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Representan 25% de los 5.6 millones de sujetos agrarios

Invisible, el aporte de la mujer en cifras de la economía rural
 
Periódico La Jornada
Lunes 9 de febrero de 2015, p. 18

La participación de la mujer campesina en las actividades agrícolas se ha incrementado; sin embargo, su aporte en los datos oficiales de la economía rural es invisible, así como sus necesidades y problemas.

En México una cuarta parte de los 5.6 millones de sujetos agrarios son mujeres y destinan la mitad de su tiempo a la producción de alimentos, según estudios de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y del Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria (Cedrssa) de la Cámara de Diputados.

Ambos organismos destacaron que el fenómeno de la feminización del campo está poco analizado, a pesar de que el impulso a la mujer campesina como productora de alimentos se está transformando en uno de los ejes importantes de las políticas nacionales e internacionales.

Cerca de 40 por ciento de las mujeres rurales en América Latina no tienen ingresos propios, pero trabajan a diario, asentó la FAO. En México 32 por ciento de las mujeres rurales mayores de 15 años (un millón 120 mil) carecen de ingresos propios.

El Cedrssa en su reciente estudio Condiciones económicas y sociales de las mujeres rurales en México, puntualizó que 75 por ciento de los 14 millones de mujeres rurales se concentra en Veracruz, Chiapas, Oaxaca, México, Guanajuato, Puebla, Guerrero, Michoacán, Hidalgo, Jalisco, Tabasco y San Luis Potosí, y del total, 50 por ciento tienen menos de 24 años.

En la pasada década se registró un aumento en la tasa de hogares de dicho sector con jefatura femenina (19 por ciento), situación que tiende a aumentar como resultado de la migración masculina, abandono del hogar por separación conyugal, fallecimiento o por la incorporación a labores remuneradas. Desde hace varias décadas los hogares rurales han asumido como una estrategia de sobrevivencia, una mayor participación de las mujeres en el trabajo, en su contribución al ingreso monetario del hogar y con una tendencia creciente a asumir la jefatura de los hogares.

Además, la migración femenina ya representan 46 por ciento del total, y dos de cada tres personas que emigran tienen entre 15 y 45 años. En las últimas décadas ha aumentado la proporción de mujeres jóvenes que migran en busca de mejores oportunidades laborales y de ingresos, dejan a sus hijos a cargo del esposo o de un familiar, amigo cercano, asentó el Cedrssa.

En tres décadas el número de mujeres con derechos agrarios pasó de 31 mil a 1.2 millones, lo que “ha permitido que la mujer tenga un despegue en la capacidad de liderazgo personal y familiar, aunque también ha representado una mayor carga laboral ya que no han dejado de realizar sus labores domésticas y de carácter reproductivo.

Su nuevo papel no ha implicado mejores condiciones de bienestar: sus viviendas son precarias, al igual que los servicios de salud, siguen con fuertes rezagos en educación y en general, en condiciones de alta vulnerabilidad social.