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Susana Castro Obregón explicó que es una función importante para formar el cerebro

Muerte celular, proceso necesario para la vida: experta de la UNAM

Uno de los primeros pasos en el crecimiento del embrión donde se observa apoptosis es en el desarrollo del tubo neural, explicó

Entender este mecanismo podría ser de gran ayuda en el estudio de enfermedades como Parkinson y Alzheimer, afirmó la fisióloga celular

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Si en el desarrollo embrionario no murieran ciertas células, no sería posible el correcto cierre del tubo neural, lo cual traería complicaciones como anencefalia o espina bífidaFoto Natalia Rentería/DGDC
 
Periódico La Jornada
Viernes 8 de mayo de 2015, p. 2

La investigadora del Instituto de Fisiología Celular de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Susana Castro Obregón, señaló que la muerte celular es un proceso dictado por los genes, natural y necesario para la subsistencia.

A partir de una célula, en el inicio de la vida, se forman 200 tipos de células más, y a lo largo del desarrollo embrionario la aparición de unas y la muerte de otras es natural; incluso, casi la mitad de las células que se producen durante este proceso mueren al final.

Entender el desarrollo embrionario, cómo se forma un ser humano, la función que adoptan las células y cómo trabaja el cerebro, son tan sólo algunos de los aspectos que la doctora concentra entre sus líneas de investigación.

Al observar el desarrollo embrionario de los animales, vemos que todos son muy parecidos, pues parten de una masa de células que van registrando cambios, se van organizando, se dividen y migran. Pero en el momento en que se diferencian unos de otros, algunas de las preguntas que surgen son: ¿cómo lo hacen?, ¿cómo se determina qué función le corresponde?, destacó la investigadora.

Uno de los primeros pasos donde se observa la muerte celular, denominada también apoptosis, es en la formación del tubo neural, el cual da origen a la médula espinal y al cerebro. En esta parte del desarrollo, la doctora Castro Obregón explicó que para conocer más sobre este proceso utilizó en sus estudios una técnica de marcaje con la cual pudo identificar esta fase en la que unas células mueren –las que se tiñeron– y otras sobreviven.

Lo anterior muestra que la muerte celular es un proceso natural y muy importante dentro del desarrollo embrionario, porque si las células no murieran, no permitirían el correcto cierre del tubo, lo cual traería complicaciones como la anencefalia o la espina bífida.

Castro Obregón informó que en uno de cada 10 embarazos no se logra cerrar correctamente el tubo neuronal. Este descubrimiento llevó a algunos investigadores a estudiar la muerte celular programada, es decir, el programa genético por el cual se instruye al organismo para que elimine las células innecesarias.

Otros científicos no creían que había genes que instruían a la célula a morir, les parecía contra intuitivo; sin embargo, la evidencia biológica ha demostrado lo contrario.

Otro ejemplo de esta muerte celular programada es en la aparición de las extremidades –inferiores y superiores–, que en un inicio tienen la apariencia de una paleta continua y que luego de 12 días los dedos logran individualizarse. Es una combinación de la multiplicación celular de la punta de los dedos y la muerte de las células que están entre ellos: si éstas no mueren, las personas nacen con los dedos unidos, condición denominada sindactilia.

¿Cómo mueren las células y qué pasa con sus estructuras?

Susana Castro explicó que casi todas las células mueren de manera muy parecida en el desarrollo embrionario cuando son eliminadas en pequeñas cantidades o en masa. Un claro ejemplo es lo que pasa con nuestras neuronas. Durante el desarrollo embrionario la migración de las células es continua, y en el caso de las neuronas éstas tienen que saber hacia dónde van a emigrar, llegar al sitio correcto y establecer conexión con su célula blanco correcta.

Hemos observado que las células que se equivocan, mueren y activan el mismo programa de muerte para prevenir errores. Este programa genético se llama factor de crecimiento neural y fue descubierto por la investigadora italiana Rita Levi Montalcini, por la que fue reconocida con el Premio Nobel en 1986.

Cuando las neuronas establecen conexión con la célula blanco correcta, ésta libera una proteína que le permite vivir; si no la recibe, muere, explicó la especialista en ciencias biomédicas.

¿Qué pasa con las estructuras físicas de las células? Castro describió que las personas en edad adulta poseen un sistema inmune que se encarga de estas estructuras, los macrófagos son responsables de eliminar tanto las amenazas como las células que mueren. Las células del sistema inmune son sumamente eficientes, tanto que tardan más en devorar una bacteria que una célula de nuestro cuerpo. Sin embargo, en el proceso embrionario, cuando aún no se ha desarrollado el sistema inmune y las células están muriendo, éstas desarrollan un mecanismo sorprendente: “Supongamos que hay dos células juntas; la de la izquierda manda una señal a la de la derecha para avisarle sobre su muerte; la de la derecha se modifica, adquiere propiedades de macrófago y devora la célula –de la izquierda– y al terminar de digerirla –por así decirlo– recupera sus propiedades iniciales”.

La investigadora recordó que comprender estos mecanismos podría ser de gran ayuda para entender enfermedades como Alzheimer y Parkinson.

Susana Castro, quien recientemente realizó una estancia posdoctoral en el Instituto Max-Planck-Institut fde Genética Molecular, en Berlín, Alemania, señaló que de manera general en el envejecimiento se ven ciertas características de estas enfermedades, pero menos acentuadas; pero si al envejecimiento se le ve como una etapa final del desarrollo embrionario, podría brindar información clave sobre lo que ocurre en estos padecimientos.