Opinión
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Nosotros ya no somos los mismos

Vergüenza para toda la vida

Endogamia en el PRD

Disparos en la oscuridad, imaginativo y provocador

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El senador con licencia Jorge Luis Preciado, ex coordinador del PAN en esa cámara, es ahora candidato de ese partido al gobierno de ColimaFoto Cristina Rodríguez
E

l cargo de legislador dura tres años, pero la vergüenza, toda la vida. Esa expresión, dicha por primera vez hace muchos años por un agudo e ingenioso crítico del sistema, fue en su momento muy festejada y causó generalizada hilaridad en todos los aspirantes (frustrados), a obtener, ad vitam, su rebanada de ignominia, pero aderezada con deliciosas y nutritivas dietas durante un trienio.

Como suele suceder, la frase se ha convertido en un lugar común y, en los tiempos que corren, se le considera una afirmación digna del acreditado pensador don Perogrullo. Este acierto lo citan sin recato miles de comentaristas, como si fuera fruto de su personal ingenio. Igual sucede con el apotegma del siempre recordado Tlacuache César Garizurieta: Vivir fuera del presupuesto es vivir en el error. Ya nada más falta que se apropien de ¡Tierra, tierra! (Rodrigo de Triana) o Las armas nacionales se han cubierto de gloria (mi paisano, don Ignacio).

Mi sorpresa es que ahora el muy desgastado gracejo es usado hasta por los mismos destinatarios que lo inspiraron. ¿Son tan lerdos que ellos mismos se autodesignan, se asumen como el payaso de las bofetadas? ¿No registran que al renovar el chistorete escupen hacia sí mismos? ¿Son cínicos, desvergonzados o simplemente estúpidos? El 14 de abril pasado circuló un tuiter: El cargo de legislador dura seis años, pero la vergüenza, toda la vida. El emisor, para que no hubiera duda de que a él este saco le acomodaba mejor que un Hugo Boss, adaptó la vieja humorada a la duración del cargo que en ese momento detentaba (repito: detentaba). La rúbrica que signaba el tuit era: @jl_preciado_. ¿Quién será este crítico ciudadano que renueva la mofa a nuestros legisladores? ¿Será un homónimo del senador J. L. Preciado? ¿Un enemigo político que lo quiere enemistar con todo el Congreso y exhibirlo como un aldeano mental? Pues resulta que la cómica verdad nos dejó patidifusos: @jl_preciado_ es la firma de un bonzo que acepta abiertamente como vergüenza vitalicia haber representado a su entidad en el Senado. Seguramente por su arrojo y sinceridad, ahora es el candidato del Partido Acción Nacional (PAN) al gobierno de la entidad cuya representación tanto da… moral le ha ocasionado. Y también es el mismo que fue sancionado por el Congreso local por haber usado fondos municipales (dicen sus propios compañeritos de partido que sólo fueron 55 millones) para financiar la campaña origen de la humillación sufrida. Es, asimismo, el austero, discreto y republicano senador que organizó, en las terrazas de la Junta de Coordinación Política, un querendón festejo a su cónyuge, Yahumira Chaviano, en la que, sin pago de horas extra (y sin obligación de cubrir tales actividades), tuvo que laborar el personal de esa oficina pluripartidista.

En su momento, esta columneta solicitó conocer las facturas de los gastos efectuados para celebrar la fiesta religiosa de la Candelaria en un recinto oficial, la víspera del aniversario de nuestra ex liberal Constitución. Y el mismo personaje fue desaforado en 2007 en razón de su inelegibilidad para el cargo que ostentaba. Si alguien no está de acuerdo con alguna de estas interrogantes, puede plantear su desconfianza a los eminentes personeros del PAN que las hicieron del conocimiento público: los senadores Roberto Gil Zuarth y Javier Lozano, o doña Cocoa Calderón. Los primeros lo calificaron de chiquito, desconocido y hasta corrupto. La señora Calderón, cuando supo de su nombramiento como coordinador de los senadores panistas, no pudo sino exclamar: ¿Es una broma, verdad? A cambio de que el día de su designación, de 38 senadores panistas convocados para aplaudirle tan sólo asistieran 13, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) hizo pública su complacencia por el arribo a esa responsabilidad de un antiguo miembro de su organización juvenil (convicciones y coherencia por delante). No podemos predecir si los insumos de dinero público y del que surja de inversionistas que quieran apostarle a la chica (siempre paga más) le alcanzarán al candidato Preciado para costear su campaña, pero no hay duda de que para terminar el castillito de Montitlán le bastará con creces, pues como diría el siempre recordado Chucho Puente Leyva: too much it’s enough.

La lista de candidatos, tanto a las delegaciones del Distrito Federal como a la Cámara de Diputados y a la Asamblea Legislativa, que hasta el momento ha dado a conocer el Partido de la Revolución Democrática (PRD) me da la impresión de un parte médico sobre un paciente terminal. El PRD, aunque llegue todavía en esta ocasión a obtener más triunfos que sus oponentes, lo conseguirá no por buenas y legítimas razones, sino por las peores prácticas corporativas, clientelares, de presiones y chantajes. ¿O alguien conoce algún proyecto de trabajo político racional, sistematizado, inteligente, permanentemente crítico, corroborable, perfeccionable sobre la marcha que el partido en el poder en la capital del país haya realizado en los 17 años que tiene en el poder? ¿Hay más jóvenes estudiantes ahora en el PRD, que los que acudían jubilosos y entusiastas al llamado de Cuauhtémoc? ¿Hay más adultos mayores dispuestos a participar en marchas y plantones organizados por ese partido, que los miles de miles que respondían a la convocatoria de Andrés Manuel? ¿Qué actividades de proselitismo, adoctrinamiento y discusión han realizado en las instalaciones fabriles del Distrito Federal y el estado de México? ¿Cuántos sindicatos han logrado penetrar y sumar a los reclamos de clase, que deberían ser banderas permanentes de un partido de izquierda? ¿En qué instituciones de educación superior podrían presentarse los dirigentes perredistas que, en lugar de ser recibidos con vítores y aplausos, tendrían que recurrir a las fuerzas de la Armada nacional para salvar el pellejo? ¿Qué organizaciones combativas aceptarían la mediación del PRD para la equitativa resolución de un conflicto? Entonces, ¿por qué tengo la presunción de que este partido puede mantener su hegemonía –muy disminuida, ciertamente– en el Distrito Federal y, tal vez, algún otro lugar del país?

Sin rodeos ni jalamientos académicos de quienes han estado en aulas respetabilísimas, pero jamás en una casilla, una marcha y menos en un activismo cotidiano que significa la convivencia con la gente (acuérdense que ya nadie es pueblo), me atrevo a decir que las cuestiones políticas son más sencillas que entender el estatus ontológico de los números: alcanzar el poder requiere dinero. El poder genera y preserva poder y, además, produce dinero, que es elemento clave para… ¿quieres que te lo cuente otra vez? Platiquemos de la endogamia que afecta agudamente al PRD y cuyo síntoma evidente es la lista de sus candidaturas. Se trata de la expresión más acabada de la organización humana propia del paleolítico e imperante en el Distrito Federal en este 2015. Por supuesto, estas habas endogámicas se cultivan y cuecen en todo el territorio y son, obviamente, de todos los colores. Hablaremos de esas candidaturas que seguramente incluirán, además de algunas ilustres familias de gran pedigrí perredista, otras verdaderamente emblemáticas: la parejita de Toledo y Valenzuela y el dueto de Armando Martínez Gómez, abogado de la jerarquía católica, y Agustín Basave, de clara estirpe salinista. De esto ya hablaremos si Dios nos da vida y razón.

En razón de los elogiosos comentarios de la señora Elena Poniatowska y Paco Ignacio Taibo II, leí el libro de Fabrizio Mejía Madrid, Disparos en la oscuridad. Me pareció un documento tan imaginativo y provocador, que pensé que nadie debía empezarlo si no tenía el tiempo suficiente como para darle fin en esa sentada. Comparto muchos de sus mandarriazos y rencores, escritos más que con tóner, con una bilis por demás explicable, pero nuestras fuentes no coinciden. Ayer domingo, en Reforma, Enrique Krauze escribió una información que contradice una aseveración de Fabrizio en su libro, del que ya he obsequiado (con absoluta mala fe) bastantes ejemplares. Queda pendiente este pequeño disenso.

Me voy a referir, igualmente, al affaire de don Francisco y su conversa con un amigo que automáticamente debe pasar a la categoría de ex. Tengo algunos puntos de vista que quiero compartir. Por ahora sólo un principio muy mexicano: el que se lleva se aguanta. Que tal que uno de nuestros más importantes personeros declara… perdón, perdón. Ya, como en la línea 12, no hay espacio. Con esto comenzaremos el lunes 9.

Twitter: @ortiztejeda