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Estudio genético en fósiles da pistas sobre patrones de movimientos poblacionales en el continente

Europeos del centro y occidente descienden de una migración rusa

Científicos secuenciaron parte del genoma con la mayor información de la historia humana de 94 hombres prehistóricos

El ADN de los primeros agricultores de España, Alemania y Hungría es casi idéntico, lo cual indica un origen común en el este, dice investigación publicada por Nature

 
Periódico La Jornada
Martes 3 de marzo de 2015, p. 2

Boston.

Los actuales habitantes de Europa central y occidental descienden en considerable medida de un grupo de antepasados que entre el Mesolítico y el Neolítico, y después, en la Edad de Bronce, emigraron desde el sur de la actual Rusia, según una investigación que publica la revista Nature.

El equipo internacional de expertos liderado por David Reich, del Harvard Medical School de Boston, se basa en los análisis genéticos de 94 hombres prehistóricos que vivieron entre hace 3 mil y 8 mil años, principalmente en la actual Alemania, pero también en Hungría, Suecia, España y Rusia.

Hemos desarrollado una nueva técnica que nos permite aislar la parte del genoma que contiene mayor información sobre la historia de la humanidad, y hemos secuenciado sólo esa parte, señala Reich en un comunicado de la sociedad Max Planck, que también participa en la investigación.

Los investigadores se basan principalmente en los resultados de dos grandes olas migratorias. Así, los cazadores-recolectores de Europa central y occidental fueron desplazados parcialmente hace unos 7 mil 500 años por la llegada de los primeros agricultores, en cuyas sociedades se integraron.

Desde el punto de vista genético, estos primeros migrantes son sorprendentemente similares, afirman los expertos. Los primeros agricultores de España, Alemania y Hungría son casi idénticos genéticamente, lo que indica un origen común en el este, señala Wolfgang Haak, de la Universidad de Adelaide, en Australia.

Replanteando teorías

Al contrario de lo que se pensaba hasta ahora, la investigación apunta a que las lenguas indoeuropeas no llegaron con esta gran ola migratoria, sino con la siguiente, que tuvo lugar hace unos 4 mil 500 años. Los migrantes procedían de la cultura yamna, en la región que actualmente ocupa el sur de Rusia.

Además de los cazadores-recolectores originarios y los primeros agricultores, estos ganaderos de las estepas eurasiáticas forman el tercer grupo identificado por los investigadores. Este tercer componente se apreciaba en todos los individuos de menos de 4 mil 500 años y en ninguno de los de épocas anteriores oriundo de Europa central, afirma el coautor Iosif Lazaridis, del Harvard Medical School.

En Alemania, este tercer componente genético aparece en los artesanos de la cerámica cordada de la transición entre el Neolítico y la Edad del Bronce, señala Haak. En la región actual germana de Sajonia-Anhalt, la coincidencia genética con la cultura yamna es de 75 por ciento, algo sorprendente teniendo en cuenta que ambos territorios distaban 2 mil 600 kilómetros entre sí, añade Lazaridis.

Los resultados sugieren que los artesanos de la cerámica cordada no sólo estaban genéticamente vinculados a los pastores de la estepa, sino que además tenían una lengua similar, dice el experto.

No obstante, añade Reich con precaución, los resultados de su estudio sólo cuestionan la teoría de la expansión del idioma vinculada con la migración de los primeros agricultores.

La familia de lenguas indoeuropeas es la mayor del mundo en número de hablantes y a ella pertenecen desde las lenguas románicas a las germánicas o las indoiranias.