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Nosotros ya no somos los mismos

¿All america del cinismo?

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¿Cuáles son las condiciones que exige el senador panista Ernesto Cordero para asistir a las sesiones a las que está legalmente obligado? ¿Los temas a tratar en cada sesión estarán dentro de sus exigencias?Foto Luis Humberto González
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l primero de julio de 2012 se llevaron a cabo las elecciones que renovaron los poderes Ejecutivo y Legislativo de la Federación. En ellas, como candidato plurinominal del PAN al Senado, obtuvo su curul en este órgano colegiado don Ernesto Cordero Arroyo. Poco tiempo después, en una breve, solemne y protocolaria sesión, el presunto senador, tras rendir la protesta de rigor, se deshizo del adjetivo de presunto, e inició el cobro de sus percepciones: (unos 180 mil pesos mensuales, salario base, independiente de múltiples prestaciones y canonjías).

Habiendo revisado las actas de las sesiones (inaugural y 10 posteriores) de la 62 Legislatura del actual Senado, no he encontrado alguna intervención del novel senador Cordero que objetara, con el profundo conocimiento y la solidez argumentativa que han caracterizado sus intervenciones en las tribunas de ambas cámaras, alguno de los 10 títulos, 51 capítulos, 19 secciones, 312 artículos y cuatro transitorios que constituyen el Reglamento del Senado de la República. (¿Tenía usted conocimiento de la existencia de este pequeño opúsculo, senador Cordero?) Imagino una iniciativa de reforma a esta normatividad suscrita por don Ernesto: Ningún senador estará obligado a asistir a una sesión cuando: a). Ésta dure menos del tiempo necesario para trasladarse de su domicilio a la sede cameral. b). El carácter de la misma sea simplemente protocolario. c). Los temas a tratar sean irrelevantes para los intereses concretos del legislador. d). La sesión reglamentaria pueda llevarse a cabo en la modalidad de videoconferencia, a fin de que el senador pueda participar en ella sin que esto implique ausentarse de otro evento de mayor importancia (por ejemplo el enfrentamiento de los Patriots, no de aquí, por supuesto, sino de Nueva Inglaterra, contra los Seahawks, de Seattle, en Phoenix, Arizona).

Iba yo en este renglón cuando me levanté por mi revitalizador martini y un amigo quitatiempo leyó lo escrito y se quejó: qué complicado eres para plantear las cosas: ¿Cuál es el problema concreto con el senador Cordero? Respiré hondo, sorbí y escribí: 1. El primero de febrero se llevó a cabo la sesión inaugural del segundo periodo de sesiones ordinarias del tercer año de la 62 Legislatura. El señor Cordero declinó asistir a ella como era su obligación y prefirió trasladarse a Phoenix, Arizona a recrearse con el excitante Super Bowl. (Lo imagino con su gorrita de Chavo del Ocho y su meliflua vocecita, que nunca usó para contestar a Fernández Noroña, gritar: ¡Upa, upa Patriots! o ¡Defense, defense, Seahawks! Para justificar su difícil y angustiosa decisión de optar entre la obligación constitucional y la devoción lúdica, el joven Cordero argumentó: 1.- La sesión no iba a durar más de 10 minutos (mucho menos que el halftime a cargo de Katy Perry y, entre ésta, y la compañera senadora Mónica Arriola, hasta un actuario del ITAM puede analizar diferencias y prever riesgos. 2.- La sesión era simplemente un acto solemne, sin importancia, en cambio en Phoenix se decidía algo vital: el campeonato de la National Football League. 3.- No es lo mismo gozar de la sonrisa/mueca del senador Javier Lozano (hoy tan ridículamente escribidor otoñal de tuits a su amada), que estrechar la manaza divina del quarterback Tom Brady. 4.- ya es tiempo de echar abajo los mitos propios de la negra etapa del populismo: siempre será preferible un senador dormido en su curul que otro malbaratando nuestras divisas en un antipatriota shopping. (Por cierto, los malls de Phoenix y de Scottdale, son de primera). 5.- En la era electrónica nadie tendría que ser obligado a la comparecencia presencial, cuando se puede recurrir a diversos instrumentos que harían desfallecer de envidia a San Juan Bosco y su primitiva estratagema de la ubicuidad, que tan famoso lo hizo en su tiempo. 6.- Compré mi boleto desde hace muchos meses, pagué mi hotel y mi avión –aseguró el senador. Ahora sí que nos cayó la fama inesperadamente. Y paladinamente agregó: Me parece un exceso que los servidores públicos no podamos hacer una vida como la hacen todos los mexicanos.

Se me está convirtiendo en obsesión descubrir si este servidor público es un all america del cinismo y la cara dura, o simplemente se trata de un distinguidísimo miembro del equipo de los inimputables que comanda su insustituible comandante y actual hierbero y herbolario Vicente Fox. Mucho me ayudaría, y por supuesto a quienes compartan mi sana y legítima inquietud, poder conocer las respuestas a interrogantes como éstas: ¿Ha leído el servidor público la Constitución Política de los Estados Unidos… Mexicanos (ya sé que la otra la estudió en Filadelfia. Seguramente por sus difíciles papers universitarios y su casi luna de miel, no tuvo tiempo de ojear Filadelfia: Paraíso de conspiradores, escrita por Martín Luis Guzmán en 1933) y el Reglamento del Senado de la República? ¿Cuáles son las condiciones que usted exige, senador, para asistir a las sesiones a las que está legalmente obligado? (No hablemos de deberes políticos, ideológicos, éticos para no encaminarlo a terrenos desconocidos). ¿El clima, la densidad del tráfico, una inflamación en el epiplón o, tal vez el spleen, a que se refirieran Baudelaire y Juan de Dios Peza? ¿Los temas a tratar en cada sesión (¿a quién le importa la medalla Belisario Domínguez?), o el carácter de la misma (ordinaria, extraordinaria, solemne, protocolaria) estarían dentro de sus exigencias?

Me interesaría también conocer su opinión sobre un antiguo concepto al que ya sólo le otorgan vigencia unos cuantos nostálgicos: devengar. Es decir, recibir un pago previamente acordado, en razón de un trabajo llevado a cabo y definido también con anterioridad. El derecho a ese salario nace en la etapa de la relación que podemos definir como la del compromiso y, obviamente, implica la obligación correlativa: realizar en tiempo y forma lo voluntariamente acordado. Si a usted le van a desazolvar la cañería el lunes, realizar una endodoncia o efectuar la circuncisión en un lugar y fecha determinados, no basta con que le digan: fíjese que no le voy a cumplir, pero no hay fijón: no me pague lo convenido. ¿Quién se considera usted, servidor público, para manejar a su antojo la agenda del Senado? Para usted todo el problema es que no consideró que la sesión del día primero mereciera su presencia y, ultimadamente, si no les cuadran mis soberanos antojos, quédense con el dinero de mi salario de ese día que, como bien ya se los expliqué, basta para que viva cómodamente Una familia de tantas (película de Alejandro Galindo, 1948). Aclara usted: Yo compré mi boleto desde hace muchos meses (premeditación), pagué mi hotel y mi avión (alevosía). Y el juego efectivo dura una hora, frente a los 10 minutos de una sesión solemne (ventaja). Su concepción de la honrosa e inmerecida representación que detenta es clara. Usted no devenga un salario, ejerce un toma y daca. Y el colmo del cinismo y la cara dura: se atreve, una vez más a la insolencia, a la afrenta y a la provocación cuando sostiene: Me parece un exceso que los servidores públicos no podamos hacer una vida como la hacen TODOS LOS MEXICANOS.

Leo: Patricia Muñoz Ríos: México tiene los salarios mínimos más bajos de todos los países de América Latina y el Caribe, señala la Organización Internacional del Trabajo. Laura Poy Solano: Cada día 5 mil niños y adolescentes abandonan las aulas, dice el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación. Cada 30 segundos deserta un alumno de entre seis y 17 años. Susana González: México ocupa el penúltimo lugar entre 15 países en América Latina, en cuanto a la participación que tienen los salarios de los trabajadores en el producto interno bruto del país. Susana González: son pobres, 45 por ciento de los jóvenes mexicanos (en los sexenios de Fox y Calderón cayeron 24 por ciento de los recursos para este grupo poblacional).

Entonces, ilustre servidor público egresado del ITAM y la Universidad de Filadelfia, sin faltar al octavo mandamiento, ¿TODOS LOS MEXICANOS?

No he terminado. Me falta presentarles las causas por las que un senador puede faltar a sus sesiones. ¿Cumple alguna de ellas el servidor público Cordero? ¿Conocen su veloz e impresionante currículum de seis años? Flash Gordon resulta paralítico frente al servidor público Cordero. ¿Los funcionarios del Senado son servidores del servidor? Estas cuestiones y más, el lunes 25, si Dios nos presta (o alquila) vida y salud.

Twitter: @ortiztejeda