Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Suplemento Cultural de La Jornada
Domingo 31 de mayo de 2015 Num: 1056

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Del Paso y Toscana:
locura y erudición en
la literatura mexicana

Héctor Iván González

La primavera interna
de Gógol

Edgar Aguilar

La calle del error
Juan Manuel Roca

Crónica y frenesí
de Pedro Lemebel

Gustavo Ogarrio

¿Quién llorará a
Pedro Lemebel?

Mario Bacilio Tijuana

Leer

Columnas:
Tomar la Palabra
Agustín Ramos Aguilar
Jornada Virtual
Naief Yehya
Artes Visuales
Germaine Gómez Haro
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Paso a Retirarme
Ana García Bergua
Cabezalcubo
Jorge Moch
Prosaismos
Orlando Ortiz
Cinexcusas
Luis Tovar


Directorio
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La Jornada Semanal

 

Alonso Arreola
Twitter: @LabAlonso

Faith No More, el regreso de un alma inconquistable

Que un grupo vuelva al escenario tras once años de silencio nos parece atractivo si sucede a la manera de Faith No More. Hablamos de una banda de éxito comercial mediano en los años ochenta y noventa que para muchos amantes del rock alternativo cayó en el olvido tras su disolución. Es así que la resurrección de 2009 no tuvo que ver con la típica historia de quienes desean rellenar las arcas tras fracasar en solitario, sino con disfrutar nuevamente de un coctel sonoro único; con reintentar experimentos desde la tranquilidad del éxito individual, pues todos sus integrantes han seguido activos en proyectos notables. Eso pensamos tras verlos en vivo en el José Cuervo Salón aquel 13 de noviembre de hace seis años. Eso decidimos creer, aunque su estatus de culto hoy venda boletos a una generación lejana a su tiempo y algunos piensen que se trata de puro “negocio”.

Desde su regreso, el conjunto de San Francisco ha hecho pocas giras y, sin prisa, ha compuesto los temas del álbum que hoy nos ocupa y que recién vio la luz este mes: Soul Invictus. Treinta y nueve minutos dan cabida a diez composiciones en las que escuchamos lo mejor de una personalidad colectiva fascinante, la misma que nos atrajo originalmente, por quebrantar las fronteras entre el metal, el funk, lo experimental y el pop. Allí están de nuevo las piezas con piano infiltrado a cargo de Roddy Bottum, los coros melódicos enmarcando gritos desgarrados de Mike Patton, las drásticas distorsiones guitarrísticas de Jon Hudson, el sonido obeso del bajo en la piara de Billy Gould (también productor del disco) y el creativo pulso de Mike Bordin en batería. Allí están, también, los versos oscuros y críticos, los llamamientos a la memoria y la rebeldía. Está el uso de un extenso vocabulario en el que las groserías apuntalan la honestidad.

¿Referencias, puntos de agarre? Lectora, lector del día del sol, tome nota: Mike Patton también ha sido vocalista de Mr. Bungle, Tomahawk y Fantomas y ha tenido colaboraciones con John Zorn, Björk, Sepultura y los Melvins. Mike Bordin, por su lado, ha sido baterista de Ozzy Osbourne, Black Sabbath y Korn. Billy Gould ha prestado su bajo a la polémica banda Brujería. Jon Hudson fue miembro de Systems Collapse y Roddy Bottum es parte de Imperial Teen. Se trata del quinteto que grabó The Real Thing en 1989, disco que incluye la monumental “Epic”, la más famosa canción de Faith No More.

Atendiendo con detalle a la precision histórica: de 1985 a 1997 el grupo puso en órbita seis álbumes en estudio con diferentes alineaciones: We Care a Lot, Introduce Yourself, The Real Thing, Angel Dust, King For a DayFool for a Lifetime y Album of the Year. En todos y cada uno de ellos hay temas poderosos que unen elementos antagónicos. No fue casualidad que el primer tema del primer disco, “We Care a Lot”, ligara una base funk con un teclado pop, con guitarras metaleras, con voces de hip hop. Algo pegajoso que no se había escuchado hasta entonces y que definitivamente hacía contraste y contrapeso con la moda new wave venida de Inglaterra y con el sonido discotequero de Estados Unidos. Una década después pasarían a la televisión y la radio a través de la puerta abierta por Nirvana, pero dado el nivel de riesgo en sus composiciones el eco masivo se iría debilitando.

Fieles al credo de la sorpresa, los de Faith No More componen discos que parecen nacidos en más de una banda. O sea, la variedad de sus canciones es tan grande que de pronto pareciera ablandarse su personalidad, la unidad estética. Sin embargo, es justo eso lo que les ha dado un lugar importante en el mundo del rock anglosajón. En ellos hay una elegancia vestida de prostituta. Hay arreglos de obsesiva urdimbre, pero mimetizados en la fuerza de una producción que intenta timbres clásicos. Más aún, cada canción es el collage de múltiples ocurrencias, lo que dota su trayecto con altas dosis de entretenimiento. A ello ha de sumarse la capacidad individual de los músicos. Todos encuentran un lugar para el lucimiento propio, todos saben apoyar el lucimiento ajeno. Escucharlos es sentarse a la mesa con cinco tipos que han consumido harta música, que no tienen problemas en cambiar de objetivos a la menor provocación.

Para terminar diremos algo que nos hace sentir extraños, pero que acortará la distancia entre quien nos lee y Soul Invictus, la nueva obra de Faith No More. Es esto: ya ni siquiera es necesario que la compre. Sólo instale en su computadora alguna plataforma como Spotify y listo, póngase un par de audífonos. Eso es todo. Dele play desde el principio. Es de esos discos que valen de principio a fin. Buen domingo. Buena semana. Buenos sonidos.