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Se coronó en el Mundial de México 1970 junto a Pelé

Por ser adicto a la cocaína, Cajú vendió su medalla de campeón

No sé por qué la probé, pero fue muy duro, declaró el ex futbolista

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El brasileño Paulo Cézar Lima, Cajú, vendió su medalla de campeón del mundo de México 1970, así como una réplica del trofeo, para comprar cocaína, reveló a la cadena GlobonewsFoto tomada del Facebook del ex jugador
 
Periódico La Jornada
Martes 21 de abril de 2015, p. a14

Sao Paulo.

El ex futbolista brasileño Paulo Cézar Lima, más conocido como Cajú, vendió su medalla de campeón del mundo lograda en el Mundial de México 1970, así como una réplica del trofeo, para comprar cocaína, reveló en un reportaje de la cadena Globonews.

No tenía control emocional. Jamás debería haber negociado y vendido una medalla tan preciosa. ¡Es una pérdida enorme! Nunca lo comenté con nadie, pero ahora voy a abrirme, afirmó el ex jugador de 65 años.

Cajú, quien fue descubierto por el Botafogo a finales de la década de los 60, contó que su adicción a las drogas y el alcohol que duró 17 años, le hizo perder, además, tres departamentos en Río de Janeiro.

Su infierno personal comenzó en Francia –donde jugó en el Olympique de Marsella entre 1974 y 1975 y más tarde, al final de su carrera, en el AS Aix en la temporada 1982-83– cuando se retiró del balompié.

Fue allí donde una doctora le dio un ultimátum: si continuaba consumiendo alcohol y drogas moriría en poco tiempo.

Aunque el ex mediapunta –suplente de aquella verdeamarela que logró el tercer título mundial de la mano de Pelé– lleva 15 años desenganchado de sus adicciones, todavía recuerda el drama que le hizo perder sus trofeos más preciados como futbolista.

No tienes idea ni del valor ni de lo que representó y representa: lo importante para mí era la cocaína. La medalla era lo de menos, reveló en el reportaje.

Aparte de su aventura francesa, Cajú también jugó en importantes clubes brasileños como Flamengo, Fluminense, Gremio, Vasco da Gama o Corinthians, además del Botafogo.

¿Por qué fui a probar las drogas? No sé cómo. Yo, que nunca había sido drogadicto ni alcohólico, probé esa maldita cocaína y ese maldito alcohol. ¡No sé por qué!, se pregunta.

Y previene: A quien tiene hijos, a quien nunca probó, le digo: ¡No la pruebe! Es duro, es duro, es duro.