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Aguas negras del penal de Tepic contaminan comunidad huichola
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 3 de febrero de 2015, p. 25

Tepic, Nay.

Mauricio de la Cruz Hernández, secretario del comisariado ejidal, señala hacia el Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) número 4 de El Rincón, que, asegura, contamina el arroyo que usaban los 150 huicholes del poblado Cerro de Los Tigres, municipio de Tepic, para cultivar, beber, cocinar, bañarse y lavar ropa.

Dice que hace ocho o 10 años, cuando comenzó a funcionar el penal, el drenaje contaminó el río. Se murieron un chingo de peces, camarones y tortugas. No era para vender; era para comer.

Rechaza la versión de las autoridades penitenciarias, según las cuales el agua es potable. Después de las 17 horas el olor es fétido, y eso que estamos a 20 minutos a pie del cauce, afirma.

La penitenciaría, agrega, frustró un proyecto de la comunidad: construir una represa en el arroyo y criar tilapias y mojarras para venta. Los pobladores piden reactivar el proyecto, previo saneamiento del río.

A los niños que iban a nadar, asegura el funcionario ejidal, les salen ronchas y granitos en la piel y han tenido enfermedades bucales y estomacales. Huele feo, comenta un menor.

Hoy los huicholes dependen de un ojo de agua en lo alto de un cerro, donde un tanque la conduce a una pila; de ahí se acarrea en cubetas a las casas.

En 2010 y 2012 la Comisión Nacional del Agua sancionó al Cefereso, pero la segunda vez las autoridades del penal se ampararon y dijeron que el agua estaba tratada.

Preguntamos a funcionarios de la Profepa (Procuraduría Federal de Protección al Ambiente) si hubo sanción y se quedaron callados, recordó Sonia Ibarra Fránquez, lideresa de la bancada del Partido de la Revolución Democrática en el Congreso local.

Dijo que la multa al Cefereso 4 es de 200 mil pesos, y debe pagar aunque las autoridades aseguren que ya repararon el daño. Según la legisladora, sólo echaron cal al río.

Antes hasta los policías del Cefereso venían los fines de semana a bañarse. Cuando vieron lo que el penal echaba, dejaron de venir, igual que los turistas subrayó De la Cruz.