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La gestión de la presidenta, considerada pésima o mala por 65% de brasileños, según sondeo

Lula tiene derecho a hacer críticas, responde Rousseff
 
Periódico La Jornada
Miércoles 24 de junio de 2015, p. 20

Sao paulo.

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, está molesta por los ataques a su gobierno formulados por su antecesor y padrino político, Luiz Inacio Lula da Silva, refirieron asesores de la mandataria al diario Folha, quienes atribuyeron esa actitud a los esfuerzos del ex gobernante por buscar un tercer mandato en 2018.

Lula declaró el fin de semana que el gobernante Partido de los Trabajadores (PT), fundado por el ex presidente en 1980, requiere una revolución interna, y dijo que la organización ha perdido el sentido de la utopía.

Esta no es la primera vez que Lula se queja de Rousseff, pero en esta ocasión sus cuestionamientos alcanzaron al partido que llevó al poder al ex dirigente sindical.

En respuesta a las críticas, Rousseff hizo una breve declaración a reporteros, este martes, en la que señaló que todos tienen derecho a hacer críticas, especialmente Lula Da Silva, que es muy criticado por ustedes los periodistas.

Las diferencias entre los dos políticos se hacen públicas en momentos en que la popularidad de Rousseff se ha desplomado.

Una encuesta difundida el fin de semana por el Instituto Datafolha revela que 65 por ciento de los brasileños consideran mala o pésima la gestión de la mandataria, en el poder desde 2011 y relecta en octubre pasado para un segundo periodo de cuatro años.

El apoyo a Rousseff cayó en parte por los escándalos de corrupción en la presente administración, particularmente en el manejo de la estatal Petrobras, bajo investigación de las autoridades policiales por presuntos sobornos.

La investigación comenzó hace 16 meses y, según el fiscal Carlos Fernando dos Santos, es probable que las pesquisas se prolonguen dos años más. Ejecutivos de una docena de empresas, incluida la mayor constructora de América Latina, han sido acusados de inflar el valor de contratos para canalizar dinero a partidos políticos y particulares.