Opinión
Ver día anteriorSábado 14 de febrero de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
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De la resistencia a la hegemonía
E

l paso de los indignados y los ocupa a Syriza y a Podemos es el paso de la resistencia a la disputa de hegemonía. Son las formas concretas que asumen la resistencia al neoliberalismo y el paso a la lucha por la construcción de alternativas.

El modelo neoliberal ha promovido un masivo processo de mercantilización de nuestras sociedades y del mismo Estado. Ha tratado de transformar los derechos en temas del mercado. Busca que todo tenga precio, todo se pueda vender y comprar.

Ha atacado a la esfera pública, que es la de los derechos de los ciudadanos, buscando imponer la centralidad de la esfera mercantil, la esfera de los consumidores, de las mercancías. La centralidad del mercado ha significado hacer mercancías lo que eran derechos, debilitando el rol de ciudadanos en favor del consumidor. Se compra educación, salud, cultura, que dejan de ser derechos. El imperio del dinero es el responsable por la profundización de las desigualdades en el mundo contemporáneo.

En América Latina la lucha antineoliberal ha comenzado por la resistencia frente a la avalancha ideológica, económica, social y política. Habría que contener esa ofensiva defendiendo los derechos de la gente, el rol del Estado, la protección del mercado interno, el empleo, los salarios.

Así se ha hecho especialmente en los año 90, hasta que empezaron a surgir gobiernos que se proponían superar ese modelo, gobiernos posneoliberales. ¿Qué es lo que ha caracterizado a esos gobiernos, que han logrado hacer que en varios países de la región –la más desigual del mundo– haya disminuido la desigualdad, la pobreza y la miseria, aun en medio de la profunda y prolongada crisis que el neoliberalismo ha generado en escala mundial?

Países como Brasil, Argentina, Venezuela, Uruguay, Bolivia y Ecuador tienen en común, antes de todo, la centralidad de las políticas sociales. Aún cuando son necesarios ajustes de las cuentas públicas, para controlar la inflación, por ejemplo, esto no es el centro de las políticas de esos gobiernos, que implementan la centralidad, la prioridad de las políticas sociales. Han desarrollado modelos de desarrollo económico con distribución de renta, ensanchando el mercado interno de consumo popular. Son políticas de diversas características, pero ninguna ha distribuido tanta renta como la extensión de los empleos formales de trabajo. Pero como mucha gente está fuera de esa condición, políticas como las de Bolsa familia, en Brasil, se han extendido y jugado un rol complementario importante en el rescate social de gran parte de la población.

Asimismo, han rescatado el rol activo del Estado como inductor del crecimiento económico, garante de los derechos sociales recuperados y actor político internacional. Porque el tercer aspecto de los gobiernos posneoliberales ha sido la prioridad de los procesos de integración regional y los intercambios sur-sur en lugar de los tratados de libre comercio con Estados Unidos.

A partir de esos tres puntos las fuerzas antineoliberales han logrado pasar de la resistencia a la construcción de alternativas, de la oposición a la construcción de fuerzas hegemónicas de superación del modelo neoliberal.

El proceso que vive Europa, con la victoria electoral de Syriza en Grecia, con el fortalecimiento de Podemos en España, parece hacer, a su manera, un camino similar al de la resistencia a la construcción de alternativas concretas al neoliberalismo, disputando la hegemonía a escala nacional en cada país.