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V

otar en libertad es la esencia de la democracia. Estoy seguro que cuando los hombres y mujeres de las calles de nuestros pueblos soñamos en el México que anhelamos, la respuesta es clara: aspiramos a tener un México más justo, más libre, más fuerte y más competitivo. Ese México sí es posible si votamos en libertad. Porque votar en libertad nos convierte en ciudadanos responsables, honestos y apegados a la legalidad. Ciudadanos justos y solidarios, comprometidos con la equidad, con el diálogo y la paz, con la concordia, con la justicia y la libertad. Ciudadanos participativos y comprometidos con las causas del México cotidiano de los que menos tienen.

Los hombres y mujeres en sociedad somos creadores y transformamos nuestro entorno. Así generamos cultura y construimos valores. Y gracias a la pasión y a los ideales de generaciones y generaciones de mexicanos uno de los valores más importantes para nosotros es el de la democracia. No sólo como sistema político, sino como forma de vida basada en la libertad y en la responsabilidad. Sustentada en la tolerancia y el diálogo como métodos para dirimir con respeto las diferencias y construir acuerdos.

Votar en libertad tiene las mejores consecuencias en las maneras en que convivimos, en las estrategias con las que buscamos satisfacer nuestras aspiraciones de bienestar y desarrollo. Votar en libertad influye en la persona en su escala más humana, tiene un impacto en la justicia social, genera más igualdad de oportunidades y hace de México una nación más viva, más justa y más libre.

Millones de mujeres y hombres de todo el país estamos convencidos de consolidar una nueva tradición democrática de México. Sabemos que con nuestro voto alcanzaremos el propósito rector de sembrar sueños para la nación. Porque como una gran fuerza ciudadana podemos sembrar las condiciones para garantizar un proceso democrático ampliamente participativo que privilegie la certeza y la legalidad.

Es fundamental acrecentar nuestra confianza en la participación de los ciudadanos en la vida pública para humanizar y hacer honesta la política. Con la certeza de que así privilegiamos la dignidad de las personas, con la seguridad del compromiso que siempre hemos de mantener con la verdad frente a la manipulación, al control de las conciencias. La honestidad para votar en libertad también nos hace libres: libres de mentiras, libres de sospecha, libres para hacer el bien.

El autoritarismo debe encontrar en la dignidad del voto ciudadano una barrera firme y poderosa que le impida instalarse en la vida pública. El voto libre es una barrera contra la corrupción. Con el voto en libertad, ni autoritarismo ni corrupción para México. Frente al autoritarismo que busca preservar los privilegios hemos de invitarnos a construir espacios inéditos para las iniciativas y la participación de la sociedad. Porque es una tarea urgente acabar de una vez y para siempre con la cerrazón que no escucha y que busca que las decisiones sobre la vida pública sean tomadas por unos cuantos.

La acción sin descanso de la sociedad civil en el momento de votar nos habla de una democracia que se articula a lo cotidiano: a la vida de las comunidades, a su capital social y a sus procesos de participación.

Así, juntos, con la fuerza del voto de la sociedad civil, podemos hacer que en la vida pública el yo se convierta en nosotros. No permitamos que se imponga el reposo porque los retos pendientes son muchos y la amenaza de retroceso está latente en todos los ámbitos de la vida pública. Trabajemos fuerte y con pasión. Porque la transformación política que requiere México consiste en trasladar el poder a los ciudadanos. Vayamos juntos a sembrar el valor de la civilidad como una cultura que enaltece el respeto y rechaza la violencia. Votar en libertad es una invitación a impulsar una labor desde abajo, desde la base social, para recuperar a la política como un espacio de todos los ciudadanos.

Al votar en libertad construimos el espacio político como una dimensión fundamental de la nación para llevar a cabo el mandato de los ciudadanos de construir con ellas y ellos un estado de derecho. Fortalecemos así a la sociedad civil como el actor más importante en la construcción democrática que México necesita. La convicción es clara. No hay estado de derecho sin una sociedad segura, libre, en constante desarrollo y con cada vez más y mejor calidad de vida, ampliamente participativa, justa, incluyente, plural y solidaria.

La cultura democrática de los mexicanos de la calle es nuestro capital social más grande y efectivo. La voluntad de participar de manera informada y responsable representa la posibilidad de convertirnos en una ciudadanía más crítica, más orientada por los valores de la democracia.

Al votar en libertad tenemos la oportunidad de recuperar la sabiduría y la imaginación creadora de tantos grandes mexicanos del siglo XX que lucharon para fortalecer nuestra democracia. La lista es larga. Recuerdo sólo a tres: Manuel Gómez Morín, Carlos Madrazo, Heberto Castillo. Como a ellos, votar en libertad nos convierte en hombres y mujeres más fuertes, más libres y más valientes.

Vayamos a votar en libertad. Es una invitación a honrar los valores del México más combativo. Votemos en libertad y construyamos, juntos, el México incluyente y comunitario que soñamos.

Twitter @cesar_moheno