Opinión
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A la mitad del foro

Bandos y bandazos

U

na larga, interminable discusión en torno al valor o la inutilidad de anular el voto; privar de lo efectivo al sufragio calificado así en el proceso histórico de la república federal democrática y laica. Sufragio efectivo. No relección, decían los documentos oficiales y los discursos de jilgueros que cantaban las glorias de la democracia real, la de justicia social, en contraste con la democracia formal, de voto emitido, voto contado, voto que cuenta. Y finalmente llegamos a la democracia sin adjetivos. Y a la encrucijada de la democracia despreciada, desdeñada, por los electores perdidos en el laberinto de la desigualdad y la marginación.

El caso es que hoy van a las urnas más millones de mexicanos que en toda elección intermedia previa. Sea cual sea el efecto final del miedo sembrado en las cañerías de las redes sociales y las alarmas de los combatientes de las guerrillas urbanas con las que concluyó el corto y feroz siglo XX. Hay cónclave de notables para quienes anular el voto se traduciría en el más efectivo sufragio para derrocar a los políticos y sus partidos de la pluralidad uniformadora y otros contrasentidos por el estilo. A eso llaman boicotear las elecciones los negociadores sin fin en las filas de los subversivos declarados que ostentosamente declaran que los programas docentes y los salarios del magisterio no son su objetivo final: que es la victoria popular del pueblo, como dijeran los de Oaxaca al abandonar Ulises el sitio de Oaxaca-Troya.

Hoy, a prueba el oxímoron de la era. De la reforma educativa, reforma constitucional y estructural, añadían los dependientes de la demolición de las estructuras institucionales que nos hicieron lo que somos. Reforma que obligadamente empezaría con el levantamiento de un censo y las cunetas claras en el quehacer en las aulas, los que ahí laboran y lo que ahí se transmite a los educandos. Puro sentido común. Y hasta la expectativa de que se mostraran acordes los de la coordinadora rebelde al SNTE, que para esos días era fuente de poderío político y fantasías de la maestra Elba Esther Gordillo, última en la sucesión de líderes vueltos caciques por el favor del régimen y defenestrados por el desfavor del mismo.

Todo hicieron los operadores de la reforma hecha posible por el afamado pacto del momento mexicano de Peña Nieto, todo, menos el trabajo político en las bases del multicolor y de auténtica pluralidad ideológica, sindicato de maestros. Discurso en Palacio Nacional y bando solemne al llegar los resultados del censo y la multiplicación de escuelas de tiempo completo. La letra con pan entra y el Estado laico reconocía la realidad al ofrecer dos comidas a cada uno de los alumnos que se dormían por hambre en los salones. Faltaba iniciar las obras materiales: techo, pisos, energía eléctrica y agua corriente en escuelas sin pupitres y con piedras como sillas.

Los viejos hábitos de guerrillas floridas y los conflictos desatados por la corrupción y la impunidad (Ayotzinapa y sus infinitos vericuetos de violencia y de injusticia) prolongaron el combate de la sinrazón y exhibieron la distancia enorme entre la clase política y los de abajo; el dominio del método de negociación inacabable, interrumpida a cada paso para gritar al exterior que el gobierno no satisfacía las demandas populares del pueblo y habría que consultar a la base en cada sección. Y el miedo paralizante de funcionarios y legisladores temerosos de ser o parecer represores, ejecutores de cruel violencia ejercida contra los manifestantes de la libertad. Todos saben que el uso de la fuerza legal es monopolio del Estado. Pero no parecen creer en el Estado, sin cuya existencia, decía Hobbes, imperaría el caos y la violencia del más fuerte.

Y lo que fuera motivo para bando solemne dio de pronto lugar a inesperados, desesperados, bandazos. En críptica frase, cuya única virtud fue la brevedad, el gobierno de la República anunció que se suspendían las evaluaciones para los solicitantes de nuevas plazas y para los docentes en activo. El motivo, algo así como presuntas nuevas circunstancias, o lo que sea su voluntad. Y se desató una tempestad entre la clase charlista, en los foros del ágora electrónica, en las páginas y espacios que son cátedra pública de nuestros muchos y variados intelectuales. ¿Cómo que se murió si me debía? Los más indignados son los señorones del gran capital, los que miden cada recorte del presupuesto y cada gesto de Luis Videgaray: no vaya a ser el diablo y haga efectivo el sistema progresivo del impuesto sobre la renta y paguen más los dueños de la renta y menos los que sobreviven con menos y menos.

Es que se aproximaba la hora. Y los bloqueos de carreteras, la toma de instalaciones públicas y, en ocasiones, el incendio de las sedes de algún Congreso local, se concentraron en el ámbito electoral. En Gobernación, una mesa de negociaciones con los de la 22 de la CNTE sentados frente al subsecretario Luis Miranda, el mismo que no encontró transporte para acudir al encuentro programado en Baja California con jornaleros agrícolas, siervos de la tierra que demandaban salario de 200 pesos diarios, salud y viviendas de mínima dignidad humana. En Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Chiapas y Tamaulipas la rebelión abierta encabezada por líderes sentados en la mesa de Bucareli, mientras sus compañeros se batían con fiereza para derribar las barreras alambradas que la autoridad levantó en el perímetro para evitar simbólica toma de la Bastilla.

En Oaxaca, las posiciones rebeldes se mantuvieron firmes. Y además de tomar instalaciones, retener empleados y ciudadanos en las plazas tomadas, decidieron bloquear las instalaciones de Pemex, evitar la distribución de gasolina, de todos los combustibles y dejar vacías las gasolineras de Oaxaca y del sur de Veracruz. Ah, lo negociado en Bucareli nada tiene que ver con la decisión de rechazar la vía del voto, dicen: boicotear las elecciones y dar una gran demostración de fuerza al rechazar el valor del sufragio efectivo, no reconocer el resultado del recuento de votos y designar autoridades populares directamente en cada pueblo, de conformidad con sus usos y costumbres.

No se trata de una broma pesada, o de la pesadilla de algún señorito llegado a puesto de mando en los vuelcos del proceso, en la transición de régimen plural en el que todos caben, a una oligarquía que ejerce el poder; a un sistema plural de partidos que sabe bien el desprecio y la desconfianza de los mexicanos del común, de la inmensa mayoría; la conocen y la reconocen, sin dejar de expresar admiración por los brotes de inconformes... en España.

Ya nada hay en la mesa, dijo el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong. Y el dirigente de la sección 22 informó que habían levantado de inmediato el cerco a las instalaciones de Pemex y nadie era retenido en oficinas o dependencia alguna. Gobernación notificó a Pemex que no reanudara la distribución por no haber garantías de seguridad. El que se quema con leche, hasta al requesón le sopla.

Hoy vamos a votar millones de mexicanos. A expresar nuestra voluntad y manifestar la certeza en que quien vota, manda. Y el que sume más votos será nuestro mandante. A nuestro servicio. No hay otra manera de ejercer ese derecho y ese mando. Salvo que se tomen las armas y se haga una revolución.

Hoy habrá personal de las fuerzas armadas atentas a salvaguardar la paz en el proceso electoral. Pero afuera, a distancia de las casillas. Como lo dicta la norma. Ya basta de debates bizantinos.