Sociedad y Justicia
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Reptiles, insectos y anfibios habitan ese espacio del Pedregal

La reserva ecológica de CU atesora una diversidad inimaginable
 
Periódico La Jornada
Lunes 9 de febrero de 2015, p. 41

Inmersa en el ruido, la contaminación, el estrés, grandes construcciones, miles de luces, cientos de avenidas y tránsito frecuente, la ciudad de México esconde tesoros que pocos conocen. Uno es la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel (Repsa) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde incluso habita un animal inimaginable para una urbe: la tortuga.

En este espacio natural protegido, en el sur de la capital, con 237 hectáreas ocupa un tercio del campus de la Ciudad Universitaria, donde habitan 26 especies de reptiles –entre ellas 17 de serpientes y culebras, así como dos de tortuga– y ocho de anfibios, como sapos, ranas y salamandras.

El ecosistema se llama Matorral xerófilo de palo loco, donde vive 49 por ciento de la diversidad de herpetofauna (conjunto de anfibios y reptiles) del Valle de México.

El investigador Luis Zambrano González, secretario ejecutivo de la Repsa, destacó la importancia de reptiles y anfibios, que muchas veces son estigmatizados por su apariencia y porque se les considera peligrosos.

Estas especies son grandes indicadores. Si hay muchos y bien distribuidos, eso nos revela que el área (ecológica) está bien conservada. La mayoría son depredadores y casi ninguno es herbívoro. Comen insectos, mamíferos u otros reptiles. Eso ayuda mucho a la estabilidad de un ecosistema. Le da equilibrio; de lo contrario, insectos o especies como conejos, ardillas y ratones acabarían con las plantas.

Muchas personas, agregó, suelen tener miedo de la herpetofauna, debido a sus escamas, a la mala información de que todos son venenosos o a que les parecen feos. Sin embargo, acotó, son pieza fundamental para que funcione el ecosistema.

Carlos Jesús Balderas Valdivia, profesor de la Facultad de Ciencias de la UNAM, en información de la Fundación UNAM dijo que pese a la destrucción paulatina de su hábitat, la herpetofauna de la Repsa se ha adaptado y se niega a desaparecer.

Entre las ocho especies de anfibios y 26 de reptiles que habitan en ese espacio universitario hay dos tipos de salamandra, tres de rana y dos de sapo; el tlaconete leproso; 17 diferentes serpientes, entre ellas tres de cascabel, la ratonera, la lagartijera, la ciega; el lagarto alicante; la lagartija cornuda de montaña; la lagartija de collar, y dos especies de tortuga, la casquito y la japonesa.

Para ambos académicos es sorprendente que en el área se desarrollen animales que necesitan cuerpos de agua naturales para subsistir. Zambrano enfatizó que aun cuando se trate de un espacio mayormente desértico, la presencia de estas especies denota que en el ecosistema pueden acumularse espacios de humedad y agua que permiten su desarrollo, en particular en temporada de lluvias.

Balderas explicó que las salamandras pueden vivir en entre los troncos podridos de los árboles, donde hay gran concentración de humedad y lodo; en tanto, ranas y sapos lo hacen en el agua que se acumula dentro de rocas, aunque aún se desconoce cómo resisten en temporada de sequía.

Toda la información acerca de esta reserva, visitas y otras actividades puede consultarse en www.repsa.unam.mx.