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La obra del corresponsal David Finkel, en la feria UANLeer

Gracias por su servicio, retrato crudo de los estragos causados por la guerra
 
Periódico La Jornada
Miércoles 18 de marzo de 2015, p. 4

Monterrey, NL.

Desde 2001, Estados Unidos ha enviado a más de dos millones de soldados a Irak y Afganistán. Según el periodista David Finkel (Estados Unidos, 1955), entre 20 y 30 por ciento vuelve a casa con depresión, ansiedad, pesadillas, problemas de memoria, cambios de personalidad e ideas suicidas. En algún momento se registró un suicidio cada 80 minutos.

Finkel fue corresponsal de guerra en Irak y escribió en 2010 el libro Los buenos soldados, para narrar sus experiencias al lado de los combatientes. Tres años después, el reportero y editor de The Washington Post publicó Gracias por su servicio (Crítica / Paidós), en el que retrata de manera cruda y brillante los estragos físicos y sicológicos que las batallas dejaron en los soldados y en sus familiares. El ganador del premio Pulitzer en 2006 presentó en Monterrey Gracias por su servicio, dentro de las actividades de la Feria Universitaria del Libro UANLeer 2015.

Finkel señaló en entrevista para La Jornada que la figura de los soldados en la cultura estadunidense no es entendida, no podemos decir que están abandonados, pero siento que muchos soldados no se sienten comprendidos.

–Corea, Vietnam, Irak, Afganistán: hay muchas guerras en las que Estados Unidos ha participado muy lejos de su territorio, que han sido cuestionadas y han dejado muchísimas muertes. ¿Qué piensa de ello?

–Dejo mis opiniones fuera de mis libros. Le daré la vuelta a la pregunta: ¿qué es lo que piensan ellos, los soldados? Ellos fueron los que pelearon. Lo que puedo decir es que en la mayoría de los casos no piensan en algo tan grande. Simplemente están teniendo su lucha personal. No están pensando si la guerra va a resolver algo, si la guerra es buena o mala. Regresan a su casa tratando de resolver estas preguntas: ¿qué fue lo que pasó?, ¿quién era cuando estaba ahí y quién soy ahora?, ¿cómo me siento al respecto? No es sólo sicológico, hay una línea moral en su interior.

–¿Estos soldados mantienen el patriotismo a pesar del sufrimiento personal?

–Algunos piensan que hicieron las cosas bien; otros, que fue un desperdicio, pero la mayoría sólo regresa a casa pensando ¿qué diablos fue eso? ¡Eran tipos de 19 años! Tener 19 años es sentirse invencible. Ellos no son los responsables de las políticas que siguieron, su trabajo era pelear en la guerra. De acuerdo con eso, hicieron lo correcto. Fueron con un sentido de misión: iban a ganar la guerra y nada malo les pasaría. Entonces se murió el primero, se murió el segundo, empezaron a perder brazos y piernas, ojos, oídos, todo. Regresaron a casa y empezaron a beber demasiado, a meterse en pleitos. Una vez afectado en ese nivel, no puedes darte el lujo de pensar tan grande. Simplemente es ¿qué me pasó a mí?

–En México los soldados han sido utilizados para combatir al narcotráfico; han matado a muchas personas y han muerto militares también. ¿Tendrán problemas similares?

–Sí, por supuesto. Ya sea en Estados Unidos o en México, una guerra en Irak o una narcoguerra, o lo que está sucediendo en Siria. Es sentido común: si eres un ser humano, si has hecho algo o has visto algo, simplemente te sacude hasta los huesos. ¿Cómo no podrías estar afectado?

—¿Debería el gobierno estar trabajando para ayudarlos?

—No soy el más calificado para responder eso. Desde un nivel humano, claro que sí. Pero, lo siento, no lo sé.