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Centenares de personas claman justicia por los 43 desaparecidos de Ayotzinapa

Rinden homenaje a Elena Poniatowska en la capital francesa por su vida y obra

La escritora, periodista y colaboradora de La Jornada hechizó a la audiencia en la Casa de América Latina durante dos horas de charla pública, donde derrochó generosidad y humor

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Las escritoras Elena Poniatowska y Vilma Fuentes, colaboradoras de La Jornada, en la Casa de América Latina, en ParísFoto Eunice Chao
 
Periódico La Jornada
Jueves 2 de abril de 2015, p. 6

París.

Uno. Dos. Tres. Cuatro. Cinco. Seis. Siete. Contaron número tras número, hasta llegar al 43, más de 200 personas, en una abigarrada sala de conferencias de la Casa de América Latina en París.

La emoción de las voces alcanzó su paroxismo cuando, al final de esta cuenta, cuya carga conmovedora aumentaba con la enumeración, la voz atronadora, única y colectiva gritó: ¡justicia!

Antes, una voz delicada, pero firme, alta y queda a la vez, inolvidable aunque inesperada, había pronunciado los nombres de pila, los apellidos y los apodos, cuando los hubo, El Frijolito y otros tan atinadamente puestos, metáforas de una vida, de los 43 desparecidos de Ayotzinapa. Nombres recitados en medio de un silencio sepulcral donde el escalofrío, ése que provoca el horror o la náusea, parecía atravesar la sala en un soplo sonoro.

Magnetismo otorgado por los dioses

Invitada por la Asociación de Amigos de México en Francia, creada por el entonces embajador Jorge Carpizo, entre cuyos fundadores figuran Natalia Loaeza, Alex Dennetière y el escritor Jacques Bellefroid, para recibir un homenaje a su vida y su obra, Elena Poniatowska Amor puso en problemas al personal del recinto: las presentaciones de escritores y libros no suelen ser muy concurridos.

Así, bastan pequeñas salas para acoger al escaso público. Y esta institución no posee un auditorio capaz de recibir más de 190 personas. Resulta que Elena, gracias a un extraño magnetismo otorgado por los dioses, pero bien merecido, pues ella sabe darle la réplica con generosidad y humor, atrae a multitud de personas de las calidades más diversas y es capaz de llenar espacios más grandes que la salas de esta casa.

Poniatowska no quiso dar por terminado su homenaje con los elogios del catedrático y mexicanista Jean-Paul Duviols, los abundantes aplausos y los ¡Viva Elena!

La colaboradora de La Jornada concluyó recordando a los 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, desaparecidos. Explicar por qué sueño los desaparecieron, y por qué ese sueño no dejaba dormir a los tiranuelos de Guerrero que fundan su dominio dictatorial sobre la ignorancia y la pobreza de personas así esclavizadas.

Pequeña y frágil, de su cuerpo irradia esa fuerza seductora que es el carisma. Y, sobre todo, sabe hacer reír. Las dos horas que duró la entrevista pública pasaron sin que la gente viera girar las manecillas, hechizada, tanto por los episodios de su vida y de su obra citados por Duviols como por las anécdotas con que Elena salpicaba de humor y gracia sus respuestas. Los asistentes pudieron regalarse con sus retratos orales de este o aquel rasgo de Frida tan célebre como la Virgen de Guadalupe, Diego, Angelina Beloff, Tina, Leonora, algunos de sus personajes. Personas reales transformadas en materia de novela a través de un tratamiento de reportero y entrevistador.

Abre la UNAM centro en París

Durante un vino de honor, Jacques Bellefroid y yo platicamos con Alain Touraine, quien dijo: “Yo también soy colaborador de La Jornada”, antes de pasar a comentarnos que no pudo asistir, por desgracia, a la inauguración, la víspera, del Centro de Estudios Mexicanos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en París.

En ese mismo antiguo monasterio de los Cordeliers (de la orden franciscana), construido con la ayuda de San Luis hacia 1250, parte de la Escuela de Medicina más recientemente, tendrá su sede este centro de intercambios entre la UNAM y la Universidad Pierre y Marie Curie.

La finalidad es la cooperación en investigaciones científicas, cuadro estructural ideal para relaciones privilegiadas. José Narro, rector de la UNAM; Jean Chambaz, presidente de la universidad francesa, y el embajador Agustín García-López Loaeza (a quien Elena felicitó por su atención a la Casa de América Latina) explicaron las metas utópicas y reales del naciente centro.

Cierto, si la presencia de México en la capital francesa se presenta con buenos auspicios para la cultura, la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa no se olvidará.

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