Sociedad y Justicia
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Decreto de 1948 arrebató 100 hectáreas a Salazar; ahora las compraron empresarios

Riesgo de mayor violencia por disputa de terrenos en Lerma

Aunque legalmente no les pertenecen mantuvieron la posesión, como desde hace 200 años, dicen habitantes de la comunidad mexiquense

Denuncian amenazas de muerte de los nuevos propietarios

 
Periódico La Jornada
Miércoles 1º de abril de 2015, p. 32

Tras un decreto presidencial emitido en 1947, la comunidad de Salazar, en el estado de México, se vio privada de más de 100 hectáreas, las cuales fueron cedidas al pueblo vecino de San Mateo Atarasquillo, que a su vez las vendió a grandes empresarios que han construido ahí sus casas de descanso, tras haber cambiado el uso de suelo de forma irregular, en complicidad con las autoridades agrarias.

Así lo denunció un grupo de pobladores de Salazar, quienes explicaron que aunque formalmente San Mateo tiene la propiedad legal de dichos predios, ellos los tienen en posesión de hecho desde hace varias generaciones para fines habitacionales y agrarios, en un diferendo que ya ha provocado algunos roces y podría devenir en una situación de mayor violencia si las autoridades no intervienen.

En entrevista con La Jornada, los habitantes de Salazar –quienes pidieron el anonimato– explicaron que el municipio vecino de Huixquilucan trató de quedarse con más de 900 hectáreas de esa zona, adyacente al Parque Nacional La Marquesa, pero en 1943 un decreto presidencial señaló que esa área correspondía al municipio de Lerma.

Sin embargo, en 1948 el gobierno de la República emitió un nuevo decreto donde repartió esas 900 hectáreas entre los pueblos de Santa María Atarasquillo, San Mateo Atarasquillo, Analco, San Miguel Ameyalco y la Cañada de Alférez, dejando fuera a Salazar y sin avisarle de dicho cambio.

En la nueva repartición, indicaron los pobladores, alrededor de 100 hectáreas pertenecientes a esta última localidad le fueron asignadas a San Mateo Atarasquillo, entre ellas diversas tierras de cultivo e incluso el panteón de Salazar, construido en 1900.

Al vapor, cambio de uso de suelo

En el ánimo de no empezar un conflicto, aseguraron, los habitantes de dicho poblado permitieron que sus vecinos de San Mateo ocuparan las tierras en cuestión, pero hasta el momento no han logrado llegar a una solución negociada.

Desde el 48 ya no somos propietarios de esos terrenos, pero sí los tenemos en posesión, porque ahí habitamos y cultivamos. Yo tengo al menos unos 55 años trabajándolos, y contando a mi padre y mi abuelo, tenemos más de 200 años de posesión, enfatizó uno de los pobladores.

Dicha situación dio un giro en 2010, cuando San Mateo cambió el uso de suelo de esa área en disputa, de tierras comunales a tierras de pleno dominio, para vender varias hectáreas a empresarios ricos que ahí construyeron sus casas y ranchos de descanso.

Ahí, “nosotros producimos maíz, avena, papa y haba, y aunque no son tierras tan fértiles como las del valle, las han vendido para gente de dinero que ahí construyó sus fincas. Algunas partes las han deforestado y lo que quieren es hacer un complejo (comercial) estilo Santa Fe. Ya perdimos nuestra libertad, ya no podemos caminar por el bosque porque salen guardias y nos dicen: ‘no pueden estar aquí, es propiedad privada’”, lamentaron.

La modificación de la naturaleza jurídica de esos terrenos, consideran los habitantes de Salazar, se hizo al vapor, en menos de un mes, y con la complicidad de las autoridades agrarias encargadas de definir estos temas.

Aunque los quejosos han interpuesto al menos dos amparos indirectos y uno directo ante diversos juzgados de distrito, intereses económicos han impedido que lleguemos a un acuerdo con el pueblo de San Mateo Atarasquillo, que a principios de marzo quiso cercar con malla ciclónica una zona del bosque, lo cual impidió un grupo de habitantes de Salazar.

En aquella ocasión, recordó uno de los denunciantes, lograron frenar a quienes pretendían enmallar los terrenos, pero la tensión con el pueblo vecino sigue latente, alertaron los pobladores de Salazar, quienes dijeron haber recibido amenazas de muerte de los compradores de los terrenos que ellos reclaman como suyos.