Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Suplemento Cultural de La Jornada
Domingo 8 de marzo de 2015 Num: 1044

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

El cuento de
Amaramara

José Ángel Leyva

Sexo y literatura
Jorge Bustamante García

Yo a usted la amé...
Alexandr Pushkin

Clanes y caudillos
en la Revolución

Sergio Gómez Montero

Bei Dao, una isla
sin mar

Radina Dimitrova

Poemas
Bei Dao

Hermann Nitsch
en México

Ingrid Suckaer

Leer

Columnas:
Tomar la Palabra
Agustín Ramos
Jornada Virtual
Naief Yehya
Artes Visuales
Germaine Gómez Haro
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Paso a Retirarme
Ana García Bergua
Cabezalcubo
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La Jornada Semanal

 

Agustín Ramos

Cualidad de espejo

La transgresión es la característica más visible y menos atendida de la retórica de la humildad. Cuatro ejemplos que o bien ofrecen cuentos perfectos o bien imponen una nueva forma novelística podrían ser Cartucho, Las posibilidades del odio, Nana Ñ’u y Muros de azogue, porque en estos volúmenes los personajes transgreden el dogma del cuento como universo cerrado y transmigran a otras historias.

La aparición de la novela ¿Dónde estás corazón?, de Beatriz Espejo, da oportunidad de repasar esta constante: la cualidad de cada cuento como ente autosuficiente y como territorio insustituible dentro del conjunto de un volumen, de una recopilación o del panorama de la obra que incluye la novela. 

En un momento intermedio de la producción ficticia que Beatriz Espejo denominó “saga familiar deshilvanada”, la autora intenta persuadir al lector de que sus recuerdos y vivencias se convierten, merced al proceso literario, en “semillas irreconocibles destinadas a la página escrita”.

Esa declaración, vertida entre el volumen inaugural La otra hermana y el consagratorio Muros de azogue, parecía más bien una justificación pudorosa. Sin embargo hoy, habiendo aparecido ¿Dónde estás corazón?, luce como la piedra angular de un compromiso literario –radical desde el principio y en permanente progreso–, así como de la literaturización de lo familiar; la piedra sobre la que se basa un mecanismo sincrónico que puede dividirse en cuentos o en capítulos.

Esta obra armoniosa, unitaria, que parece organizada no a capricho de la autora sino sobre la voluntad de una materia narrativa consustancial a la biografía, y que por eso mismo determina el género tanto de cada narrador como de su destinatario; esta totalidad caleidoscópica, estable y móvil, fulgurante, ha observado un ascenso no lineal aunque sí con cúspides notorias que parecían haber llegado a su cenit en be De cuerpo entero (UNAM), el más escurridizo y “familiar” de sus libros.

Esto fue sólo aparente, porque la autora consiguió que varios cuentos suyos adquirieran más esplendor al engarzarlos en Antología personal, en El ángel de mármol y, sobre todo, en La hechicera (Cuadernos de Malinalco).

El cuento que da título a este último logra una vivisección veraz (literaria) de una personalidad femenina sin duda inspirada en Elena Garro. Ahí el narrador, astutamente masculino, afirma que “nuestros amigos revelan cualidades de espejo”.  

Independientemente del contexto en que aparezcan o del papel que desempeñen, esos “amigos” –plurivalentes, polimorfos– son los aliados primigenios, elementales, es decir los elementos espaciotemporales que varían de acuerdo con el enfoque preciso para cada historia, y son, así mismo, los personajes que intercambian trabajos narrativos: protagonistas acá, actores de reparto allá, testigos con la voz cantante aquí o con el oído atento a todo.

Comprometiéndose con la literatura en tanto disciplina artística y en tanto experiencia vital, esta escritora ha cultivado un estilo cada vez más corpóreo, audible y convincente, más profundamente extraído de la vivencia, más adecuado a una esencia literaria que conjunta orden, sonoridad, sobriedad, lucidez, intensidad, tersura y sabiduría: algo pocas veces leído en estos lares, menos aún cuando se trata de novelar una época distinta.

En ¿Dónde estás corazón?, Beatriz Espejo trenza historias con agilidad y derroche tanto de descripciones como de movimiento, sin renunciar a la orfebrería verbal, a la erudición ni a la familia. Y sobre dos ejes narrativos –la seducción a una monja y el amago de exorcismo a otra, ambas adscritas al convento de Corpus Christi–, restituye con lujo de detalles y casi sin deslices la primera mitad del siglo XVIII en México, continuando y superando la tradición nostálgica de nuestros mejores colonialistas.

Los destinos que Beatriz Espejo despliega en cada “página escrita” van poblando otra vez un mundo familiar, embellecido ahora por la paleta del pintor Miguel Cabrera. Este limbo restaurado con mano maestra involucra al lector en las pasiones y los giros que le van confiriendo consistencia terrenal.

¿Dónde estás corazón? representa una época inédita en la literatura mexicana. La re-presenta valiéndose de sólidos conocimientos literarios e históricos. En –y con– otras palabras, hace presente una historia que renueva los consabidos exvotos, leyendas sobresalientes y la inveterada costumbre del amor.