Opinión
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Desde el otro lado

Historias cotidianas

M

cFarland es una ciudad ubicada en el corazón de un valle de California, donde se producen dos terceras partes de las hortalizas que se consumen en Estados Unidos. De acuerdo con el censo de 2010, 91 por ciento de sus pobladores son de origen latino y por generaciones han sido jornaleros agrícolas. El ingreso medio de las 2 mil 600 familias que la habitan es 60 por ciento menor al del estado.

Este micromundo está comprimido en la película del mismo nombre: McFarland USA, inspirada en una historia real. Más allá de sus estereotipos –el patriarca, los tamales, las enchiladas, la Guadalupana, la quinceañera, etcétera– la trama es una calca de la vida en decenas de ciudades en las que la mayoría de sus habitantes son de origen latino y sus relaciones sociales, familiares y laborales son similares.

La mayoría de los jóvenes se levanta a las cuatro de la madrugada para después de una jornada en la cosecha de legumbres, y ante la ausencia de cualquier medio de transporte, literalmente corren cuatro o cinco kilómetros para llegar a tiempo a la secundaria. Esa singular característica le permite a un profesor recién llegado al pueblo percatarse de sus extraordinarias condiciones físicas. Los invita a integrar un equipo de carrera a campo traviesa, contrariando las absurdas pretensiones del profesor de deportes de que participen en el equipo de futbol americano, deporte en el que tienen desventaja física evidente. Superando la negativa del director de la escuela, pone en práctica un programa para entrenarlos en ese peculiar y desconocido deporte en el pueblo de McFarland. Al final de cuentas, gracias a su persistencia y los sacrificios de los jóvenes, el programa rinde frutos y ganan la competencia de esa especialidad en el estado, superando a otros competidores cuyas condiciones socioeconómicas son evidentemente superiores.

La trama no es muy diferente a otras basadas en la vida real, en las que la voluntad de los protagonistas supera las difíciles condiciones en las que viven. Una de ellas, Con ganas de triunfar, en la que un grupo de alumnos de origen latino supera innumerables obstáculos en una secundaria de Los Ángeles y aprueban un difícil examen de matemáticas para ser admitidos en la universidad.

¿Cuánto habrá que esperar para que la condescendencia con los latinos y el descubrimiento de su capacidad de superación, decencia e integridad, resaltada en ésta y otras historias, sean la premisa que permita igualar las condiciones de todos los jóvenes, independientemente de su condición y origen?