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Andanzas

Noventa y contando...

N

unca deja de sorprender, admirar y hasta desearse, llegar a 90 años. El 24 de junio pasado los cumplió Socorro Bastida, lo que significa un gran mérito y un triunfo importante, sobre todo cuando se vive con plena salud y se tienen actividades laborales y sociales.

En días pasados un grupo importante de maestras de la Escuela Nacional de Ballet y Danza Contemporánea, del Centro Nacional de las Artes, celebraron en elegante restaurante, a manera de homenaje, el nonagésimo aniversario del nacimiento de nuestra querida maestra Socorro Bastida, ampliamente conocida en el gremio, sobre todo por cientos de alumnos que han recibido clases.

Ella llegó, como siempre, impecablemente arreglada, con el rostro fresco y manejando su pequeño carro deportivo blanco, acompañada de quien esto escribe, pues la conozco dede hace por lo menos 60 años. Recibió con tranquila emoción los abrazos, besos y saludos de los que iban arribando al notable festejo de sus 90 años.

Alegría y cariño invadieron el amplio salón, en el que en larguísima mesa los comensales se preparaban para compartir tan singular celebración.

Socorro Bastida es parte inseparable de la historia de la danza en México. No sólo se formó aquí desde muy pequeña en la escuela de las famosas hermanas Campobello, en Bellas Artes, y recibió becas en el extranjero, sino también ha desfilado por las clases de los mejores maestros de otras naciones allegados al país.

Ha interpretado casi todo el repertorio del ballet clásico presentado en esta capital, en los que ha hecho protagónicos, incluso bailando en famosas y renombradas compañías, que han visitado esta nación, como el Ballet Ruso yen otros tantos que han contado con la importante colaboración de bailarinas mexicanas en especial de figuras como Socorro Bastida en el desempeño de los repertorios tradicionales presentados en este país.

Del mismo modo, ha pertenecido y colaborado con las compañías mexicanas de ballet, así como en el nacimiento y estructuración de diversos grupos, a la par que continuó dando clases y formando gente en las instancias oficiales, incansablemente, durante más de cinco décadas.

Su presencia en el Ballet Folclórico de México de Amalia Hernández como bailarina del grupo fundador –al que yo pertenecí–, llamado Ballet Moderno de México, originalmente con Amalia, Roseyra Marenco, Alma Rosa Martínez, Edmee de Moya Hugo Romero y Florencio Illescas con su grupo musical de los Guiliguis. Posteriormente se conviritó en la gran compañía llamada Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández, con decenas de bailarines y músicos a los que nos tocó realizar la primera gira al extranjero, en este caso, Europa. Fue premiada en París en el Theatre des Nations, donde Socorro y yo fortalecimos una vieja amistad, tanto como en el diverso camino de la danza de aquellos tiempos que comprendía películas, televisión, publicidad, teatro, cortometraje, etcétera.

Sin embargo, el mérito de la diversidad de actividades de la maestra Socorro fue la constancia, el compromiso ineludible del magisterio en la danza, en el que no sólo enseñaba los pasos y evoluciones del código balletistico, sino el respeto a uno mismo, a la profesión y al público. Coyo (Socorro) difundía una especie de estilo, código o manera de ser que cubría el proceso de enseñanza y profesionalización de la dignidad y el respeto a la profesión, a la danza y a los maestros, código que rige su vida. Una persona que sin duda ha sabido impactar a sus alumnos y compañeros y alumnos con cariño y respeto, discreción y toda una forma de ser y de llevar la carrera invariablemente y conservando la vida y la salud.

La notable discreción, humildad, sencillez y eficiencia en su trabajo durante toda su vida, basada en una labor incansable, una vez más ha pasado inadvertida a los ojos de los que manipulan la danza en este país, y deciden quién merece qué o quién es quien... y sólo han dejado una vez más a la vista el favoritismo, componendas e incongruencias de un poder lleno de ignorancia, egoísmo, amiguismo e incapacidad que conforman no pocas instancias culturales oficiales, en las que no pocas veces ni están todos los que son ni son todos los que están, lo que no estaría de más, por parte de autoridades capaces de revisar y reformar el festín de la cultura entre añejos círculos.

Merecidísimo el reconocimiento a la maestra Socorro Bastida

Ojalá el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes abra sus círculos sagrados de elegidos a los que son y han sido siempre de verdad, sin ayuda o reconocimiento alguno de la oficialidad. Y, aún, hay más.