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Ver día anteriorDomingo 10 de mayo de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Coberturas ominosas
H

ace casi dos años que dos sitios de la mayor importancia para la ciudad, ambos emblemáticos, se encuentran cubiertos a la vista del público. Uno de ellos es El Caballito, la notable escultura ecuestre que representa a Carlos IV, obra de Manuel Tolsá, considerada una de las dos mejores del mundo en su género. Sufrió daños severos por una pésima intervención y que se está reparando... esperamos.

El otro es la Plaza Seminario, adjunta a la Plaza Manuel Gamio, ambas situadas a un costado de la Catedral. Es el paso obligado para ir al Templo Mayor y a la calle de Moneda, la vía de la cultura occidental en el continente americano. Ya hemos comentado que aquí se establecieron las primeras: universidad, imprenta, Casa de Moneda, museo y academia de artes.

El aspecto que dan ambas coberturas es deprimente y resulta inexplicable porque han tardado tanto tiempo en llevar a cabo las obras. En lo que se refiere a la Plaza Seminario, al asomarse por alguna de las ranuras que tienen los tablones se ve totalmente concluída, con bancas y arbolitos; no se entiende porque continúa oculta. Se dice que el jefe de Gobierno quiere esperar a que esté terminada la Plaza Manuel Gamio, que depende del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) para llevar a cabo una inauguración espectacular.

El problema es que esa plaza va para largo, porque por ahí será el nuevo acceso a la zona arqueológica y al Museo del Templo Mayor, y se han presentado algunos contratiempos en la construcción.

Esta cubierta abarca un enorme espacio que altera la conexión con la calle de Guatemala, lo que causa enormes daños a los comerciantes e instituciones culturales de la zona. Para mencionar algunos, el Centro Cultural de España, que lleva a cabo inumerables actividades, ha visto reducida la asistencia, al igual que el restaurante La Casa de las Sirenas. Ambos llevaron a cabo complejas restauraciones para recuperar valiosas construcciones barrocas, que estaban a punto de perderse por el abandono de décadas.

Hace un tiempo escribimos acerca del hallazgo del Calmecac, la escuela de los nobles indígenas. Se realizó cuando el Centro Cultural de España comenzó una ampliación en un terreno que se encontraba en la parte posterior de la hermosa casona que lo alberga. Al excavar la cimentación, aparecieron los vestigios de la importante institución y muchas piezas, algunas notables, como siete grandes almenas, que coronaban el edificio. También surgió cerámica prehispánica, de la época virreinal y de los siglos XIX y XX; un paseo por la historia a través de los objetos. Ahora todo eso se puede visitar en un museo de sitio, que dejaron varios metros debajo de la superficie.

Por el lado de la calle de Seminario, que es el acceso al Templo Mayor, los establecimientos de tradición que han logrado sobrevivir a través de los años, como la prestigiada librería América, están a punto de cerrar. En la vía se encuentra también la Fundación Herdez, dedicada a preservar la historia de la cocina mexicana. Tiene una biblioteca y un museo que muestra cocinas de distintas épocas. Esta casa, al igual que la hermosa residencia de Salvador y Mónica López Negrete, ambas del siglo XVIII, fueron objeto de profundas y onerosas restauraciones; el resultado es esplendoroso. Deben contar con el apoyo y protección del gobierno de la ciudad, ya que constituyen un patrimonio de gran valor de la ciudad de México. Parte de ese cuidado debe incluir la reubicación de los vendedores ambulantes, que obstruyen el de por sí reducido paso.

Con la esperanza de que el gobierno capitalino sea sensible a los padecimientos de estos vecinos, que se han comprometido con el Centro Histórico ¡vamos a comer! Demos la vuelta que ahora se requiere para llegar a Guatemala 32, y degustar en la Casa de las Sirenas su rica comida mexicana. Desde su grata terraza con la vista de la Catedral, vamos a saborear unos sopecitos de tuetano, la sopa de cilantro y el robalo al ajonjolí. De postre: flan de elote.

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