Opinión
Ver día anteriorMiércoles 18 de febrero de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Creación monetaria y la crisis en Europa
L

as negociaciones entre el equipo del nuevo gobierno griego y los miembros del eurogrupo llegaron al punto de no retorno. El gobierno de Syriza podría doblegarse mañana y aceptar las condiciones impuestas por el eurogrupo. Pero podría resistir. Se agotaría el tiempo para pedir una prórroga del plan de rescate y su absurdo programa de austeridad. Grecia iniciaría su salida del euro.

Los ministros de finanzas de Alemania y Holanda, Schäuble y Dijsselbloem (hoy jefe del eurogrupo), han sido claros: los bancos prestaron a los griegos los ahorros de los demás y ahora hay que pagar esa deuda. Pero esa postura se sustenta en una teoría macroeconómica equivocada y en un análisis erróneo sobre el funcionamiento de los bancos. Nos referimos a la teoría sobre fondos prestables y al análisis que atribuye a los bancos el simple papel de intermediarios entre ahorradores y demandantes de capitales.

Utilicemos la narrativa siguiente. En una economía hay gente que es paciente y hay gente impaciente. Los primeros ahorran y los segundos toman prestados esos ahorros para sus proyectos (de consumo e inversión). Los ahorros se convierten en fondos prestables: hay unas entidades, llamadas bancos, que fungen como intermediarios entre esos dos grupos de personas. La tasa de interés se determina en el mercado de esos fondos prestables.

Todo esto suena lógico, pero es falso.

De acuerdo con esa visión macroeconómica, el crédito para realizar inversiones está constreñido por el ahorro. El ahorro es lo que queda cuando al ingreso le quitamos el consumo. Entre menos consumo, más ahorro. Sin ahorro, los fondos prestables serían cero y no habría crédito. Esta idea de que el ahorro sirve para financiar la inversión conlleva la noción de que cuando hay más ahorro aumenta la oferta de crédito. Los textos introductorios de Krugman y Mankiw, utilizados en cientos de universidades, transmiten esta falsa historia.

La visión sobre la crisis en Europa que abrazan Schäuble y Dijsselbloem está basada en esta teoría. Los bancos de la eurozona habrían llevado el exceso de ahorro de países como Alemania y Holanda a países con déficit de ahorro, como Grecia.

Pero el análisis de la evolución de activos y pasivos transfronterizos de los bancos en la eurozona entre 1997 y 2011 revela una expansión inusitada del crédito que no tiene nada que ver con el ahorro en Europa. Los datos del Banco Internacional de Pagos muestran que en 2002 los activos de los bancos de la eurozona en operaciones transfronterizas ascendían a unos 2 billones (millones de millones) de euros. Cinco años después, en 2008, esos activos transfronterizos habían alcanzado la prodigiosa cifra de 10 billones de euros. ¡Un incremento de 500 por ciento! Esos activos, cabe recordar, representan entre otras cosas los préstamos que realizan los bancos (los préstamos se inscriben como activos en la contabilidad del banco porque los prestatarios deberán rembolsarlos).

¿Cómo se comparan las operaciones transfronterizas de los bancos con el PIB y el ahorro nacional de los países de la eurozona? Las cuentas nacionales en Europa indican que el PIB de los 18 países de la eurozona en 2008 ascendió a 9.5 billones de euros. ¿O sea que los activos (préstamos) transfronterizos de los bancos ese año fueron superiores al PIB de los países de la eurozona? Algo está muy mal en esa teoría que ve en los ahorros la fuente del crédito.

La realidad es que los bancos comerciales privados y públicos tienen la capacidad de crear moneda de la nada. Es una verdad que prefiere ignorarse porque es la fuente de poder de banqueros y financieros. Pero el fenómeno de la creación monetaria es evidente y es lo que permite el funcionamiento de una economía capitalista.

Los bancos de la eurozona, en especial aquellos que tenían ventajas de escala y reputación, se encontraron con una gran oportunidad al momento de consumarse la unión monetaria. El mercado de países de la cuenca del Mediterráneo les ofrecía terreno virgen para sus operaciones: no sólo había una misma referencia monetaria, sino que las reglas macroeconómicas (Tratado de Maastricht) aseguraban baja inflación. Enviaron a sus agentes más aguerridos a promover sus créditos y se encontraron con un público ávido de crédito barato. El resultado está en las cifras mencionadas arriba. La superabundancia de crédito entre 2000 y 2009 es el resultado de estas operaciones de los bancos.

La crisis proviene del exceso de crédito generado por la voracidad de los bancos de la eurozona. De aquí se transformó en una crisis de deuda soberana y el siguiente paso fue trasladar la carga de la deuda a los pueblos de los países deficitarios. Pero la irresponsabilidad de los bancos comerciales privados en la génesis de la deuda no puede ser ignorada.

Syriza tiene razón al rechazar el sacrificio del pueblo griego en el altar de la austeridad fiscal. Veremos si las élites en el viejo continente comprenden que el alma de Europa no puede perderse en un mundo en el que la creación monetaria está en manos privadas y es guiada por el afán de lucro.

Twitter: @anadaloficial