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México está a tiempo de evitar que se repita la historia de Colombia, afirma

Urge evaluar plan antidrogas; matar a los pacientes no cura el mal: Escobar Henao
 
Periódico La Jornada
Jueves 5 de marzo de 2015, p. 12

Juan Pablo Escobar Henao planteó en el Senado que los gobiernos deben reconsiderar su estrategia armada para combatir el narcotráfico, porque ésta sólo genera más violencia. Al narrar su experiencia, lamentó que gran parte de los problemas que enfrentó Colombia en décadas pasadas por el tráfico de drogas, se repitan ahora en México.

Hoy veo la repetición literal de mi historia familiar en las calles de mi querido México, comentó el hijo de uno de los narcotraficantes más conocidos en el mundo, Pablo Escobar Gaviria, durante una reunión con la Comisión de Justicia, que encabeza el panista Roberto Gil Zuarth.

Sebastián Marroquín, el nombre que adoptó luego de la muerte de su padre, preguntó: ¿No es hora de evaluar los mecanismos de paz y no de guerra frente a las drogas? Agregó que matando a los pacientes no se cura la enfermedad.

La democracia tiene una deuda pendiente, que es firmar la paz con las drogas, recalcó y puso otro ejemplo para defender su tesis en contra de la prohibición del comercio de estupefacientes. Dijo que si algún gobierno decidiera prohibir la venta de pizzas, los productores se armarían, se desataría una guerra y los repartidores seguirían llevando esa comida a las casas, al igual que ahora se distribuye la droga.

Autor del libro Pablo Escobar, mi padre, Marroquín expuso que amar a uno de los mayores capos de la historia no le impidió cuestionar su violencia y forjarse una vida alejada del negocio del narcotráfico.

Explicó también que dos décadas después de la muerte de quien fue “el ícono de la cultura narco de los 80”, muchos otros capos han caído después, pero el negocio sigue, porque los gobiernos insisten en su guerra y gastan más en armas que en educación. Ni los niños ni los adultos aprendemos a punta de pistola.

Marroquín o Juan Pablo Escobar refirió que su esposa y su hijo son mexicanos y advirtió que México aún está a tiempo de evitar los daños que sufrió Colombia si le presta la debida atención al problema.

Agregó que cuando hay un vacío de Estado es el lugar propicio para que el narcotráfico lo ocupe.

Al encuentro, al que asistieron sólo senadores del Partido Acción Nacional, Marroquín narró que él pudo ser el Pablo Escobar dos, en 1993, pero le dijo no a esa vida, porque el narcotráfico es un negocio cortoplacista que te puede dar muchas cosas, pero al final te lo arrebata todo: tu vida, la de tus familiares, tu libertad, tu tranquilidad.

Expuso el largo y doloroso camino que, junto con su madre, su hermana y su esposa, debió recorrer para encontrar un país que les permitiera estudiar y vivir en paz.

Gil Zuarth señaló que además del libro reciente, Marroquín protagonizó un documental también sobre la vida del jefe del cártel de Medellín y como pacifista, concretó el diálogo, la reconciliación y el perdón con víctimas de la violencia narcoterrorista ejercida por Escobar Gaviria, en Colombia, durante las décadas de los 80 y 90.

La narrativa de Marroquín, que además de escritor y conferencista es arquitecto y diseñador, da cuenta de quien trata de recuperar los valores humanos perdidos en la guerra contra las drogas, recalcó el panista.