio, Dictator’s cut y Sonidero), y en ellas la presencia de algunas novedades imperdibles. A vuelo de pájaro, se pueden señalar, entre sus múltiples propuestas, los títulos siguientes: en Reflector (documentales galardonados): ¿Es feliz el hombre que es alto?: una conversación animada con Noam Chomsky, de Michael Gondry; La mirada del silencio, de Joshua Oppenheimer; Mercaderes de la duda, de Robert Kenner, y La sal de la tierra, de Wim Wenders y Juliano Riobeiro Salgado. En Pulsos (documentales mexicanos): Hotel de paso, de Paulina Sánchez; Ausencias, de Tatiana Huezo; El patio de mi casa, de Carlos Hagerman, y Retratos de una búsqueda, de Alicia Calderón. En Observatorio (documentales de vanguardia): Sobre la violencia, de Göran Hugo Olsson; No me dejes, de Sabine Lubbe Bakker y Niels van Koevorden; La once, de Maite Alberdi; Propaganda, de Christopher Murray, y Cuando sea dictador, de Yael André. En Dictator’s cut (derechos humanos y libertad de expresión): Citizenfour, de Laura Potras; Camaleón, de Ryan Mullins; Manifestación, de Victor Kossakovsky, y el formidable documental mexicano Llévate mis amores, de Arturo González Villaseñor. Finalmente, en la sección Sonidero (documentales musicales): 20 000 días en la tierra, de Ian Forsyth y Jane Pollard, sobre el camaleónico y controvertido músico inglés Nick Cave. Todo un festín para celebrar los primeros 10 años de un festival que ha logrado hacer del documental un obligado punto de referencia para el cinéfilo mexicano.

A reserva de regresar con detalle, en futuras entregas a algunos de los títulos destacados, conviene detenerse en un documental que seguramente será uno de los platos fuertes de esta edición de Ambulante. Se trata de La mirada del silencio (The look of silence), de Joshua Oppenheimer, una secuela a su escalofriante cinta anterior El acto de matar (The act of killing), polémica mirada a la masacre de depuración ideológica que entre 1965 y 1966 cobró en Indonesia casi un millón de víctimas supuestamente comunistas. A los opositores al régimen, se añadía en aquel genocidio sistemático un gran número de ciudadanos de origen chino con el propósito de establecer un sistema de gobierno favorable a los intereses estadunidenses en la región.

Lo que ahora propone Oppenheimer no es tanto la serie de testimonios de los torturadores y asesinos que en El acto de matar referían con prepotencia y cinismo sus acciones pasadas (aunque algo hay aún de ello en la nueva cinta), sino el punto de vista del hermano de una de las víctimas. El joven oftalmólogo Adi visita los domicilios de varios ancianos ex dirigentes de un escuadrón de la muerte –pretendida reacción popular contra el comunismo– para realizarles exámenes de la vista y, de paso, interrogarlos sobre su participación en las siniestras faenas de limpieza ideológica. Los ancianos aceptan relatar sus hazañas con lujo de detalles, orgullosos por haber contribuido a la grandeza y seguridad de su país, y conscientes de una perenne y total ausencia de castigo. Hasta aquí el esquema parecería similar al de la cinta El acto de matar.

Cambia, sin embargo, el tono de la propuesta fílmica. Se desecha una cuestionada teatralización de los métodos sanguinarios, en la que los verdugos se transformaban ante la cámara en fanfarrones émulos de sus ídolos estadunidenses en el cine de acción. Hoy aparecen vencidos y perplejos, y reprochan a Adi, el joven entrevistador, su renuencia a enterrar el pasado, intimidándolo incluso con la amenaza de que remover dicho pasado equivale a propiciar que se repita. Los familiares de los asesinos y también los de sus víctimas tienen ya un primer plano en la búsqueda estéril de una reconciliación imposible. El nuevo documental abandona los toques surrealistas y las fantasiosas coreografías del tratamiento anterior, y se atiene a la crónica cruda de los hechos criminales: el ajusticiamiento de los disidentes, las largas sesiones de tortura, la saña con que se cercena un seno femenino o el horror con que se pasea por todos lados una cabeza que luego se tira a un basurero, la desaparición final de los cuerpos en un río, y más monstruoso que todo ello, la trivialización mediática que sucede al genocidio, su legitimación oficial, el adoctrinamiento en las escuelas primarias sobre las virtudes de esa misión cumplida, y la corrupción e impunidad que todavía prevalecen. Una vieja historia hoy reeditada, dolorosamente actual, insoslayable.

Sinopsis de las cintas, sedes, fechas y horarios en www.ambulante.com.mx.

Twitter: Carlos.Bonfil1