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Miriam Padilla concluye el documental Terreno de juego, el cual trata este tema

“Las barras de México apoyan aún de forma inocente a equipos”

La cinedocumentalista asevera que en Argentina sí son verdaderos grupos delictivos

La realizadora es de las primeras egresadas de la maestría de cine documental del CUEC

 
Periódico La Jornada
Jueves 12 de marzo de 2015, p. 8

La forma en que nació el documental Terreno de juego, dirigido por Miriam Padilla y que trata sobre las barras de los equipos de futbol de primera división, fue, según explicó la cinedocumentalista, “muy divertida porque empezó como la transformación de la cumbia, que, pese a ser una música marginal la adoptaron sectores que la marginaban.

Conocía amigos que me hablaban de la cumbia villera que se cantaba en los estadios; pensé en agregar un capítulo sobre cumbia y futbol. Revisando todo el material, ese capítulo estaba más interesante que los demás y más amplio. Un mundo muy interesante que merecía su propio documental.

Terreno de juego, que originalmente se llamaba Pasión y música, es un trabajo de Miriam Padilla, quien es una de las dos primeras egresadas de la maestría en cine documental por el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC), de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)).

Miriam Padilla se puso a investigar sobre el tema y lo que descubrió fue que todo los materiales que existían de las barras era “tratados desde “el punto de vista de la fiesta o sociológico, siempre se quedaba en la frontera de abordar el tema de las estructuras que sostenían a los dirigentes de las barras.

“Además conocía a las barras argentinas por unos amigos; conocía lo que sucedía, desde las entrañas, y, preguntando a algunos amigos integrantes de éstas, me comentaron que algunos viajaban a Argentina, que otros más trajeron los cantos desde allá y que todo comenzó en Pachuca, con el equipo de esa ciudad.

“Para mi documental hice trabajo de campo, no hubo textos que me dijeran algo más respecto a que ‘los chicos son el barrio y se identifican en las canchas con su equipo favorito’. Hay uno o dos trabajos serios, pero yo quería ahondar en la investigación de campo y testimonios en México, porque el fenómeno en Argentina está muy documentado”.

Padilla confesó: desde que comencé a estructurarlo sabía que tenía que hablar de afición, y hablar de Argentina, que es donde surgió y que está íntimamente ligado con México; además tenía un plan b, pues si no obtenía una beca de movilidad para ir grabar a Argentina lo podíamos solucionar con un archivo. El objetivo era reflejar lo que pasa allá y lo que comienza a pasar aquí.

Padilla se fue a Sudamérica y allá un amigo la conectó con gente para integrar Terreno de juego, todo un capítulo de las barras bravas argentinas.

La conclusión a la que llegó, después de esa experiencia, fue: “hay muchas cosas que se parecen entre México y Argentina, sobre todo en la mecánica y en la dinámica, pero no creo que llegue a las dimensiones de las barras bravas en Argentina; allá sí son grupos delictivos, aquí todavía no. En la punta de la pirámide de las barras en México sólo hay algunos chicos que pueden vivir de ellas, pero la mayoría lo hace inocentemente por apoyar a su equipo y tienen contradicciones muy fuertes, como un chico punk antisistema, porta el nombre de un banco o una empresa en la playera de su equipo.

Intereses y Cosas del futbol

“Se justifican por el amor al equipo que apoyan; pero sí existen intereses muy grandes que manipulan y/o están coludidas con las barras. Hay muchas cosas que se mueven en el futbol, y que se convierte en pretextos; las barras terminan siendo un pretexto ideal para que muchos chavos se junten y compartan el amor por el mismo equipo, pero además para compartir intereses con personajes políticos y empresariales”.

Entre los testimonios aportados en Terreno de juego destaca el del coordinador de edición del periódico La Jornada y autor de la columna Cosas de futbol, Josetxo Zaldúa.

La cinedocumentalista comentó: cuando me di cuenta de que necesitaba que me hablaran de temas específicos como el de Carlos Ahumada y el futbol al servicio de la política, fue cuando le hicimos la entrevista, y me despejó muchas incógnitas que tenía y de cosas que no tenía contempladas, pero que dentro de la entrevista salieron. Josetxo le otorgó importancia al trabajo y redondeó el objetivo del documental.

Padilla señaló que ser una de las dos primeras egresadas de la maestría en cine documental por el CUEC: Es un honor. pues formar parte de la primera generación fue muy positivo; toda la generación entró con una actitud de sacar películas; ser de las dos primeras es importante, porque poder concluir el proyecto, hacerlo en equipo, que los profesores me ayudaran a converger los temas y poder concluir un documental, que considero redondo, es importante, pues muchos se quedaron en la fila.