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Fue el séptimo escritor de ese país reconocido con el Premio Nobel de Literatura

Fallece Tomas Tranströmer, un tesoro nacional de Suecia

Agradecemos por toda la riqueza que nos dio, expresa el ex primer ministro Carl Bildten

La trascendencia de su poesía no puede ser exagerada, afirma su colega Eva Ström

Hizo un análisis del enigma de la identidad individual frente a la diversidad laberíntica del mundo, opina su editor

 
Periódico La Jornada
Sábado 28 de marzo de 2015, p. 3

Estocolmo.

Triste noticia. El poeta sueco y ganador del Nobel de Literatura Tomas Tranströmer nos ha dejado, pero sus palabras jamás morirán. Así es como el Ministerio de Relaciones Exteriores anunció el fallecimiento del autor de 83 años de edad.

La Academia Sueca y la editorial Banner también dieron a conocer el deceso de una voz que exploró en su literatura la relación entre el yo interior y el mundo a nuestro alrededor.

El jurado de la Academia Sueca, cuando lo distinguió en 2011 con el Premio Nobel de Literatura, argumentó que la poesía de Tranströmer a través de sus imágenes condensadas y translúcidas, aporta un fresco acceso a la realidad.

Oraciones laicas

Nacido en Estocolmo, el 15 de abril de 1931, la vocación de Tranströmer por la escritura comenzó desde adolescente, aunque su debut literario ocurrió a los 23 años, en 1954, con el libro 17 dikter (17 poemas), publicado por Bonniers, una de las máximas editoriales suecas, con la que siguió a lo largo de toda su carrera.

Durante muchos años combinó la escritura con su profesión de sicólogo, hasta que en 1990 sufrió una hemiplejía que lo dejó semiparalizado y por la que padecía una pérdida progresiva de la capacidad de hablar (afasia).

Sin embargo, tres años más tarde regresó con la publicación de un breve volumen de memorias, Minnera ser mig (Visión de la memoria), que escribió gracias a la ayuda de su mujer, Monika Bladh.

La obra de Tranströmer, que se caracteriza por la economía del lenguaje, la concreción y el uso de conmovedoras metáforas, ha sido traducida a unos 60 idiomas.

El anuncio del Nobel de Literatura en 2011 sorprendió, pues Tranströmer era poco conocido fuera de los círculos poéticos. Es el séptimo sueco distinguido con ese premio y el primer poeta premiado desde la polaca Wislawa Szymborska, en 1996. Figuró en la lista de candidatos considerados por la Academia Sueca desde 1993 y desde entonces siempre estuvo presente entre los favoritos hasta obtenerlo.

Agradecemos por toda la riqueza que nos dio Tomas Tranströmer. Vivirá, afirmó Carl Bildten, ex primer ministro sueco (1991-1994), en Twitter.

Es un tesoro nacional para nosotros de alguna manera. Su importancia para la poesía sueca no puede ser exagerada, declaró a la agencia de prensa TT, la poeta sueca Eva Ström.

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Tomas Tranströmer, el 10 de diciembre de 2011, durante la entrega de los premios Nobel en la Sala de Conciertos de EstocolmoFoto Reuters

Tomas Tranströmer fue criado por su madre luego del divorcio de sus padres, cuando era niño. Mostró atracción por la literatura y abrevó en la naturaleza que rodea a la capital sueca.

Luego viró hacia motivos más sombríos, personales y metafísicos en busca de la trascendencia y la comprensión de lo indecible.

Graduado en sicología, en 1956, trabajó en el Instituto Sicotécnico de la Universidad de Estocolmo, antes de ocuparse en 1960 de jóvenes delincuentes en una institución especializada.

Al mismo tiempo que atendía a personas con discapacidad, condenados o toxicómanos, escribía poesía. Era un apasionado del piano y tuvo dos hijas.

Tranströmer consideraba que el examen poético de la naturaleza hace posible sumergirse en las profundidades de la identidad humana y de su dimensión espiritual.

La existencia de un ser humano no acaba allí donde acaban sus dedos, declaró un crítico sueco en referencia a los poemas de Tranströmer, a los que describe como oraciones laicas.

La fama del poeta sueco en el mundo anglófono debe mucho a su amistad con su par estadunidense Robert Bly, quien tradujo al inglés buena parte de su obra. En los poemas de Tranströmer abundan las metáforas y las imágenes. Ilustran escenas simples de la vida cotidiana y de la naturaleza.

Su estilo introspectivo, descrito en la revista Publisher Weekly como místico, versátil y triste, desentona con la vida misma del poeta, comprometido en la lucha por un mundo mejor y no únicamente a través de sus poemas.

Para su editor, la poesía de Tranströmer es un análisis permanente del enigma de la identidad individual frente a la diversidad laberíntica del mundo.

En 1966 recibió el prestigioso premio Bellman. Seguirían numerosas recompensas, como el Neustadt International Prize (Estados Unidos, 1990). En 1997, la ciudad obrera de Västeraas, donde vivió tres décadas antes de volver a Estocolmo en los años 90, creó el premio Tranströmer.

Su primera obra tras el ataque de apoplejía, seis años después, fue la antología Góndola fúnebre, de la que se vendieron 30 mil ejemplares, una buena cifra para el género de la poesía. Después de este éxito, Tranströmer no publicó nada durante ocho años, salvo su correspondencia con Bly. En 2004 apareció El gran enigma, una antología de 45 haikus.