Opinión
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México SA

Tijeretazos ineficaces

Gasto corriente: 3 x 1

Recorte a la inversión

A

lo largo de las últimas tres décadas la tijera ha sido el instrumento predilecto del gobierno federal en el ejercicio de lo que denomina política económica, y como los mexicanos tendremos que ajustarnos a una nueva realidad (que en los hechos es ya muy vieja), el citado artefacto no podía faltar en este México en movimiento.

Días atrás el inenarrable ministro del (d) año anunció recortes al gasto público por varios años, porque el futuro de la economía nacional e internacional es incierto, es decir, que lo único cierto es que la economía mexicana no dejará de registrar raquíticos resultados, como desde hace 33 años.

Sobre el tema, el Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN) del Tecnológico de Monterrey, campus estado de México, advierte que un problema recurrente con el que se han enfrentado las diferentes administraciones de nuestro país, que ha cobrado relevancia en la actualidad, es la poca efectividad del gasto público. A partir de 2009 el precio de la mezcla mexicana de petróleo aumentó paulatinamente de 37.95 hasta rebasar 112 dólares por barril. Esto benefició a las arcas nacionales de tal forma que el presupuesto de egresos de la federación exhibió tasas de crecimiento positivas año con año hasta 2014 (los famosos presupuestos históricos cacareados desde tiempos foxistas).

Sin embargo, durante el periodo de supuesta bonanza el dinero no fue asignado de la mejor forma, ya que el gasto corriente representó más del triple de los recursos destinados a la inversión física, que es la parte del gasto público que impulsa la actividad económica a través de la generación de obras de infraestructura. En 2015, el objetivo sigue siendo el mismo, volver eficiente el gasto público, aunque el panorama luce más complicado, ya que los recursos con los que contará el sector público serán inferiores a los que obtuvo el año pasado.

Dice el CIEN que de acuerdo con los precriterios de política económica de 2016, se anticipa que los ingresos del gobierno para dicho periodo serán casi 89 mil millones de pesos menores que lo contemplado en la Ley de Ingresos de la Federación de 2015 como consecuencia de un menor flujo de ingresos petroleros (-287 mil 326 millones de pesos), compensados por un incremento en los ingresos no petroleros (198 mil 640 millones), resultado de una mayor recaudación estimada en los ingresos tributarios. Tales expectativas empiezan a convertirse en realidad, ya que durante el primer bimestre de 2015 los ingresos petroleros registraron una caída de 46.3 por ciento respecto del mismo periodo del año pasado, en tanto que los ingresos tributarios mostraron un aumento de 20.3 por ciento. Ante las expectativas de menores ingresos para las arcas de la Federación, la Secretaría de Hacienda llevó a cabo un recorte en el gasto público por 124 mil millones para el presente año y de 135 mil millones para 2016.

Dichos tijeretazos se calcularon en el supuesto de que la economía mexicana crecería entre 3.2 y 4.2 por ciento en 2015 y de 3.3 a 4.3 en 2016. Sin embargo, la actividad económica nacional aumentó sólo 2.3 por ciento durante el primer bimestre del presente año y no se espera que su ritmo de crecimiento se acelere en los próximos meses debido a los riesgos inherentes a la coyuntura internacional y a la debilidad del mercado interno, por lo que, de no llegar a las cifras estimadas, los ingresos tributarios podrían crecer menos de lo esperado y los faltantes se tendrían que reponer mediante recortes adicionales al gasto público.

Por otro lado, el análisis minucioso de todos los renglones que conforman el gasto gubernamental mediante la elaboración del llamado presupuesto base cero, resulta una buena medida para lograr una mayor eficiencia en el gasto público. La eliminación de programas que no cumplan con sus objetivos, así como una asignación rigurosa de recursos a los rubros administrativos y operativos, deberán contribuir en la preparación de un presupuesto más eficiente. El problema, detalla el CIEN, es que dicho proceder no es una tarea sencilla debido a la magnitud de la estructura gubernamental.

Hacer más con menos, como promete el gobierno federal, resulta más que complicado cuando las condiciones económicas no son favorables. En un escenario donde los ingresos del gobierno serán menores a los obtenidos el año pasado implica que el gasto público no podrá ser el instrumento que se requiere para reactivar la economía. De esta forma, se vuelve esencial una participación más activa del sector privado a través de inversiones en infraestructura que permitan compensar el menor gasto de gobierno y con ello acelerar el dinamismo de la actividad económica para alcanzar las metas planteadas en los Precriterios de Política Económica; de lo contrario, es probable que se presenten recortes adicionales al gasto público.

En los últimos años el ingreso petrolero ha representado entre 30 y 40 por ciento del presupuesto público, de tal suerte que las variaciones positivas o negativas en el precio del hidrocarburo tienen un peso significativo al determinar el rumbo que tomará el gasto gubernamental. Durante los años 2009, 2010 y 2011 los precios internacionales del crudo exhibieron una tendencia alcista (en 2010 el precio por barril creció 25.6 por ciento respecto del año anterior y en 2011 el aumento fue de 40.1). Ahora, tal precio se desplomó 50 por ciento, y en los tres primeros meses de 2015 el precio promedio se ubicó en 45.37 dólares.

Durante los años con crecientes precios petroleros el gasto programable del sector público fue al alza, sin mayores resultados para la economía, porque el grueso de los dineros se destinó a gasto corriente y no a inversión física (de cada peso destinado a este último renglón se canalizaron tres a gasto corriente), lo cual pone de manifiesto la gran cantidad de recursos que demanda la manutención del gran cuan ineficiente aparato burocrático en nuestro país.

Entonces, la política del tijeretazo conlleva un impacto negativo en la actividad económica, ya que mientras menos recursos se destinen a proyectos de infraestructura no sólo provocará la suspensión o cancelación de este tipo de obras, también se perderán todos los empleos involucrados.

Las rebanadas del pastel

Dicen que para no afectar (más) la imagen del inquilino de Los Pinos, en la página electrónica de la Presidencia de la República escondieron a La Gaviota. Bien, pero debieron ocultarla de las revistas del corazón, pues su constante aparición en ellas le ha resultado carísimo al susodicho y al erario.

Twitter: @cafevega