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Xiomara Reyes, adiós a los escenarios

A

noche bailó por última vez en el American Ballet Theatre (ABT) una de sus figuras más destacadas de este siglo: la cubana Xiomara Reyes. Lo hizo con Giselle, su interpretación más célebre, mezcla perfecta de vitalidad y dramatismo. “Giselle ha estado siempre dentro de mí, la bailaba desde pequeña porque mis padres poseían una grabación con la música de Adams”, afirma Xiomara.

Cuando estudiaba en la acreditada escuela de danza de Cuba, Julio Bocca era uno de sus ídolos. Después actuaría con él en varias producciones. Mas sería con Ángel Corella con quien haría pareja perfecta en el escenario.

Si bien Xiomara dijo adiós al estrellato del ABT, no por eso se aleja de una actividad en la que seguirá obteniendo frutos. Esta vez, formando nuevas figuras en la prestigiosa Hartt Schooll, al norte de Nueva York. En esa tarea la acompañará su esposo, Rinat Imaev, otra estrella del ABT.

Desde su inicio en enero de 1940, el ABT incluyó en su repertorio las obras clásicas, sumando después las aportaciones más destacadas de la danza moderna. Las más de 400 obras en su haber confirman por qué es uno de los pilares del ballet. Su sólida reputación ha sido labrada lo mismo por sus directores artísticos, como Mikhael Baryshnikov y Kevin McKenzie; sus coreógrafos, como el mexicano José Limón (también célebre bailarín), Merce Cunningham, Paul Taylor y Frederick Ashton, y por el aporte de afamados escenógrafos.

La despedida de Xiomara coincide con los 75 años de la prestigiosa institución, la más importante de Estados Unidos y una de las más famosas del mundo. Los celebra con una programación en la que destacan la muy esperada premier de La Bella Durmiente, con la coreografía del ruso Alexei Ratmansky basada en la de Marius Petipa, además del vestuario opulento de Richard Hudson. De igual forma, obras que le han dado identidad a la compañía, como Rodeo, con música de Aaron Copland; Tema y variaciones, con coreografía de George Balanchine; Las Sílfides, recreada por Michel Fokine, además de Otello y El pescador de perlas.

Pero el prestigio del ABT no podría explicarse sin una de sus cualidades: conjuntar bailarines de todo el mundo. Su actual director, McKenzie, afirma que esa combinación es la que da fuerza y originalidad a la compañía. Hoy, de sus 18 bailarines estrellas, tres nacieron en Estados Unidos. Los 15 restantes provienen de Rusia (seis), Italia, Argentina, Cuba, Brasil, Corea del Sur y Australia. Igual ocurre con el resto del elenco.

Tampoco podría explicarse sin el aporte de fortunas familiares, empresas y fundaciones. Mecenazgo que no existe en México pese a que varios de sus potentados figuran en la lista de multimillonarios de Forbes. Y que sus apoyos estarían exentos de impuestos.