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Número Especial mayo junio 2015 No 199

Arrecifes de coral, servicios
ecosistémicos y cambio climático

Jorge Christian Alva-Basurto
Parque Nacional Costa Occidental de Isla Mujeres, Punta Cancún y Punta Nizuc,
Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas

Jesús Ernesto Arias-González
Departamento de Recursos del Mar, Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del
Instituto Politécnico Nacional, unidad Mérida

Correos electrónicos: [email protected] y [email protected]


Langosta Foto: Alejandro Vega Zepeda

Los arrecifes de coral constituyen uno de los ecosistemas más diversos y complejos del planeta, poseen una gran variedad de hábitats con procesos biológicos y ecológicos altamente complejos. Desde el punto de vista antropocéntrico son muy valiosos debido a los servicios ambientales que proporcionan. De los principales servicios que se obtienen de estos ecosistemas se encuentra la obtención de materia prima para uso farmacéutico y construcción. Pero además son una fuente muy importante de alimentación ya que generan una gran variedad de recursos pesqueros, brindan protección a la costa y son primordialmente áreas recreacionales, estéticas y culturales y, por todo ello, de gran importancia económica.

Los servicios ambientales se clasifican en tres grandes tipos: 1. servicios de provisión o aprovisionamiento, los cuales abarcan los recursos naturales y todos aquellos derivados del funcionamiento de los ecosistemas que podemos consumir directamente; 2. servicios de regulación, que incluyen procesos complejos que regulan las condiciones ambientales en las que vivimos, y 3. servicios culturales que son los beneficios no tangibles que se obtienen a través de experiencias y de construcción de capacidades como fruto de la interacción entre los seres humanos y los ecosistemas (Fig. 1).


Figura 1. Marco conceptual de los servicios ecosistémicos de los sistemas arrecifales coralinos. Interacción entre el ecosistema arrecifal coralino y la sociedad (Alva-Basurto y Arias-González, en preparación).

A nivel global se estima que aproximadamente el 60 por ciento de los servicios ambientales que proveen los arrecifes a la sociedad han disminuido durante los últimos años debido a actividades antrópicas. Es innegable que las concentraciones atmosféricas de gases de efecto invernadero han aumentado desde tiempos preindustriales debido a actividades humanas, sobre todo por la utilización de combustibles fósiles y los cambios en el uso de los suelos.

En las últimas décadas, el impacto generado en los arrecifes coralinos debido a las actividades humanas se ha incrementado dramáticamente. Entre los impactos, destacan el desarrollo costero a un ritmo acelerado, escorrentías con exceso de sedimentos o nutrientes (eutrofización), contaminación de las costas, actividades de buceo recreativo no responsable y la sobreexplotación pesquera.

Asociado a los impactos antrópicos, está el cambio climático que contribuye afectando de manera significativa la estructura y función de los arrecifes de coral, lo cual ocasiona pérdida o disminución de especies. Entre los principales impactos resultantes del cambio climático destaca el incremento en la frecuencia e intensidad de los huracanes, el cambio en la temperatura del agua y la disminución de las concentraciones del pH y del oxígeno disuelto.

Se ha identificado a nivel mundial que el cambio en la temperatura del océano es uno de los principales impactos estresantes en los arrecifes de coral. La temperatura es una de las variables más importantes que limita la distribución de los ecosistemas arrecifales coralinos (entre 18 y 30 °C).

Sin embargo, es irrefutable que cuando la temperatura del agua se eleva 1-2 °C por arriba del valor máximo registrado para una localidad en particular, ocasiona que los corales se blanqueen y subsecuentemente mueran. En diversas investigaciones se ha encontrado que las anomalías térmicas de 31 °C pueden provocar el blanqueamiento de corales, lo cual provoca un cambio de fase en el ecosistema. Es decir que los arrecifes dominados por corales son remplazados por arrecifes dominados por macroalgas, corales blandos, esponjas o erizos.

El oxígeno tiene un papel importante en la estructura de los ecosistemas marinos, controlando la distribución espacial y temporal de microorganismos, peces e indirectamente de mamíferos marinos. Una de las consecuencias químicas del incremento en la temperatura del agua es la disminución en la concentración de oxígeno disuelto.


Banco Chinchorro

Se ha predicho que la concentración de oxígeno disuelto disminuirá de 1 a 7 por ciento a nivel mundial en los próximos cien años. La sensibilidad y susceptibilidad a las bajas concentraciones de oxígeno (hipoxia) varía considerablemente entre los organismos. Por lo que los impactos biológicos y ecológicos de la hipoxia son extremadamente complejos y difíciles de estimar.

No obstante, se ha encontrado que los peces y crustáceos tienden a ser más sensibles a las concentraciones de oxígeno que los bivalvos y gasterópodos.

El incremento en las concentraciones de bióxido de carbono (CO2) disuelto en el agua da lugar a la acidificación del océano, lo que lleva a la disminución de las tasas de calcificación en organismos calcificantes. El pH medio del océano es entre 7.9 y 8.3, que es el intervalo óptimo para el desarrollo de organismos marinos.

Sin embargo, la disminución de los valores de pH en el agua de mar induce mortalidad en invertebrados marinos mediante la generación de altos niveles de ácido carbónico en los fluidos y los tejidos de los organismos, un proceso conocido como acidosis.

De los ecosistemas más sensibles al cambio climático se encuentran los arrecifes de coral. Actualmente, los cambios en las condiciones ambientales comienzan a exceder la tolerancia de esos ecosistemas, afectando significativamente la biodiversidad y los procesos clave.

Las complejas interacciones entre las especies y el ambiente en los diferentes hábitats arrecifales, hacen que al ser impactado un componente del ecosistema tenga consecuencias en toda la estructura y función.

Las interacciones entre impactos antrópicos, climáticos y no climáticos (especies invasoras y enfermedades) crean sinergias, las cuales producen más daño. Por ejemplo, los corales que están expuestos a contaminación, turbidez, tasas altas de sedimentación y patógenos son más susceptibles a episodios de blanqueamiento. De manera similar, arrecifes que tienen poca densidad de peces herbívoros debido a la sobrepesca suelen recuperarse más lentamente de episodios de blanqueamiento, permitiendo que las macroalgas dominen el sustrato después de una mortalidad significativa de los corales.

Se sabe poco sobre los efectos del cambio climático en los arrecifes de coral, por lo que el conocer los impactos potenciales que ocasiona podría mejorar las acciones de manejo y conservación del ecosistema. El reto es enorme e implica el establecimiento de estrategias de adaptación basadas en las respuestas de los ecosistemas, lo cual podría dar herramientas a los administradores de recursos ante un clima cambiante.

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