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La especie amazónica amenaza la pesca

Devasta pez diablo sistema lagunar en Tampico y Veracruz

La captura de variedades comerciales se ha desplomado hasta 50%

Nulo apoyo oficial

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Pobladores de Tampico, Tamaulipas, combaten la propagación del pez diablo, especie que devora plantas, huevecillos y crías de mojarra, robalo y tilapia, además de destruir redes y otras artes de pesca, lo que afecta a miles de familias que se dedican a esta actividadFoto David Castellanos
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 29 de junio de 2015, p. 28

Tampico, Tamps.

El pez diablo, proveniente del río Amazonas, está exterminando la flora y la fauna del sistema lagunario de Tampico, alertaron biólogos del Centro de Estudios Tecnológicos del Mar (Cetmar). Advirtieron que si las autoridades no frenan su propagación en tres o cuatro años toda la laguna de El Chairel estará invadida.

José Arturo Cuéllar González, jefe del proyecto del pez diablo del Cetmar 9, en Ciudad Madero, subrayó que miles de familias de Tamaulipas y del norte de Veracruz están en riesgo de perder su fuente de ingresos.

Pescadores de esa región recuerdan que hace 12 años cada uno llegaba a capturar al día hasta media tonelada de especies de agua dulce, volumen que se ha desplomado hasta en 50 por ciento a causa del pez diablo, conocido como limpiapeceras, pues come todo lo que halla a su paso.

Ya no hay pesca. Me preocupa qué vamos a dejar a las siguientes generaciones. No les estamos dejando nada de recursos, no estamos combatiendo a este pescadito, expresó Gustavo Gutiérrez Guerrero, desde hace 40 años locatario del mercado de mariscos La Puntilla, ubicado en la margen del río Panuco, que une Tamaulipas y Veracruz.

Investigadores de esta especie (Hypostomus plecostomus) señalan que pudo llegar a México en barcos procedentes de Sudamérica.

El catedrático Gustavo Gutiérrez explica que hay al menos 480 variedades de pez diablo. “En la zona nos hemos encontrado con una sola, de tipo loricárido.

Cada hembra de esta especie pone aproximadamente 5 mil huevos, y si no tiene depredadores se desarrolla de manera muy exitosa dentro del ecosistema.

A mediados de 2005 pescadores del sur de Tamaulipas reportaron a la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca) la presencia de una especie desconocida que rompía sus atarrayas y exterminaba peces de consumo humano.

Sin embargo, los pescadores no han sido escuchados, a pesar de que la pesca ha mermado bastante: de cuatro años para acá, cuando entró fuerte el pez diablo, apenas sale para comer. Se come todo tipo de huevecillo, todo animal y hasta las plantas, explicó

David Hernández, septuagenario pescador, se vio obligado a emplearse de limpiatumbas en el panteón municipal de Tampico, pues la pesca apenas le dejaba para subsistir.

En el tradicional mercado de La Puntilla existen unos 70 locatarios. Antes de la invasión del pez diablo, cada uno comercializaba a diversas regiones de México entre 10 y 12 toneladas de especies de mar, ríos y lagunas, entre ellas mojarra, robalo y tilapia, demandadas por restauranteros del centro del país.

Los pescadores sostienen que estas especies están siendo exterminadas por el pez amazónico. ¡Ya no hay!, exclama Gustavo, de la pescadería La Higiénica, quien ante las bajas ventas, al igual que sus compañeros, tuvo que despedir algunos empleados.

Según comerciantes, alrededor de 300 personas se han quedado sin empleo en meses recientes y han optado por atender sus negocios con familiares.

La presencia de la especie amazónica en los sistemas lagunarios de Tamaulipas y Veracruz ha llamado la atención de los pescadores deportivos. Hace dos años surgió el Club Capturero del Pez Diablo.

De 8 a 9 horas sacamos 80 peces diablos; luego, de las 12 a las 13 horas, sacamos 120. Y de la medianoche a la una, en la misma laguna La Herradura, casi en las misma zona, sacamos media tonelada dijo Felipe Bracho Ugarte, presidente fundador del club.

Bracho Ugarte reprocha que ninguna autoridad de los tres niveles haya apoyado a los pescadores.

Detalló que el pez diablo es acorazado como el cocodrilo, tiene gruesas espinas que destruyen los aperos de pesca y puede vivir hasta dos días fuera del agua.

Es un animal al que no han encontrado ningún tipo de beneficio. Lejos de eso, acaba con la economía de cientos de familias de Tamaulipas y Veracruz, sin que alguien haga algo. Estamos invadidos de pez diablo y al gobierno no ha abierto los ojos o le vale, concluyó.