Opinión
Ver día anteriorMartes 10 de febrero de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Artistas emergentes famosos
L

a muestra Paralelas contemporáneas que según entiendo se exhibe en coalición con Maestro tequilero, es decir, Tequila Cuervo se exhibe en la Galería Óscar Román paralelamente a la presencia de esta misma galería en Zona Maco.

No es la primera, sino la octava vez que se presenta en el espacio de Julio Verne 14, con el mismo título y coalición. Lo que me movió a visitarla fue que los nombres de los expositores en su mayoría eran (para mí) desconocidos, salvo que entre ellos estaba el de una pintora cuya trayectoria he seguido a través principalmente de las bienales Femsa: Fernanda Brunet, así como también participa Marco Arce, sobre quien recientemente sostuvimos un coloquio en el museo Carrillo Gil. A estas presencias conocidas se suma la de Vladimir Cora.

¿No debería abstenerme de emitir comentarios acerca de algo que no entiendo bien? El caso es que la muestra me intrigó sobremanera en parte por el hecho de que no encontré en ella una sola pincelada pictórica, con excepción tal vez, de las de Brunet aunque ahora resaltadas con otros recursos. No son los tiempos de la pintura, las fotografías digitales en formato generoso acaban por decorar muy bien determinados espacios, aunque me temo que son todas muy parecidas entre sí, incluso las de un artista tan connotado como Liu Bolin, egresado de la Academia de Bellas Artes de Pekín, representado con obras de una serie conocida internacionalmente: Hiding in the City, mismas con las que se inicia el recorrido de la muestra a la que aludo.

Admito que piezas como éstas u otras análogas pueden ocupar un lugar en una pared o mampara sin desdoro alguno, en cualquier sitio y latitud, pero me pesa decir que no me dicen algo, lo cual no equivale a decir que no me dicen nada. Hacen pensar en cuestiones del campo artístico, bien sea hablando de negocio, de prestigio, seguramente bien ganado, de una trayectoria que incluye muy posiblemente otras disciplinas. Tales fotografías, en ediciones limitadas, se cotizan en dólares, los formatos son aproximadamente de 1 m por 80 centímetros, pueden decorar y hasta verse elegantes, ¿eso es lo que se pediría de una obra de arte?, ¿o ya no hay obras de arte y, por tanto, es absurdo andarlas buscando al menos en galerías? Lo que sí hay es mercado del arte contemporáneo aunque suele afirmarse lo contrario. Las conversiones al llamado arte contemporáneo (tal y como se define actualmente) –salvo las excepciones que siempre habrá– ¿seguirán poniendo en la niebla la situación de las disciplinas tradicionales? Ya nos lo dirá el futuro.

En Julio Verne 14 pueden observarse obras de Mr. Brainwash (literalmente señor lavacerebros). Si comprendo bien, se trata del seudónimo de Thierry Guetta, quien de acuerdo con su página web se autodenomina cineasta, que no lo es exactamente, sino que se trata de un artista plástico multimedia que ha sido filmado mientras efectúa sus trabajos. No obstante que su identidad no está probada y puede relacionarse con la identidad del grafitero británico Bansky, cuyo nombre tal vez real es Robert Guningham, cuya técnica distintiva es el esténcil. Thierry Guetta es a la vez inversionista en real state, pero ha participado en la Feria de Basel, una de las más prestigiadas del mundo con secuela principal en Miami y al parecer igualmente en Zona Maco. Lo que menciono está tomado del londinense Observer News (sección de The Guardian).

Dejo eso por la paz, pero me temo que hoy día en algunas autorías pareciera haber corporativismo. Mejor me refiero a lo que llamó mi atención. Las piezas de Fernanda Brunet ostentan sus consabidos motivos japonesistas que tanto la han identificado e incluyen figuras de animales feroces, una es de un monstruo, algo informe y la otra es de un lobo. Ostentan pegotes que parecen ser de capas de aluminio brillante, muy delgadas, durables pero algo parecidas al papel plata con impresiones y colores varios que en nuestra lejana niñez solíamos coleccionar las gentes de mi generación, es una reminiscencia muy grata creerlas incluidas visualmente en pinturas actuales, aunque se trate simplemente de un recurso sin duda vistoso.

Otras piezas, al igual que las que menciono, también atrapan la atención debido a la técnica, no en aras de su pictoricidad ni a su calidad gráfica, o temática, salvo quizá una de Marco Arce que se titula Tigre verde, peculiar porque la faz del tigre ocupa un espacio mínimo en el área que se arma de despliegues geométricos distribuidos sobre el soporte de lino auténtico al que el autor dejó respirar para hacer patente su alta condición como tela soporte.

Unas acuarelas realizadas con conocimiento del medio por la poblana Marielle García sorprenden por el aceptable rescate del medio. De otra parte Jorge Luna, quien ha exhibido individualmente en el famoso Museo del Desierto, de Saltillo, ostenta una figuración detallista a ultranza, abocada a representar objetos industriales. Doy cuenta de ello porque en sus composiciones no hay personajes. En cambio Ricardo Villasana propone un óleo en tónica de hiperrealismo fotográfico, con un tinte erótico acertadamente mantenido en la ambigüedad.