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Presenta este domingo Sinowi, la serpiente come niños en la sala Blas Galindo del Cenart

Raga Ensamble ofrece monstruoso concierto escénico para chiquitines

Los asistentes escucharán música contemporánea para percusiones en un espectáculo que no genera risas, pero tampoco sufrimiento a los espectadores, dice Ernesto Juárez, integrante del grupo

 
Periódico La Jornada
Domingo 12 de abril de 2015, p. 7

Una serpiente tan monstruosa como la pueda imaginar cada quien come chavitos, horror que hará sufrir a los asistentes al espectáculo Sinowi, la serpiente come niños, concierto escénico para chiquitines a cargo del grupo Raga Ensamble que se presenta hoy domingo, a las 13:30 horas, en la sala Blas Galindo del Centro Nacional de las Artes.

Actúa Xóchitl Galindres, con música de Antonio Fernández Ros, Tomás Barreiro y Raga Ensamble, con adaptación y dirección de Hugo Arrevillaga. Está basada en un libro de Felipe Garrido, quien desarrollo el texto partiendo de un cuento tarahumara.

Los integrantes de Raga Ensamble conforman un singular conjunto de cámara; es decir, una agrupación cuyos miembros entablan un diálogo musical. Tienen un repertorio para trío, formato poco común, pues generalmente los ensambles de percusiones funcionan como cuarteto. Los músicos son Ernesto Juárez, Edwin Tovar y Kaoru Miyasaka.

En entrevista, Ernesto Juárez, de Raga, explicó que los asistentes escucharán música contemporánea para percusiones. “Ahora nos pusieron a actuar, además de tocar. Básicamente, los personajes de la obra son tres: un joven que regresa a su pueblo, una muchacha y un chamán, que soy soy. La serpiente es criada desde que nació, pero creció y se volvió malvada. Amenaza a su supuesto cuidador con que si no le lleva niños se lo va a a comer a él. Suena violento, pero la narración no lo es. Esto no genera risas, pero tampoco sufrimiento a los espectadores. Nosotros en Raga aceptamos participar, porque regularmente al final de los conciertos se nos acerca gente para preguntarnos sobre los instrumentos; los quieren tocar. Por eso pensamos en hacer algo específico para los niños.

“El director Arrevillaga utilizó los instrumentos como parte de la escenografía. Un aspecto importate de su trabajo es la precisión en el uso de los elementos escénicos. En realidad, para nosotros, este será el estreno, a pesar de que la escenificamos en Universum y en Oaxaca. Como parte de la escenografía hay una pantalla donde se proyectan imágenes que en un momentos pasan por nosotros.

Varios mensajes

Yo me imagino que la serpiente es del tamaño de un dinosaurio. Los niños reciben varios mensajes, uno de los cuales es el de la no exclusión, en este caso por un personaje que tiene sometido a un pueblo. También, la necesidad de ser honestos, que corre a cargo del chamán. Otro es la necesidad de mantener la unidad, representada en el pueblo, que en la obra decide tomar medidas en conjunto para defenderse. Al final se reúnen para acabar con la serpiente

Juárez indicó que “la música es de Antonio Fernández Ros, pionero de la música electroacústica en México, a quien le agradó este proyecto, y de nosotros. Yo tocó marimba, vibráfonos, tambores, platillos y otras cosas. Hay efectos sonoros y el espectáculo dura 40 minutos. Es adecuado para un público de 6 años en adelante. No obstante, en Universum tuvimos la asistencia de alumnos de secundaria. En Oaxaca llegaron mil niños. Arrevillaga le pidió a los chavos de Oaxaca que guardaran su celular, porque antes de que la función ya algunos tenían su aparato listo para grabar. Argumentó que retuvieran la imagen, para recordarla más adelante. Les hizo saber la importancia de disfrutar el momentos sin el ruido que provoca el celular.

Yo no conozco otro grupo de cámara que haga música contemporánea para niños. Ahora es una oportunidad para tener la experiencia.