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El tambor de hojalata marcó el derrotero literario de la Nobel austriaca Elfriede Jelinek

Personajes de las letras y la cultura elogian al escritor alemán Günter Grass

Es un verdadero gigante, una inspiración, dice Salman Rushdie en Twitter

El mundo de la literatura se queda sin un autor de palabras poderosas, expresa la Academia de las Artes de Berlín

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Günter Grass durante una charla con periodistas en la editorial Steidl, en Gotinga, Alemania, el 15 de octubre de 2009Foto Ap
 
Periódico La Jornada
Martes 14 de abril de 2015, p. 5

Berlín.

Personajes de las letras y la cultura en el mundo elogiaron ayer la figura del premio Nobel alemán Günter Grass, fallecido a los 87 años en Lübeck, ciudad alemana donde vivía.

Es muy triste. Un verdadero gigante, una inspiración, un amigo, definió en su cuenta de Twitter el escritor británico Salman Rushdie, después de que se conoció la noticia.

La premio Nobel austriaca Elfriede Jelinek reveló que El tambor de hojalata marcó su vocación por las letras: Creo que entonces, ya desde las primeras páginas de la novela, tuve la sensación de que alguna vez sería escritora.

El húngaro Imre Kertész mencionó su unión con Grass, pese a las diferencias: No tratamos el mismo tema, pero éramos amigos y nos apreciábamos mutuamente, señaló el también premio Nobel en un mensaje a Dpa, por conducto de su mujer, Magda.

El rumano Mircea Cartarescu calificó a Grass de uno de los últimos grandes escritores vivos, mientras el dramaturgo italiano Dario Fo, otro Nobel, describió El tambor de hojalata como un libro excepcional, realmente hermoso, muy importante.

Legado para generaciones

Per Watberg, integrante del jurado que otorga el Nobel, recordó la decisión de dar al novelista alemán en 1999 el último galardón del siglo XX en reconocimiento a toda su obra.

La decisión fue muy consciente. En la Academia Sueca lo vimos como la cima del siglo XX. Él fue el siglo XX, por lo menos después de Thomas Mann.

También cineastas se mostraron conmovidos por la muerte de Grass. El alemán Volker Schlöndorff, cuya versión para la gran pantalla de El tambor de hojalata ganó el Óscar a la mejor película de habla no inglesa en 1980, señaló: La máquina de escribir era su tambor de hojalata. Sabía cómo usarla. Grass es la voz de Alemania que llamó la atención del mundo poco después de la guerra.

El presidente de la Academia de las Artes de Berlín, Klaus Staeck, consideró que la pérdida de Grass deja al mundo de la literatura sin un autor de palabras poderosas y a Alemania sin su ciudadano más combativo.

Lo que dejó durará seguramente generaciones, apuntó su editor, Gerhard Steidl, quien definió a Grass como un amigo y un consejero: Su muerte es para mí también una pérdida personal.