Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Suplemento Cultural de La Jornada
Domingo 7 de junio de 2015 Num: 1057

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Andrés Bello, la
sabiduría y la lengua

Leandro Arellano

La neomexicanidad en
los laberintos urbanos

Miguel Ángel Adame Cerón

Un poema
Jenny Haukio

Sobre los librotes
José María Espinasa

Contra las violencias
Fabrizio Lorusso

Günter Grass: historia,
leyenda y realidad

Lorel Manzano

Carrington y
Poniatowska:
encuentro en Liverpool

Ánxela Romero-Astvaldsson

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Columnas:
Bitácora bifronte
Ricardo Venegas
Monólogos compartidos
Francisco Torres Córdova
Mentiras Transparentes
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De Paso
Ricardo Yáñez
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Las Rayas de la Cebra
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Retoma conocimientos filosóficos y empíricos prehispánicos
en franca reacción antineoliberal

Miguel Ángel Adame Cerón

I

El boom del movimiento de la neomexicanidad o grupos/colectivos de la neo-mexicanidad, forma(n) parte de un proceso cultural con elementos de new age, hibridización, subalternidad y neonativismo/neonacionalismo/neoindianismo sui generis, que ha tenido su foco de crecimiento en los últimos treinta o treinta y cinco años en las ciudades del centro de la República Mexicana, particularmente Ciudad de México y su zona conurbada. (Además, en los últimos diez o quince años se ha proyectado globalmente mediante redes de la “llamada de la nueva era” y del “encuentro de tradiciones”, especialmente hacia el resto de América y Europa). Por tanto, es un movimiento fundamentalmente urbano (aunque con conexiones rurales por la composición de muchos de sus líderes en el inicio del boom, y con actuales nexos rururbanos principalmente con etnias nahuas) que se vincula y participa del advenimiento e implantación del neoliberalismo postmoderno globalizador y desnacionalizador. Su participación como “movimiento sociocultural” es paradójica, pues al mismo tiempo que su crecimiento es consecuencia de la instalación de ese neoliberalismo en México, también podemos decir que dicho auge se debe a su posicionamiento antineoliberalista cuestionador de su actuación política ideológica desnacionalizadora que cada vez se ha hecho más cínica (la actuación de los partidos políticos oficiales –principalmente PRI/PAN/PRD/PVEM– en la desexpropiación petrolera es la prueba culminante de ello).

II

Participan en dicho movimiento o fenómeno sociocultural, específicamente en su expansión de los últimos treinta años, incorporaciones sustantivas de jóvenes adultos, jóvenes a secas y jóvenes adolescentes principalmente clasemedieros mestizos que se han visto atraídos por los siguientes aspectos a considerar:

a) El fuerte sentido de pertenencia grupal o colectiva que brindan y alientan de variadas formas y modalidades los grupos de la neomexicanidad.

b) El discurso reivindicador y alabador que se maneja al interior de esos grupos/colectivos de una historia y una tradición aguerrida y, sobre todo, gloriosa de los antiguos mexicanos, y que tiene que ver, se insiste, con la matriz de la historia más profunda (mesoamericana y prehispánica en general) de este país-nación, que además tiene una aguda pertinencia en la situación presente de constantes crisis y de imposiciones extranjeras de modelos, tratados, modas, valores, etcétera, imperialistas antinacionalizadores y desnacionalizadores.

c) Un aspecto integrado pero particularizado de ese discurso es el de la “sabiduría milenaria” que en los hechos rebasa lo meramente discursivo y entra a la cuestión práctica, pues esos grupos estudian, investigan, re-construyen, cultivan y difunden saberes y conocimientos filosóficos y empíricos (por ejemplo en los llamados calpullis y calmecacs) en torno a los mexicas y otro grupos de origen mesoamericano a lo largo de la historia, teniendo como punto de origen y referencia la época prehispánica o del México antiguo, por ejemplo, conocimientos astronómicos, calendáricos, lúdicos, sobre literatura, artes marciales, salud, alimentación, música, etcétera.

d) Los aspectos ritualísticos/ceremoniales/espirituales que se conservan y practican enfáticamente (más o menos ajustados y adaptados a estos tiempos) por parte de estos grupos, se configuran como núcleos de cohesión y continua atracción tanto de los miembros como de los nuevos y potenciales adeptos. En mi consideración los dos rituales más poderosos que dichos grupos usan son, por su envergadura histórica y su vitalidad actual, pero esencialmente por su fuerza de religere vivencial y energético corporal (ver mi texto: Éxtasis, misticismos y psicodelias en la posmodernidad, Edit. Taller Abierto, 1998), los que a continuación se mencionan:

1. Los círculos de danzantes con su parafernalia dancística (experiencial-simbólica): confecciones y utilización de ofrendas para “marcar” los espacios, el permiso hacia los rumbos del universo, el empleo de instrumentos musicales principalmente de origen prehispánico, indumentarias que imitan o recuerdan la de los guerreros mexicas, cantos, exclamaciones, etcétera. Estos círculos aprovechan varios lugares arqueológico-significativos de Ciudad de México y sus alrededores (particularmente lo que fue el corazón territorial de los grupos prehispánicos de la Cuenca; por ejemplo, El Templo Mayor, Tlatelolco, Cerro de la Estrella, Atzcapotzalco, Tacuba, Tepeyacac, etcétera).

2. Las corridas de temazcales con sus elementos ecológicos, ceremoniales e higiénico-medicinales (terapéuticos) y simbólico-espirituales. Para este tipo de baños de vapor existen sobrevivencias y resurgimientos en varias zonas del centro, sur, occidente, golfo de México, etcétera, pero los grupos de la neomexicanidad han sabido mantener, adecuar y manejar estructuras codificadas de su procedimiento y algunos han formado especialistas en sus aplicaciones.

3. Las participaciones verbales, oratorias y discursivas que forman parte, complementan y se agregan a los dos rituales anteriores. Los sujetos participantes en las ceremonias, solemnidades y rituales (por ejemplo para abrir y cerrar los “círculos” de las danzas o dentro de las “puertas” de los temazcales) hacen uso de la “palabra” de manera devocional, para expresar sus sentires, opiniones y situaciones; para ello existe un “dador de la palabra” que funge como maestro de la ceremonia.

Sin lugar a dudas, es el primer tipo de ritual (el dancístico) el que por sus condiciones de relativa facilidad de puesta en acción y por su versatilidad de ser utilizado en otras ceremonias y acontecimientos en varios escenarios, principalmente los urbanos y rururbanos, además de su integralidad, es el que constituye el eje central de sus expresiones y representaciones grupales.

Estos aspectos enumerados hacen que su “oferta” en el “mercado” o “circuito” de la “Nueva Era” o las “Nuevas Religiosidades” o incluso en las “Nuevas Politicidades” y/o “Espiritualidades” (fenómeno sociocultural que acontece principalmente en las ciudades) se sitúe como importante o atrayente a ciertos sectores juveniles (y no tan juveniles) en términos de sus posibilidades identitarias y de resistencia; es decir, en una opción propia (con tintes ideológicos y del imaginario que aparecen y se presentan como mexicana, azteca, nacional, tradicional, india, profunda y/o histórica) de “re-invención” de tradiciones ante lo que concibe y se percibe como nueva oleada de lo “externo” o extranjerizante que ya se implantó y avasalla a México y a otras naciones de América.

De la misma manera y en general, la neomexicanidad se presenta como alternativa también ante otras “opciones” identitarias (por ejemplo,“tribus juveniles urbanas” o grupos de la new age), adictivas (drogas, alcohol), violentas (pandillerismo o bullyings) y depresivas (jóvenes participantes en los llamados “juegos de la muerte”) y no originarias de aquí o de un “nosotros auténtico”, “autóctono” o “mexicano de a de veras”.

Cabe señalar, pues, que dichos aspectos brindan al mismo tiempo identidad y experiencias tanto de colectividad como personales o de individuo a los sujetos que andan en la (s) búsqueda (s) de esas nuevas identidades, espiritualidades y politicidades.

Cabe asimismo recalcar que ante la grave situación en México de deterioro económico de la clases medias y populares, más los desgastes de las religiones, de los partidos (inclusive del sistema educativo) oficiales junto al empuje privatizador comercializador, esas búsquedas se han acelerado, ya que las pérdidas, desvalorizaciones y confusiones que principalmente viven los jóvenes los llevan a situaciones críticas a nivel emocional, moral, económico e ideológico, por lo que los aspectos arriba señalados ahora se entrecruzan.

Consideramos, bajo estas condiciones, que los grupos de la neomexicanidad han sido un polo relativamente exitoso de atracción, pues a diferencia de otros grupos neoagerianos (grupos minoritarios religiosos, grupos esotéricos, grupos de las tribus urbanas) combinan más o menos equitativamente identidad, espiritualidad y politicidad. Además, cada grupo de la mexicanidad lo aplica más o menos rigurosamente, más o menos flexiblemente en sus “neomilitancias”, “neoactivismos” o “neoadherencias”.

III

En términos de su impacto político, social y económico como fenómeno urbano, podemos decir que, en efecto, ha venido creciendo poco a poco. Muchos grupos han sabido y podido negociar y renegociar, consiguiendo espacios más o menos cerrados o más o menos abiertos, ciertos recursos, reconocimientos y posibilidades de participaciones. Por ejemplo, en actos, actividades, infraestructura, promoción y difusión.

Es importante observar que la llegada a Ciudad de México (desde 1997) de un gobierno central (y por tanto autoridades también delegacionales) de un partido de la izquierda institucionalizada (y presuntamente pronacionalista), el PRD (Partido de la Revolución Democrática); es un factor que ha posibilitado el aprovechamiento de dichos elementos a favor de varios grupos de la neomexicanidad con beneficios políticos también para las instancias de gobierno. Ello no ha implicado que estos colectivos necesariamente pierdan su relativa autonomía y perfil propios; por el contrario, se ha sabido presionar y “negociar”.

Por último, es importante destacar que el movimiento de la neomexicanidad y sus agrupaciones no presentan situaciones de homogeneidad, por ello es que la sintética caracterización aquí ensayada ha sido sólo a nivel tendencial, pues así como han crecido y se han expandido los grupos adentro y afuera del DF (incluso a nivel internacional), también podemos decir que existen diferentes posturas, actitudes personales y de grupo en ellos y entre ellos, pues existen modalidades políticas de alianzas y enfrentamientos en el seno del mismo movimiento e igualmente para con diferentes instancias de autoridad local o central.