21 de marzo de 2015     Número 90

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

Paradojas del aromático

Falta café, pero caen los precios

El consumo mundial del café va en ascenso, a un ritmo mayor que la producción, eso indica que hay déficit. Sin embargo, los precios internacionales de este cultivo –propio de América Latina, África, Asia y Oceanía- han sufrido una caída singular de octubre pasado a la fecha (periodo de cosecha en varios países, incluido México), que los coloca en su peor posición en un lapso de un año, según se observa en el Informe del mercado del café, febrero 2015, de la Organización Internacional del Café (OIC).

El documento, disponible en la página web de esta organización, www.ico.org, y el cual se actualiza mes con mes, muestra que el precio compuesto de todas las variedades café cayó de 172.88 centavos de dólar por libra registrado en promedio en octubre de 2014 a 141.10 centavos promedio en febrero de 2015. Esto es, hubo una baja de 18.4 por ciento. Este precio registró en febrero de 2014 un nivel de 137.81 centavos y en marzo de 2014, 165.03.

De acuerdo con la OIC, el motivo del declive fue una mejora del tiempo en Brasil –el líder mundial en producción- que indujo una presión fuerte por vender.

Cabe decir que, según análisis de la Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras (CNOC), las expectativas que tenía el mundo apenas en octubre pasado es que la cosecha brasileña del 2015 sería afectada por sequía en un segundo año consecutivo y eso, aunado a las afectaciones por la roya en el café de Centroamérica, Perú y México, propiciaría una reducción de la oferta global. Hoy, día, dice la CNOC, la información que, se dice, influye en los mercados internacionales del café (en Nueva York y Londres) es la relativa al registro de lluvias en Brasil, que llevarían a una mejoría de su próxima cosecha 2015 (mayo-septiembre), además de que una fuerte devaluación de la moneda brasileña, el real, ante el dólar propiciaría que Brasil exporte buena parte de sus inventarios acumulados de los ciclos 2012-13 y 2013-14.

Sin embargo –dice CNOC-, la especulación está detrás de todo esto. Señala que por la información reciente de la OIC, “se concluiría que la producción será casi igual que el consumo en los ciclos 2014-15 y 2015-16 y los inventarios se mantendrían en alrededor de 36.5 millones de sacos. Los inventarios son relativamente bajos para un cultivo perenne y tropical. (…) La explicación de la fuerte disminución de precios estaría más en la dinámica especulativa de los mercados financieros y la fortaleza del dólar, que lleva a un fuerte aumento de los mercados accionarios y a una caída de los precios de las materias primas como serian el petróleo y el café. Lo que se ve actualmente es que se utilizan las noticias sobre Brasil para reforzar una apuesta bajista de precios”.

El reporte de la OIC estima que la producción mundial de 2014-15 (octubre-septiembre) será de 142 millones de sacos (de 60 kilos), 4.6 millones menos que en 2013-14 y el nivel más bajo en tres años.

“Eso significa un déficit en el mercado cafetero en el año en curso, aunque las existencias en los países exportadores han permitido hasta ahora que las exportaciones continúen a un fuerte ritmo”.

Las estadísticas de la OIC señalan que el consumo en 2013 sumó 146 millones 100 mil sacos, 2.1 por ciento arriba de un año previo y 6.5 por ciento sobre los 137 millones 185 mil registrados en 2010. Tanto los países exportadores, como los mercados emergentes y los mercados tradicionales registran aumento en su consumo absoluto de café, pero el alza es más marcada en los dos primeros.

En cuanto a México y Centroamérica, la OIC estima que la producción total será en 2014/15 de 18 millones de sacos, 7.9 por ciento más alta que en 2013-14, “lo que sugiere que el impacto de la roya del café está disminuyendo un tanto. No obstante, deberá tenerse en cuenta que esa cifra es menor en dos millones de sacos respecto de la producción de esa región en 2011-12, antes del brote de roya, y que continúa el daño social y económico que la plaga causó en muchos países”.

Las variedades de café que la OIC menciona son suaves de Colombia, otras suaves, brasileñas naturales y robustas. Los cafés otras suaves, a los cuales corresponde el café mexicano, registraron en febrero de 2014 un precio de 173.64 centavos de dólar por libra, en marzo de ese año pasaron a 211.07 y para octubre de 2014 llegaron a 225.29 centavos. En febrero de 2015 estuvieron en 178.89. (LER).

Reconfigurando el mercado:
los pequeños productores
y el comercio justo

Silvia Jurado Celis Doctorado en Desarrollo Rural, UAM-Xochimilco

El Comercio Justo (CJ) es un movimiento innovador que ha permitido a miles de pequeños productores alrededor del mundo posicionarse en el mercado internacional por medio de redes solidarias de comercio. Incorpora valores sociales a este mercado para que de ser un espacio de desigualdad, y ha presentado a lo largo de su historia de más de tres décadas una serie de contradicciones y complejidades que lo tienen hoy en una encrucijada.
Quiero en este texto aportar un acercamiento al CJ y sus implicaciones desde el punto de vista de los pequeños productores.

Avances y retrocesos. La primera relación entre una organización de pequeños productores de café y una comercializadora solidaria en Holanda surgió en México, con la Unión de Comunidades Indígenas de la Región del Istmo (UCIRI) como protagonista.

La iniciativa de vender directamente el café al consumidor fue un éxito, poco a poco el volumen de ventas aumentó y el sistema se fue complejizando, y se consolidaron estrategias, como el uso del sello que garantiza que el producto se comercializa mediante canales justos y que avala un precio mínimo superior al que marca la Bolsa internacional del café y una “prima” que permite a las organizaciones de pequeños productores tener acceso a mayores ingresos.

Se construyeron instituciones que pudieran apoyar su regulación; nació la Fairtrade Labelling Organization International (FLO, que actualmente es FI) en 1997; así como procedimientos como la certificación por terceros, que se ejerce vía FLO-Cert (organismo separado de FI, responsable de regular procedimientos y estándares de certificación).

El CJ comenzó a girar alrededor de un sello, más que de la propuesta política. Este sistema ha caído en una serie de contradicciones ante los pequeños productores, que son quienes le dieron origen; poco a poco se fue estableciendo una distancia importante entre sus instituciones y las organizaciones de base, por la toma de algunas decisiones como: a) eliminar la representación de los productores en la junta directiva de FLO, y b) incluir corporaciones y plantaciones en el esquema de certificación, lo que abrió la puerta a empresas como Nestlé, impulsando así una franca competencia desleal en un espacio de comercio justo.

La reflexión aquí es que si bien hay que regular el trabajo de los jornaleros agrícolas, la ganancia finalmente se queda con el dueño de la plantación. ¿Dónde está la justicia?

Por otra parte, la flexibilización de estándares a favor de las corporaciones, así como la certificación de oro que le abre la puerta a la minería, son hechos que han ampliado la distancia entre la institución y los pequeños productores.

Ante este panorama, las organizaciones campesinas no se han quedado con los brazos cruzados. Están trabajando en la conformación de la alternativa mediante diversas acciones:

1.- Conformaron la Coordinadora Latinoamericana y del Caribe de Pequeños Productores de Comercio Justo (Clac), en el entendido que el CJ es una de las vías que los coloca de manera más favorable en el mercado, pero debe ser concebido bajo las reglas de los pequeños productores.

2.- Se ha implementado el Símbolo de Pequeños Productores (SPP). Así pretenden mantenerse en el mercado pero con un distintivo de pequeños productores, diferenciados del sistema FLO.

3.- Se han conformado redes de pequeños productores de Asia y África que, junto con la Clac, están ejerciendo presión dentro de FI para que se decida a favor de los campesinos y artesanos y no de las grandes corporaciones.

Con ello han logrado replantear la representación de los pequeños productores.

En esta coyuntura, los puntos estratégicos para los pequeños productores son: a) dar prioridad a mercados nacionales, lo cual es una manera de re-territorializar el CJ como apuesta política entendiéndolo desde los mercados locales y regionales. Para ello se han puesto en marcha cafeterías y redes de comercio local, y b) potenciar el comercio sur-sur, en un afán de no depender de las ventas de exportación hacia Estados Unidos o Europa; la estrategia está en proceso de consolidación, pero es una de las principales apuestas.

Por medio de estas acciones, los pequeños productores continúan marcando puntos de cambio en el mercado internacional, apostando por un comercio desde “el Sur” es decir, desde los campesinos; esto implica un proceso de descolonización, que en este caso se propone vía la re-territorialización del espacio comercial. El mercado es así un espacio más para la lucha campesina.

Un futuro difícil para
los cafetaleros mexicanos

Fernando Celis Callejas Asesor de la Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras (CNOC)

La producción de café en México es en 90 por ciento de arábigos lavados (pergaminizados), considerados los de mayor calidad. En los 15 años recientes la producción y el consumo mundiales de este café no han aumentado, con excepción de los cafés especiales, como los de alta calidad, de origen, orgánicos, y de Comercio Justo.

Lo que sí ha aumentado es la producción y el consumo de café robusta y en menos de siete años esta variedad rebasará el consumo de arábigos. Los robusta son más baratos, se les considera de menos calidad y son usados por la gran industria solubilizadora, que ha enfocado su principal promoción en el sudeste de Asia, donde se tiene el mayor crecimiento de demanda de este café.


Cortador de café arábigo en el municipio de Coatepec, Veracruz. Esta variedad es la mejor cotizada en el mercado. FOTO: Miguel Ángel Carmona. / Archivo

Después de dos ciclos de precios por arriba de 200 dólares por cien libras para de los cafés arábigos, en los ciclos 2012-13, 2013-14 se tuvo un fuerte aumento de la producción en Brasil y Vietnam que llevó a una baja de precios a un nivel cercano a cien dólares en noviembre del 2013; posteriormente, en febrero del 2014, una sequía en Brasil elevó los precios hasta unos 180 dólares en promedio y luego se registraron fuertes vaivenes durante 11 meses.

En los meses recientes la fortaleza del dólar; la caída de precios del petróleo; una disminución del consumo mundial de café en 2014, y lluvias en Brasil, que limitarían las pérdidas de una segunda cosecha con problemas de sequía, ocasionaron una fuerte baja de precios en enero y febrero de este año, en medio de la cosecha en México, y para marzo ya se colocan hasta en 130 dólares las cien libras.

En nuestro país, los ciclos 2011-12 y 2012-13 brindaron cosechas promedio de 4.4 millones de sacos (de 60 kilos), pero las afectaciones por la roya motivaron una caída a 3.3 millones de sacos en 2013-14 y no superará los 3.2 millones en la actual cosecha. De no controlarse los daños por la roya, de continuar cayendo la producción y si persiste la tendencia negativa de los precios, se tendrá una crisis sin precedentes en la cafeticultura nacional.

En cuanto al consumo interno de café, ha aumentado de un millón de sacos a 2.6 millones en los 15 años recientes, y aún es bajo, de 1.2 kilos per cápita, contra 2.5 en Centroamérica y cinco en Brasil. Si con el establecimiento de miles de nuevas cafeterías con un café de más calidad y mejor preparado se mejoró el consumo, ahora se tiende a un retroceso, ya que la gran industria solubilizadora (Nestlé) está recuperando terreno con el producto soluble, más barato, que incluye más robusta, y en algunas presentaciones de bolsitas, su contenido es de azúcar en más de 50 por ciento, no más de diez por ciento de café soluble, polvo de leche y una buena cantidad de saborizantes artificiales y conservadores. Se perfila así una mayor “chatarrización” del consumo de café en México.

Las políticas públicas y los programas para el café. Con retraso y recursos limitados, en 2013 se definieron nuevos programas; lo que era Fomento Productivo se convirtió en el Procafé; para el 2014 se asignaron 700 millones de pesos a este programa, que son hasta 40 por ciento inferiores a lo que se operó en algunos años de la década anterior.

Ahora desde la Secretaría de Agricultura (Sagarpa) se centraliza la administración de los recursos y programas. Se quitó el manejo del padrón cafetalero y de algunos programas a la Asociación Mexicana de la Cadena Productiva del Café (Amecafé), se ha debilitado la relación entre el Sistema Producto Café y la Sagarpa y se realizan muy pocas reuniones para revisar el avance de los programas y definir su operación.

Los resultados hacia fines del 2014 y para el 2015 no son positivos. He aquí algunos casos:

En septiembre de 2014 echó a andar una actualización en el padrón de productores de café, y pese a las peticiones del sector de empezar con la atención de nuevos productores y el geo posicionamiento satelital de los que tenían menos de media hectárea, se empezó con la recepción de los documentos legales de los que se consideran productores; la mayoría de los que ya estaban en el padrón no acudieron y para fines de febrero de 2015 hay un fuerte retraso y aparecen muchos nuevos productores a los que no se les ha geo posicionado su terreno. Si se pretendía reducir el número de productores a unos 350 mil, probablemente aumentarán en varias decenas de miles.

En Impulso Productivo se atiende a unos 150 mil productores con un apoyo de mil 300 pesos para cada uno. Esto no es interesante para muchos productores, pero hacen los trámites para recibir el dinero sólo para “no quedarse fuera”, considerando que pudiera haber más apoyos a futuro.

En la compra de planta de café, de hasta 500 unidades por productor no se conoce el número de beneficiarios; la Sagarpa realiza la compra y no se conoce cuánta se compró, de que variedad, como se distribuyó, cuántas se introdujeron y cuántas estarán en condiciones de producir.

En lo que corresponde a viveros tecnificados, se programaron 40 en el 2014, para producir 500 mil plantas cada uno, y para febrero del 2015 ya se decía que serían 32 y probablemente la mayoría no producirán planta para el 2015.

En cuanto a la asistencia técnica, se contrataron 400 técnicos que para fines del 2014 apenas se estaban capacitando y, según reportan organizaciones y productores, en este 2015 los técnicos andaban levantando firmas para justificar el año anterior y realizando diagnósticos. Estos técnicos en la mayoría de los casos no están ligados a organizaciones y tienen dificultades para integrar a los grupos que atenderían, ya que tendrían que coincidir con los que reciben plantas y apoyos para la producción.

En relación a la promoción del consumo, se sabe que se elaboró un video y un libro y se hacen promociones que no fueron consultadas ni acordadas con los integrantes del sector.

Para el 2015 el presupuesto de Procafé es de 730 millones de pesos; desde el sector productor se hacen propuestas y no se toman en cuenta. Se ha insistido en que en este monto se destine principalmente el recurso a Fomento Productivo y no se incluyan cuestiones como el padrón, asistencia técnica, promoción del consumo y otros, ya que la Sagarpa cuenta con recursos para ello en otras áreas. Se sigue con la misma dinámica de 2014, de ignorar las propuestas del sector productor.

El tema más controvertido es el del control de la roya. En 2013 el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) no intervino porque los recursos fiscales se asignaron a la Dirección de Productividad de la Sagarpa. Se aplicó un nuevo producto biotecnológico en Chiapas que, según la mayoría de los productores, no funcionó. En 2014 tampoco intervino el Senasica, porque, se dijo, no le autorizaron recursos. Para 2015 se ha informado que se tendrían 55 millones de pesos para campañas contra broca y roya, y desde el sector productor se considera que este monto es insuficiente. Según Senasica, se tendría un plan de control de la roya en febrero y se iniciarían reuniones en los estados en marzo. Desde el Sistema Producto Café se planteó que se hiciera un plan de manera conjunta, pero hasta ahora no se conoce lo que realizará el Sensaica.

Lo que se observa en la Sagarpa es descoordinación entre sus diferentes áreas y poco interés por acordar las políticas y programas con las organizaciones de productores.

Las organizaciones. Entre 1992 y 2009 se tuvo una coordinación de las principales organizaciones gremiales cafetaleras, que logró cierto éxito en la propuesta e instrumentación de políticas públicas para el sector, pero desde el 2010 se ha dado una fuerte dispersión y debilitamiento en la capacidad de gestión.

En algunas organizaciones influyen más los intereses de las grandes empresas y algunos representantes son más bien compradores de café; otras se ligan a agrupaciones del Congreso Agrario Permanente (CAP) y actúan más como organizaciones campesinas con demandas más generales de intervención estatal. La Coordinadora Nacional de Organizaciones de Café (CNOC) ha decidido seguir participando en las instancias del sector, como el Sistema Producto Café, la Amecafé y el Fideicomiso de Recuperación del Fondo de Estabilización, Fortalecimiento y Reordenamiento de la Cafeticultura Nacional (Fircafé), y presenta propuestas de políticas públicas, pero los resultados no son significativos.

Se observa una gran dispersión de los productores, que siguen estrategias de tener otros ingresos, subsidios y una relación más utilitaria con las organizaciones de productores.

Se perfila un futuro con muchos problemas para los cafetaleros, si no se controlan las afectaciones por la roya y no se establece un plan nacional de renovación de cafetales; si los precios del café disminuyen por debajo de los 120 dólares las cien libras, y si desde el gobierno federal se continúa con una definición unilateral de los programas, un manejo centralizado, la falta de transparencia e ineficiencia en el uso de los recursos. Todo esto sin duda propiciará una mayor inconformidad de los productores de café, que tenderán a ser más demandantes. Es necesario detener el deterioro en la cafeticultura nacional, principalmente en lo que corresponde a la producción y el consumo interno. Para ello se requiere construir una coalición más amplia de productores y organizaciones con la fuerza suficiente para influir en las políticas públicas, pero además se necesita un gobierno que realmente entienda y atienda los intereses de los productores de café, que en su gran mayoría son campesinos e indígenas.

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