Opinión
Ver día anteriorMiércoles 10 de junio de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Apuntes electorales
C

andidatos independientes y el partido Morena se alzaron con muy significativas victorias. Supieron vencer las carretadas de dinero de la partidocracia, y han abierto resquicios que pueden ensancharse más si un sector amplio de la ciudadanía se identifica con su línea de lid política y sufraga en su favor en las elecciones de 2018.

Los reflectores se han orientado hacia Jaime Rodríguez, El Bronco, vencedor en las elecciones para la gubernatura de Nuevo León. No solamente obtuvo la victoria, sino que vapuleó a sus contrincantes del PRI, Ivonne Álvarez, y a Felipe Cantú, del PAN. Rodríguez contó con apoyos entre los poderosos empresarios de Monterrey, pero sería una deformación afirmar que fue tal respaldo el que determinó que ganara en las urnas. Los y las votantes neoloneses mostraron su hartazgo del bipartidismo que se repartió la entidad, tanto PRI como PAN perpetraron corruptelas que no tuvieron costos penales.

El Bronco ha levantado expectativas en la ciudadanía de Nuevo León, la que anhela una administración honesta, ejercicio eficiente y transparente del presupuesto público, y que lleve a las instancias legales a quienes han sido señalados de tráfico de influencias para enriquecerse. El Bronco tiene que hacer frente a la impunidad que ha cobijado a conocidos personajes cercanos al gobernador Rodrigo Medina, quien también ha sido señalado de malos manejos en su gobierno. Veremos si el apoyo empresarial no le resulta a Jaime Rodríguez en intentos de maniatarlo, o si él mismo se limita para no tocar los intereses de sus aliados.

Pedro Kumamoto, un candidato mucho menos conocido que El Bronco y sin los recursos financieros de éste, tuvo una victoria prometedora para el conjunto de la sociedad que busca nuevas formas de participación electoral, libre de los intereses de los partidos políticos. Kumamoto, de 25 años y con 18 mil 500 pesos que le asignó el Instituto Nacional Electoral, hizo una campaña imaginativa y fresca que le llevó al triunfo en el distrito 10 de Jalisco, y ocupará una curul en el Congreso local. Otros y otras ciudadanas bien pueden seguir el modelo de Pedro, construir redes que les atraigan votos y venzan al sistema partidista que se nutre del derroche financiero. Otro candidato independiente, Alfonso Martínez, obtuvo el triunfo por la alcaldía de Morelia y reivindica una vía que debieran analizar detenidamente quienes promovieron el voto nulo y la abstención.

El triunfo de Morena en su primera prueba electoral es contundente. Alcanzó casi 9 por ciento de la votación nacional. Lo hizo a contracorriente del dispendio y continuados esfuerzos cooptadores de votantes a quienes los partidos políticos prodigaron toda clase de dádivas. En la ciudad de México la contundencia de Morena le propinó al PRD un mazazo del que difícilmente podrá levantarse.

En la capital del país, dice Carlos Navarrete, presidente del PRD, su partido no tuvo una debacle, sino una recomposición. Pero resulta que la recomposición dejó a los perredistas con seis delegaciones, a Morena con cinco, al PRI con tres y al PAN con dos. Si fructifica la impugnación de Morena a los resultados electorales en Iztapalapa, entonces el PRD se va a quedar sin uno de sus bastiones históricos.

Carlos Navarrete y otros dirigentes perredistas intentan un control de daños al declarar insistentemente que la división de la izquierda ha sido nociva y le afectó especialmente al PRD. Lo corrosivo fue la forma en la cual el perredismo se desgastó en el ejercicio del poder, al encubrir múltiples casos de corrupción cometidos en distintos niveles de sus gobiernos. Llegaron al gobierno de la ciudad en 1997, y por 18 años dominaron ampliamente las administraciones delegacionales. En los últimos años la degradación perredista le alejó a su mayor electorado, el del Distrito Federal, y el domingo pasado la derrota augura mayores descalabros en los años por venir.

Morena venció en 16 distritos electorales, mismos que alcanzó el PRD. La bancada de Morena será combativa y no le permitirá a los perredistas manejarse como lo hicieron en la Asamblea Legislativa desde 2000, cuando tuvieron plena mayoría y la mantuvieron por década y media.

Morena tiene en las delegaciones que ganó la oportunidad de ejercer el poder de una manera sustancialmente diferente a la realizada por los perredistas en los años recientes. Hacer gestiones diferentes para bien con las administraciones de los delegados del PRD puede dar a Morena autoridad moral que le fortalezca para próximas elecciones. Es en el ejercicio del poder real donde la ciudadanía va a prestar atención, serán los indicadores de la vida cotidiana los que van ser evaluados y si en ellos los funcionarios de Morena resultan contrastantes para mejor, entonces el horizonte de todo el movimiento será necesariamente mejor. Hay que mirar bien el espejo que refleja la debacle perredista y cómo se diluyó en sus mismas incongruencias y yerros que no quiso ver.

Finalmente, en el caso de Guerrero ha quedado claro que el voto duro del PRI ha sido suficiente para darle el triunfo en la entidad. Ni tratar de evitar la instalación de urnas, ni llamar al abstencionismo o el voto nulo, tampoco bloquear o quemar instalaciones del Instituto Nacional Electoral fueron acciones efectivas para evitar las votaciones del domingo ni evitar el retorno del PRI. Es mejor buscar un caudal de sufragios que haga imposible que la sola expresión del voto duro priísta, o de otro partido según sea el caso, lleve a gobernar a una opción partidista indeseada por la mayoría de la población.