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El modelo sueco ante la globalización
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ace unos días se celebró en el Centro de Conferencias de la ciudad de Estocolmo, Suecia, la reunión del Comité Ejecutivo Internacional de IndustriALL Global Union, con la asistencia de miembros y representantes de más de 140 países. Los asuntos que abordamos fueron sumamente interesantes, con acciones y propuestas específicas para impulsar el crecimiento, reducir la desigualdad y sentar las bases de un verdadero desarrollo con menos injusticias y mayores oportunidades para la clase trabajadora y la población del mundo.

En la reunión se hizo ver con claridad la tendencia creciente hacia la concentración del ingreso en cada vez menos empresas, regiones o países, que actualmente está sucediendo en el ámbito internacional, así como la conducta de las grandes compañías multinacionales que sin ética han actuado con voracidad y ambición desmedida, así como muchos gobiernos que las solapan otorgándoles más privilegios y concesiones. Las discusiones se centraron en varios países y de manera global, con pronunciamientos para evitar la violación de los derechos laborales y humanos, además de defender la negociación colectiva y rechazar los ataques constantes al medio ambiente, la democracia y la libertad sindicales.

Una de las conclusiones fue que es necesario establecer una nueva estrategia laboral y política para obligar a todas las compañías y gobiernos a actuar con mayor responsabilidad social, a luchar por una mayor justicia y dignidad para la gran mayoría de la población mundial. Se analizó la situación de México respecto de las violaciones a los derechos sindicales y al sistema de contratación colectiva. Asimismo, la de Myanmar sobre el cambio de la dictadura militar a la democracia; la de Etiopía, como ejemplo de industrialización de un país africano; la de Georgia, el proyecto para establecer sindicatos en un ambiente neoliberal, y la de China, la cuestión de cómo conducirse frente a un gigante industrial en constante cambio. Por supuesto, también fue valorada la situación de las economías de Europa y de los organismos internacionales.

Uno de los momentos estelares de la reunión del Comité Ejecutivo fue la asistencia y participación del primer ministro de Suecia, Stefan Löfven, antiguo líder del Sindicato de Trabajadores Metalúrgicos de Suecia (IF Metall), quien fue electo presidente de su partido político de la social democracia y posteriormente primer ministro de esta interesante y desarrollada nación. Su intervención fue muy bien recibida y también el mensaje que dirigió a sus compañeros de lucha de otra época. Al final decidió aceptar preguntas, y yo le formulé un comentario y después una cuestión que llevaba un gran fondo.

Primero lo felicité por su sencillez, que me impactó, ya que en sus respuestas a cada pregunta contestó dirigiéndose por nuestros nombres, cualidad no muy practicada por los políticos, pero además traía un muy discreto equipo de seguridad. Segundo, le agradecí la claridad de conceptos e ideas propositivas en su conferencia titulada Globalización y justicia social. Él, en su respuesta, mencionó que los países de Escandinavia, y Suecia muy en lo particular, en los años 70 y 80 decidieron cambiar de modelo de desarrollo para buscar incluir a la mayoría de la sociedad en la economía formal, darles más oportunidades y un mayor bienestar.

Destacó que la igualdad es motor para promover el desarrollo sostenible. Señaló que actuar con justicia y responsabilidad social, así como tratar con dignidad y respeto a los trabajadores puede generar más utilidades, en un esquema de ganar-ganar. Fue muy claro al decir que aunque no se puede copiar un modelo como el de esos países, sí se pueden realizar adecuaciones cuando hay voluntad política de impulsar el verdadero desarrollo. No cabe duda de que Suecia se ha convertido en ejemplo y en inspiración para muchos países. El primer ministro Löfven ofreció abrir las puertas de su experiencia y compartirla solidariamente. Sería de gran importancia que fuera escuchado y siguieran sus consejos en México.

En ese momento recordé, y se lo comenté al premier Löfven, lo que sucedió en México hace 10 años en una cena que organizó el entonces presidente Vicente Fox con su esposa Marta Sahagún en la residencia oficial de Los Pinos con cuatro líderes sindicales y nuestras esposas, además de los secretarios del Trabajo y de Economía de su gabinete. Fox nos preguntó qué propuestas podíamos formular para ayudar a México a salir de la crisis, el estancamiento y la creciente pobreza. Ante el silencio de los invitados, tomé la palabra para sugerir que el gobierno debería estudiar con más cuidado el ejemplo de los países de Escandinavia para entender cómo cambiaron sus estrategias económicas, salieron del atraso y se convirtieron en naciones desarrolladas con gran respeto en el mundo.

Mencioné que todos ellos, cuando decidieron cambiar de modelo de desarrollo, a través de una nueva política, mejoraron la eficiencia productiva, incrementaron los niveles de consumo e inversión por medio de mayores salarios, crearon un sistema de educación y de salud gratuitos que se pagan con los impuestos, aumentó el grado de sindicalización (entre 80 y 90 por ciento de todos los trabajadores son afiliados a organizaciones) y redujeron dramáticamente los niveles de corrupción.

En conclusión, estudiando estos casos de éxito –le dije a Fox–, mucho podríamos lograr para adaptar los esquemas factibles para México. La respuesta no se hizo esperar, pero no en boca del entonces presidente, sino de su esposa Marta Sahagún, que de inmediato contestó: Bueno, eso está muy lejos. Mi último comentario fue, con el debido respeto, no estoy hablando de distancias geográficas, sino de ejemplos de éxito a seguir, no a copiar.

IndustriALL Global Union, organización sindical con más de 50 millones de miembros, está jugando un papel muy destacado para buscar caminos y métodos que contribuyan a una mayor equidad, pero al mismo tiempo está en pie de lucha para contribuir a la organización de muchos jóvenes y mujeres y su participación activa en las filas de una nueva estrategia mundial que seguramente dará buenos resultados en un futuro cercano. Para mí en lo personal, es un ejemplo claro y rotundo, aunque se incomoden los empresarios retrógrados y los políticos corruptos que se han convertido en una carga y un lastre para la sociedad.

Es un orgullo y una gran distinción que desde 2012 me hayan electo para ser el único miembro por parte de México del Comité Ejecutivo de esta trascendental organización.