Opinión
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Mitocondrias y nuevas modalidades reproductivas
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l martes pasado la Honorable Cámara de los Comunes del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte (en lo sucesivo Cámara de los Comunes), aprobó por mayoría el empleo de dos novedosas técnicas de donación de mitocondrias (diminutos órganos productores de energía presentes en todas las células), con lo cual se evitaría la transmisión de graves enfermedades de la madre al bebé.

Pero además de su papel en la prevención de patologías que afectan a uno de cada 200 nacimientos en aquella región, lo aprobado plantea varios dilemas humanos, pues implica la modificación genética de células germinales (en este caso los óvulos), y un cambio en el número de participantes biológicos en el proceso reproductivo, pasando de la pareja tradicional, compuesta por la madre y el padre, a tres sujetos: el padre y dos madres genéticas.

Desde la introducción de la inseminación artificial en los años 30 del siglo XX, uno de los aspectos más sorprendentes a los que han dado lugar las tecnologías de reproducción asistida es la modificación del número de participantes en la reproducción humana. En aquel tiempo por la inclusión de una tercera persona, el donante de espermatozoides, cuyo estatus legal ha cambiado, dando lugar a un interesante fenómeno, pues ha pasado del anonimato a una presencia abierta en algunas naciones a solicitud de los hijos, quienes quieren averiguar los riesgos de adquirir patologías genéticas.

En el caso de las mujeres, a lo largo de la historia siempre ha habido una gran solidaridad reproductiva: las madres o abuelas que participan en el cuidado de los hijos, las nodrizas en la alimentación con el pecho, pasando por la maternidad subrogada (conocida popularmente como alquiler de úteros), la donación de óvulos, hasta la donación de mitocondrias aprobada por la Cámara de los Comunes el martes pasado.

No es la primera vez que las mitocondrias se emplean como parte de una técnica reproductiva. En 1997 y 1998, J. Cohen y sus colaboradores publicaron los primeros reportes sobre el nacimiento exitoso de bebés mediante un procedimiento conocido como transferencia de citoplasma, la cual luego fue prohibida.

Antes de proseguir, conviene recordar que las células están formadas por tres elementos básicos: una membrana o cubierta externa; el núcleo, en el que se encuentra la mayor parte del material genético, que es el ácido desoxirribonucleico nuclear (ADNn), y el citoplasma, que rodea al núcleo y representa el volumen mayor de la célula, en el que se encuentran los órganos celulares (llamados organelos), entre ellos las mitocondrias, las cuales proporcionan la energía requerida para todas las funciones celulares. Además del núcleo, las mitocondrias tienen su propio ADN mitocondrial (ADNmt) compuesto por 37 genes; cuando alguno de ellos presenta una falla, se produce una enfermedad genética de origen mitocondrial, que se transmite al bebé por la línea materna.

Cohen y sus colegas empleaban la transferencia de citoplasma para enfrentar la falla en el desarrollo del embrión en las etapas previas a su implantación en el útero. La causa se atribuía a defectos en el óvulo de la madre, por lo que tomaban una parte pequeña del citoplasma del óvulo de una donadora y lo inyectaban en el de la receptora. Al transferir esa porción del citoplasma, consecuentemente se administran también los organelos celulares, entre ellos las mitocondrias cuyo aporte energético –según se postulaba– hacía posible la implantación exitosa del embrión. Pero al mismo tiempo se introducía un nuevo elemento: el ADNmt de la donante.

Esta práctica fue muy criticada, pues no se hacía una adecuada evaluación de los riesgos, que incluían las fallas genéticas tanto en las mitocondrias maternas como en las de las donantes y terminó siendo prohibida, aunque se reconoce que nacieron al menos 30 niños y niñas mediante ese procedimiento. No obstante, en mi opinión ocupa un lugar importante en la historia de las tecnologías de reproducción asistida por ser la primera en recurrir a la modificación genética de células germinales y la primera en la historia humana que hizo posible el nacimiento de bebés con tres padres genéticos.

Pero volviendo a lo que aprobaron los parlamentarios ingleses el martes, el objetivo es aquí evitar los riesgos de transmisión de enfermedades genéticas mitocondriales. Las dos técnicas involucradas, llamadas maternal spindle transfer (MST) y pronuclear transfer (PT), difieren sustancialmente de la empleada por Cohen, pues para empezar se realiza una evaluación minuciosa del ADNmt de la donante.

La MST es en realidad una transferencia del núcleo (lo que la hace semejante a la clonación), localizado en el óvulo de la madre, al óvulo de la donadora previamente desprovisto de núcleo; luego se introduce un espermatozoide del padre mediante la técnica de fertilización in vitro y una vez que se desarrolla el embrión, se implanta en el útero de la madre. La PT es prácticamente lo mismo, pero primero se fertiliza el óvulo de la madre y luego se hace la transferencia al citoplasma de la donante. Como pueden darse cuenta los y las amables lectoras que hayan llegado hasta aquí, hay muchas dificultades para llamar madre a una sola de las participantes, pues en realidad las dos mujeres aportan ADN, lo que en sentido estricto las convierte en madres genéticas.

Lo aprobado por la Cámara de los Comunes representa la aceptación por parte de la sociedad inglesa de la manipulación genética de células germinales y de la participación de tres personas aportando materiales biológicos en la reproducción, lo que seguramente abrirá el camino a importantes debates.