Opinión
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México SA

¿Error? No: delito

EPN: ¿y la austeridad?

Corrupción a galope

D

avid Korenfeld cometió un error inexcusable (él mismo dixit), pero no por utilizar bienes de la nación para fines personales (eso es un delito, y así lo tipifica la ley), sino por equivocar su respuesta pública tras ser agarrado con las manos en la masa (léase abordando, con familia y maletas, un helicóptero de la institución pública a su cargo, la Conagua, que lo transportó, dice, al aeropuerto de la ciudad de México para recibir tratamiento médico –que también paga el erario–, aunque muchos otros aseguran que en realidad esa fue la primera escala para terminar no en el hospital, sino en Vail, Estados Unidos, con cargo a la nación, desde luego).

Nervioso porque lo cacharon in fraganti, el egresado de la Universidad Anáhuac (de los Legionarios de Cristo) y ex secretario de Agua y Obra Pública de Enrique Peña Nieto (cuando éste despachaba como gobernador del estado de México) se desubicó y olvidó la máxima del sexenio en curso: no hay conflicto de interés.

Cada que cachan a un funcionario peñanietista, o al propio Peña Nieto, con las manos en la masa en automático se escucha la frase dorada: no hay conflicto de interés, y asunto resuelto. Así lo han dicho y reiterado Enrique, Angélica y Luis, luego de ser descubiertos como propietarios de chozas marca Higa, beneficiarios de tasas de interés muy por debajo de las imperantes en el mercado financiero, holgados contratos inmobiliarios a modo, generosos préstamos al vapor y sin garantía alguna, sorprendentes prepagos y demás gracias asociadas a esas cinco palabras, que por lo demás todos los mexicanos aceptan como válidas.

De qué tamaño será el cariño que le tienen, que al titular de la Comisión Nacional del Agua lo denunciaron sus propios vecinos de la lujosa zona residencial en la que habita, lo que da cuenta del elevadísimo grado de aceptación, reconocimiento y confianza que tienen en el gobierno peñanietista, en general, y del buen David, en particular, sobre todo cuando esos mismos vecinos recuerdan el actuar del propio personaje como presidente municipal de Huixquilucan.

Tras la denuncia pública por utilizar lo que legalmente no debe, el titular de la Conagua se justificó en tres tiempos (todos vía Twitter): 1) tal y como se informó, el estado de salud de mi rodilla y cadera se han ido agravando y requiero tratamiento médico; 2) cometí un error inexcusable al utilizar un helicóptero de Conagua para transportarme al AICM. Ofrezco por ello una disculpa pública, y 3) he procedido a cubrir el costo por la utilización del helicóptero, mediante depósito a la Tesorería de la Federación.

Entonces, sí, error inexcusable el cometido por el titular de la Conagua. Hubiera dicho no hay conflicto de intereses cuando para fines personales utilizo un helicóptero de la institución a mi cargo. Inmediatamente después debió repetir, junto con Enrique, Angélica y Luis, que así debe ser: en una sociedad abierta y democrática, los servidores públicos debemos estar sometidos al permanente escrutinio de la sociedad, por lo que reitero de manera categórica que estoy absolutamente convencido haber actuado con honestidad y pleno apego a la ley y nada me distraerá del propósito de contribuir para que México se transforme para alcanzar su verdadero potencial. Con ese fraseo, David Korenfeld estaría sereno y gozando sus vacaciones en Vail sin mayores contratiempos.

Descubierto el chanchullo, de inmediato se alzaron las voces exigiendo la cabeza del susodicho. Incluso, algunos ilusos hicieron un llamado al inquilino de Los Pinos para que procediera en tal sentido, pero la petición fue tardía, pues el esposo de la señora de su casa ya había ordenado la intervención de la Secretaría de la Función Pública para que la enorme cobija de la impunidad cubriera a David Korenfeld, como lo ha hecho con el propio Enrique, Angélica, Luis, la familia presidencial y los que se acumulen. ¿Cuántos más? No deje de ver el próximo capítulo.

Por lo visto, a los integrantes del gabinetazo peñanietista les fascinan los trenecitos, helicópteros y avioncitos. Se nota que de niños nunca los dejaron jugar con ellos. Es cuestión de consultar la página del Ifai para medianamente conocer la enorme cantidad de recursos públicos que se destinan, por ejemplo, a la compra y renta de helicópteros, entre ellos el utilizado sin conflicto de interés por Korenfeld.

Pero nadie se puede quejar, porque el ejemplo más claro lo ha puesto Enrique Peña Nieto con su avión de casi 600 millones de dólares (alrededor de 9 mil millones de pesos al tipo de cambio actual) que muy cerca está de estrenar, por mucho que el recorte presupuestal esté en el orden del día. Lo mejor del caso es que nada más instalado en Los Pinos dicho personaje firmó un decreto de austeridad (10 de diciembre de 2012), por medio del cual fijó las medidas para el uso eficiente, transparente y eficaz de los recursos, y de las acciones de disciplina presupuestaria en el ejercicio del gasto público, así como para la modernización de la administración.

Lo anterior, claro está, con la firme decisión de la presente administración de reorientar los recursos públicos hacia los programas que fomenten el desarrollo económico, la seguridad social, la educación y la atención integral de los problemas que más aquejan a nuestro país, como sin duda lo es la compra de un avión cuyo precio equivale al 15 por ciento del recorte presupuestal a Petróleos Mexicanos, o si se prefiere casi tres veces el tijeretazo practicado en Sedesol o en Salud.

En 2015 el recorte presupuestal (hasta ahora) suma 124 mil 300 millones de pesos, y recién anunciaron otro por 136 mil millones para 2016. La perspectiva económica se desmorona, y el avioncito sigue en pie. Pero no es novedad. Por ejemplo, sólo hay que registrar la ostentosa austeridad peñanietista durante su periplo por Gran Bretaña (toda la familia, todo el lujo, 200 invitados, vestuario de firma y muchos etcéteras, incluidos maquillista, estilista y lo demás).

Entonces, tendría que empezar por sí mismo, pero si el abajo firmante de ese decreto de austeridad pone el ejemplo, que de republicano nada tiene, y abusa cotidianamente, los subalternos simple y sencillamente siguen el ejemplo y a coro gritan: ¡al abordaje!

Las rebanadas del pastel

Y colorín colorado, esta historia de impunidad no ha terminado, porque la corrupción galopa.

Twitter: @cafevega