Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Suplemento Cultural de La Jornada
Domingo 31 de mayo de 2015 Num: 1056

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Del Paso y Toscana:
locura y erudición en
la literatura mexicana

Héctor Iván González

La primavera interna
de Gógol

Edgar Aguilar

La calle del error
Juan Manuel Roca

Crónica y frenesí
de Pedro Lemebel

Gustavo Ogarrio

¿Quién llorará a
Pedro Lemebel?

Mario Bacilio Tijuana

Leer

Columnas:
Tomar la Palabra
Agustín Ramos Aguilar
Jornada Virtual
Naief Yehya
Artes Visuales
Germaine Gómez Haro
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Paso a Retirarme
Ana García Bergua
Cabezalcubo
Jorge Moch
Prosaismos
Orlando Ortiz
Cinexcusas
Luis Tovar


Directorio
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La Jornada Semanal

 
 

La calle del error

Juan Manuel Roca

Entre la calle de las certezas
Y la avenida de la soberbia,
Preferí cruzar
Por la vereda del error.
Allí encontré viejos
Amigos desconocidos.
Encontré al hombre
Que creía posible
Inventar un espejo de hielo
Para las muchachas del desierto,
Al que quiso caminar
En tres orillas del río,
Al que pensó en fabricar
La moneda de tres caras,
Al que creyó indeleble
Su nombre escrito en el agua,
Al hombre que quiso
Dejar su cuerpo en casa
Para irse de paseo
Sin su estorbosa presencia.
Preferí la callejuela
De los equivocados
Que el salón de las certezas.
Perseguí las confusas
Palabras de uno
Que pintó un túnel en un muro
De la cárcel
Para ayudar a escapar a sus amigos,
Al que tuvo errores de cálculo
En la fabricación
De una bicicleta de viento,
Al pintor fracasado que quería
Saborear con vino

 

El pan pintado en la alacena.
Entre la calle de las certezas
Y la avenida de la soberbia,
Preferí cruzar
Por la vereda del error.
Allí encontré, nervioso aún,
Al  que quiso esconder en un poema
A un hombre a punto de ser fusilado,
Al que siempre ignora qué responder
Cuando preguntan “quién anda por ahí”,
Al ladrón de imposibles,
Al que quiso ser jinete de sí mismo
Y se dio a galopar en su locura,
Al que quiso colorear las vocales
Y besar la lejanía,
Al ciego que no declaraba
En las aduanas los paisajes
Que llevaba en su tacto
Y sólo quería escribir un libro
Hecho de olores y sabores,
Al que nunca acertó con el arco
Y jamás dio en el clavo de lo cierto.
Entre la calle de las certezas
Y la avenida de la soberbia,
Preferí cruzar
Por la vereda del error.
Allí me encontré viejos amigos
Que sólo leían en los libros
El colofón de las erratas.
En todos ellos
Hay más verdades
Que en los hechos comprobados
De nuestra estúpida historia.